La Constitución define a Colombia como una República democrática, participativa y pluralista. La soberanía que reside en los ciudadanos se ejerce por medio de representantes elegidos libre y periódicamente. En otras palabras, vivimos en una democracia liberal, bajo la regla de una mayoría que debe reconocer y respetar los derechos fundamentales de las minorías.
Una pregunta que pocas veces discutimos, pero que es cada vez más relevante dada la coyuntura de Bogotá, es: ¿qué es la mayoría?
El pasado 31 de octubre, tras ser elegido con 32% del voto, Petro aseguró que emplearía un estilo de gobierno «dialogante»; manifestó que «Bogotá demuestra que lo que más le sirve a Colombia es el pluralismo, que la diversidad es la base de la democracia [porque eso] nos obliga, a pesar de esa diversidad o gracias a ella, a ponernos de acuerdo»; y prometió construir una «democracia de multitudes».
Sin embargo, desde entonces, Petro se ha ido en contra hasta de su propia palabra. En lugar de construir consensos, su estilo de gobierno se ha basado en imponer su criterio bajo la teoría de que su poder surge de un mandato popular. Convenientemente, el Alcalde ignora que el 68%, que hoy desaprueba la forma como se está desempeñando en su labor, apoyó otras propuestas en las urnas.
Si bien ganó las elecciones legítimamente acorde con las reglas vigentes, un mandato popular no puede surgir de un porcentaje de ciudadanos que está lejos de ser mayoría. Por eso resulta inverosímil que un líder elegido tan solo por el 32% del voto pretenda imperar sobre una mayoría clara y contundente con un estilo que hasta sus más cercanos allegados han calificado de déspota.
La insatisfacción con los pobres resultados del Alcalde, con las continuas renuncias de su equipo, con la falta de soluciones concretas, con el imperio de criterios políticos sobre técnicos en la estructuración de servicios esenciales, con un discurso que lejos de fomentar una política de amor se nutre de la discordia y promueve la desunión, haciendo de Bogotá una ciudad menos humana, ha llevado al planteamiento de revocar su mandato.
Sin embargo, esa sería una solución que trata los síntomas y no el mal. No garantiza que esta experiencia no se vuelva a repetir. Tampoco conduce a que las diversas corrientes políticas busquen construir consensos por el bien de la ciudad. Si bien la ley permite la revocatoria de los Alcaldes, ¿no tendría más sentido que su mandato representara los deseos de la mayoría desde el comienzo de su administración?
¿No va siendo hora de instaurar una segunda vuelta en las elecciones para la Alcaldía de Bogotá?
Creo en el poder de las ideas. Pienso que vivimos en el siglo de las oportunidades. Busco comprender, compartir y colaborar.
Economista (B.A.), McGill University (Montreal, QC). Abogado (J.D.), The George Washington University Law School (Washington D.C.) con un programa en derecho internacional y comparado en Cornell Law School & Université Paris I Pantheón-Sorbonne.
«Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación.» Es como si Dickens […]
Ha muerto el Partido Liberal. Humberto de la Calle obtuvo un poco menos de 400.000 votos, un 2% del total. Este es el peor resultado de un candidato presidencial en la historia del partido político más antiguo de Colombia. Al interior, el partido está dividido y ha perdido su...
Al cierre de la jornada electoral del 11 de marzo, la confianza en el proceso electoral colombiano quedó malherida por la falta de tarjetones para las consultas inter-partidistas que se presentó en varios puestos de votación. Y es que no se trató de una falla de...
En una ciudad tan polarizada como Bogotá, es raro que surjan puntos de encuentro a lo largo del espectro político. Por eso, durante la pasada campaña por la Alcaldía, resultó esperanzador percibir que entre todos los candidatos existía cierto consenso sobre la necesidad de revertir el retroceso en la cultura ciudadana. De izquierda a derecha, todos los candidatos, sin excepción, […]
La Constitución define a Colombia como una República democrática, participativa y pluralista. La soberanía que reside en los ciudadanos se ejerce por medio de representantes elegidos libre y periódicamente. En otras palabras, vivimos en una democracia liberal, bajo la regla de una mayoría que debe reconocer y respetar los derechos fundamentales de las minorías. Una […]
La Constitución define a Colombia como una República democrática, participativa y pluralista. La soberanía que reside en los ciudadanos se ejerce por medio de representantes elegidos libre y periódicamente. En otras palabras, vivimos en una democracia liberal, bajo la regla de una mayoría que debe reconocer y respetar los derechos fundamentales de las minorías. Una […]
La Constitución define a Colombia como una República democrática, participativa y pluralista. La soberanía que reside en los ciudadanos se ejerce por medio de representantes elegidos libre y periódicamente. En otras palabras, vivimos en una democracia liberal, bajo la regla de una mayoría que debe reconocer y respetar los derechos fundamentales de las minorías. Una […]
En cuanto a la investigación, educación y guía para que las próximas generaciones de Bogotá estén más en las aulas, en la academia y en los asuntos intelectuales; va bien, me gusta y es allí donde veremos en 15 años resultados. Yo creí que su buen conocimiento de Bogotá y del país le darían el buen camino de aporte al futuro, sorprende hoy que no pueda ser objetivo, que le ponga atención a las necedades y que se haya tornado reactivo, emocional. Mmm la verdad.. es que está mejor que unos cuantos!!!!!
ETCE no se responsabiliza por el uso y tratamiento que los usuarios le den a la información publicada en
este
espacio de recomendaciones, pero aclara que busca ser la sombrilla de un espacio donde el equilibrio y
la
tolerancia sean el eje. En ese camino, disponemos de total libertad para eliminar los contenidos que:
Promuevan mensajes tipo spam.
El odio ante una persona o comunidad por su condición social, racial, sexual, religiosa o de
situación de
discapacidad.
Muestren o impulsen comportamientos o lenguajes sexualmente explícitos, violentos o dañinos.
Vulneren o atenten contra los derechos de los menores de edad.
Además, tenga en cuenta que:
- El usuario registrado solo podrá hacer un voto y veto por comentario.
Para EL TIEMPO las observaciones sobre su
contenido son importantes. Permítenos conocerlas para, si es
el caso, tomar los correctivos necesarios, o darle trámite
ante las instancias pertinentes dentro de EL TIEMPO Casa Editorial.
¿Estás seguro de que quieres cancelar el envío del mensaje?
Los datos que ingresaste se perderán.
Actualmente sigues este blog. Puedes dejar de seguirlo desde el boletín que llega a tu
correo.
En cuanto a la investigación, educación y guía para que las próximas generaciones de Bogotá estén más en las aulas, en la academia y en los asuntos intelectuales; va bien, me gusta y es allí donde veremos en 15 años resultados. Yo creí que su buen conocimiento de Bogotá y del país le darían el buen camino de aporte al futuro, sorprende hoy que no pueda ser objetivo, que le ponga atención a las necedades y que se haya tornado reactivo, emocional. Mmm la verdad.. es que está mejor que unos cuantos!!!!!
Califica: