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Por A. Moñino

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El meme lo hizo el community manager de Dardos al coco

 

Esto de las redes sociales, que ya ni siquiera resulta tan nuevo, pero que aún así es tan errático al momento de usarse y que probablemente cuente con más expertos que usuarios, sin duda ha cambiado muchas actividades y rutinas. Para empezar, la rutina laboral de esos mismos expertos, quienes años atrás tal vez no hubieran tenido forma de lucrarse diciendo obviedades a incautos que terminan creyéndoselas, pero bueno allá ellos a quién roban y quién es tan pendejo para dejarse robar.

Pues bien, estos “expertos en social media” o en “web 2.0, 3.0…5.4, 9.2”, o cualquier otro término inventado para catalogar un “área de conocimiento” que deslumbra a muchos incautos, con frecuencia van metiendo el cuento a cuanta empresa y entidad se cruzan de que tienen que estar en las redes sociales, y eso en sí mismo no resulta perjudicial porque hoy en día hay muy pocas personas que no estén allí y quieran informarse o consultar a través de este medio.

Pero para ser sinceros, o al menos para ser sincero yo, lo único que me interesa de una marca, entidad, empresa o institución que esté en redes sociales es que informe asuntos de mi interés, que atienda mis dudas o quejas de forma efectiva, que me brinde un contenido que tenga valor real o al menos que regale algo. Por lo demás no me interesa mucho recibir un “buenos días a nuestros seguidores” o un chiste injustificado de un ente abstracto que no es más que un “bacán” justificando un sueldito. Y creo que a fin de cuentas una persona común y corriente lo que más necesita son soluciones reales, beneficios de verdad y menos cháchara, porque de eso sí que está llena internet.

A pesar de esto, en parte por culpa de estos publicistas y marketineros (me perdonan la palabreja, pero si algo le gusta a estos gremios es inventarse anglicismos), todas las entidades están allá metidas, en manos casi siempre de un practicante que a duras penas sabe dónde está parado y llenando el mundo digital de mensajes anodinos con el único fin de poder decir “estamos a la vanguardia, tenemos presencia digital en todas las redes sociales que existen y en las que están por venir”.

Y entonces tiene uno un problema con el servicio de televisión por cable, con el celular o cualquier otra cosa y, luego de mirar su listado de respuestas que también incluye respuestas oficial y políticamente correcta a sarcasmos incomprendidos, le responde este jovenzuelo “envíanos tus datos por dm (mensaje directo) y analizaremos el incidente”. Uno, lleno de esperanza y fe, envía sus datos y muchas veces puede quedarse esperando una solución real, que es matizada con más mensajes directos insustanciales pues al fin y al cabo ya resolvieron el tierrero públicamente y lo pueden manejar a punta de mensajes directos para que el usuario inconforme no haga bulla.

Pero resulta aún peor cuando se trata de una entidad pública, como alguna secretaría distrital, súper intendencia, Transmilenio o incluso la policía, pues aquel practicante inseguro y hasta torpe que funge como community manager es pagado con la plata de nosotros y si deciden estar en redes sociales deberían atender las preguntas, quejas o comentarios de los ciudadanos y tramitar una solución real. Pero ahí el silencio muchas veces impera ante cualquier duda, por el contrario se dedican a hacer chistes y publicar memes, divertidos a veces, pero para chistes está Sábados felices o cualquier otra cosa.

En resumen, este mundo está lleno de community managers que no sirven para nada distinto a llenar un espacio al parecer obligatorio en estos días, de cuentas de empresas que creen que poniendo memes y dando los buenos días ya están justificando su presencia en las redes sociales, cuando al final lo único que importa es que den un buen servicio y tal vez ahí sí todos nos podamos reír juntos.

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