
Primeros pasos: Cómo acompañar a tu bebé en el proceso de aprender a caminar
¿Quieres saber cómo acompañar a tu bebé en el proceso de aprender a caminar? Pocos momentos en la vida de un bebé despiertan tanta emoción como el día en que da sus primeros pasos. Ese instante en que, tambaleante pero decidido, se suelta de la mesa o del sofá y se lanza al mundo, marca el inicio de una nueva etapa. Una etapa llena de aventuras, de caídas, de aprendizajes y también de independencia.
Pero, aunque parezca algo tan natural, aprender a caminar no sucede de la noche a la mañana. Es un proceso que comienza mucho antes de que tu hijo se ponga de pie por primera vez. A lo largo de meses, su cuerpo se fortalece, su equilibrio mejora, su curiosidad crece… hasta que, un día, da ese pequeño gran paso.
Y tú, como madre, padre o cuidador, juegas un papel fundamental en ese camino. Por eso, hoy te vamos a contar cómo puedes acompañar a tu bebé de forma segura, amorosa y respetuosa mientras aprende a caminar. No solo te daremos consejos prácticos, como el hecho de ponerle pañales tipo pants cuando esté por empezar a caminar, sino que también te ayudaremos a entender qué necesita tu pequeño en cada fase.
¿Cuándo empiezan los bebés a caminar? ¿Hay una edad ideal?
La mayoría de los bebés comienza a caminar entre los 10 y los 14 meses, aunque algunos pueden hacerlo un poco antes o después. Hay niños que a los 9 meses ya dan sus primeros pasos, mientras que otros no lo hacen hasta pasados los 17 o 18 meses. Y lo cierto es que todo eso es normal.
No hay una única forma correcta de aprender a caminar, ni una edad exacta que defina si un bebé “va bien” o “va atrasado”. Cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo, y eso incluye su capacidad para caminar. Lo más importante no es cuándo lo hace, sino cómo se va preparando para lograrlo.
¿Cómo saber si mi bebé está listo para dar sus primeros pasos?
Hay señales claras que indican que un bebé se está acercando a ese momento. Por ejemplo, cuando empieza a levantarse solo sujetándose de los muebles, cuando se mantiene de pie sin ayuda por algunos segundos o cuando da pasitos apoyado en una silla o caminador de empuje (ojo: no hablamos de andadores con ruedas, que no son recomendables).
También puedes notar que tu hijo tiene un interés creciente por moverse, por alcanzar objetos lejanos o por seguirte de una habitación a otra. Esa curiosidad natural es un gran motor que impulsa el aprendizaje. Si lo observas bien, verás que tu bebé se está preparando mucho antes de lo que imaginas.
Cómo preparar el espacio para los primeros pasos
Un entorno adecuado es clave para que el bebé explore sin miedo. Para eso, asegúrate de que el espacio esté seguro, libre de objetos peligrosos o puntiagudos, y que tenga suficiente superficie plana donde el niño pueda moverse sin tropiezos. Cubre las esquinas de los muebles bajos, asegura estanterías inestables y evita dejar objetos pequeños o frágiles al alcance de su curiosidad.
También es recomendable que el bebé pase tiempo descalzo en casa. Sí, aunque suene extraño, caminar sin zapatos estimula el desarrollo del arco del pie, mejora el equilibrio y la percepción del suelo. El calzado, si se usa muy pronto, puede limitar el movimiento natural del pie y dificultar el aprendizaje de la marcha. Cuando salgas al exterior, busca zapatos flexibles, ligeros y que se ajusten bien a su pie, sin apretar.
Estrategias que estimulan el aprendizaje de la marcha
Aunque no hay que forzar a un bebé a caminar, sí podemos ofrecerle estímulos que favorezcan el desarrollo de su motricidad. Así que queremos compartir contigo algunas actividades y estrategias que estimularán a tu bebé a empezar a caminar:
Estimulación a través del juego
El juego es una herramienta poderosa para motivar al bebé a caminar. Actividades como colocar juguetes a una corta distancia para que intente alcanzarlos o jugar a perseguir burbujas pueden incentivar el movimiento y mejorar su coordinación.
Apoyo físico adecuado
Cuando el bebé comience a dar sus primeros pasos, puedes ofrecerle tu dedo para que se sostenga. Esto le proporcionará seguridad y le ayudará a mantener el equilibrio sin depender completamente de tu apoyo. Es importante evitar el uso de andadores, ya que pueden interferir con el desarrollo natural de la marcha y representar riesgos de seguridad.
Fomentar la autonomía
Permitir que el bebé explore y se mueva libremente, siempre bajo supervisión, es esencial para su desarrollo. Evita forzarlo a caminar si no muestra interés o si aún no está listo. Cada niño tiene su propio ritmo, y respetarlo es clave para que adquiera confianza en sus habilidades.
El papel del calzado en el aprendizaje de la marcha
Durante los primeros intentos de caminar, es recomendable que el bebé esté descalzo o use calcetines antideslizantes en superficies seguras. Esto le permite sentir el suelo y desarrollar una mejor propiocepción. Cuando comience a caminar en exteriores, elige calzado flexible, ligero y que se adapte bien a su pie, evitando zapatos rígidos que puedan limitar el movimiento natural.
Ten en cuenta que las caídas son una parte natural del proceso
Esto inevitale, aprender a caminar incluye caerse muchas veces. Pero eso no debe asustarte. Las caídas son parte del proceso de aprendizaje, y son precisamente lo que le permite al bebé entender cómo funciona su cuerpo, cómo reaccionar ante el desequilibrio y cómo corregirse.
Tu papel no es evitar que caiga, sino estar ahí para acompañarlo emocionalmente. Si se cae y te mira con miedo, una sonrisa tuya puede hacer toda la diferencia. Si tú te asustas, probablemente él también lo haga. Por eso, intenta mantener la calma, reconfortarlo si lo necesita y animarlo a seguir intentándolo.
La mayoría de las caídas durante esta etapa son leves, y los bebés aprenden rápidamente a amortiguar el impacto con las manos o a sentarse si pierden el equilibrio. Es parte de su evolución.
¿Y si mi bebé no camina “a tiempo”? ¿Debo preocuparme?
Es natural que como madre o padre te preguntes si todo va bien. Sin embargo, es importante no caer en comparaciones con otros niños. Como dijimos antes, cada bebé tiene su propio ritmo, y eso no significa que algo esté mal.
Ahora bien, si tu hijo ha cumplido los 18 meses y todavía no muestra señales de querer caminar (por ejemplo, no se pone de pie, no gatea, no se desplaza de ninguna forma), entonces sí es recomendable consultar con su pediatra o con un especialista en desarrollo infantil. Ellos podrán valorar si hay algún aspecto que deba estimularse más o si todo está dentro de la normalidad.
Muchas veces, lo único que necesita el bebé es más tiempo y un entorno que lo motive a moverse por sí mismo.
Comentarios