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Molén Antolin: ¡Hola! hoy Erika Diep nos va a platicar de los robots capitalinos.

Erika Diep

Erika Diep: ¡Hola! Amanecí con toda la intención de llevar una vida más relajada, ¡qué sueño imposible! En el semáforo, mientras escuchaba música, bastante tranquila, tratando de hacer honor a mi propósito, me quedé observando a la gente en las calles, todos parecían robots, los conductores manejaban como si sólo fueran ellos en el mundo, en el mood de “voy derecho y no me quito”.
A las siete de la mañana la gente salía de su casa con una apatía que se proyectaba a kilómetros, los coches iban tan deprisa que no daba tiempo ni de ceder el paso, se incorporaban en el camino como si fueran a ganar una batalla de videojuegos, ¡y solo eran las 7:10 de la mañana! Difícilmente encontré una sonrisa, la mayoría eran insultos, por un momento pensé que era invisible, como si nadie mirara que estaba otro auto junto al suyo, qué apatía, ¡qué falta de amabilidad!
Nuestras listas de actividades para un sólo día son interminables, difícilmente tenemos tiempo de relajarnos, si apenas nos alcanza el tiempo para nosotros pues mucho menos tenemos tiempo de voltear a ver al vecino.
Nuestros hijos igual están saturados de actividades, pues además de la escuela, deben prepararse en un millón de campos para poder ser competitivos en este mundo robótico en el que nos ha tocado vivir. Así es que su programación incluye escuela, deportes por las tardes, una dieta súper saludable porque sería un pecado que fueran obesos, más sus actividades personales como dibujo, pintura, DJ, robótica, etc. Pues en estos tiempos deben estar súper preparados, queremos que nuestros hijos sean buenos en todo y está bien, pero los estamos convirtiendo en los Robots Capitalinos del futuro. Como diría nuestro amigo “El Buki” Marco Antonio Sólis ¿a dónde vamos a parar?
Mientras tanto nosotros seguimos con lo que la vida nos exige, maestrías, doctorados, posgrados. Yoga, Pilates, Insanity, Crossfit, un poco de tiempo para los amigos, un poco de familia, unas cuantas noches de antro, un rato en redes sociales, leer los 8,000 mensajes en WhatsApp que nos llegan cada día, y así seguimos robotizando la rueda de la vida, pues tenemos todo programado, pero se nos olvida que somos humanos y debemos dar tiempo para ver lo más sencillo, descansar, dar un paseo, tener tiempos de relajación, pues el estrés y el cansancio hacen que vivamos totalmente deshumanizados y apáticos.
Creo que la vida sería más amable si le bajáramos dos rayitas de intensidad y al menos ayudamos al que tenemos a lado, respetamos, sonreímos y sobre todo, vivamos. ¡Paren al mundo que me quiero bajar!

Molén Antolin: Gracias Erika para cualquier duda o sugerencia los invito a que nos sigan en nuestras redes sociales. Que tengan una excelente semana!

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