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Por estos días, después de tener su apogeo y cobrar su
importancia en los medios de comunicación la Organización de Naciones Unidas
(ONU) y la OTAN en lo relativo al conflicto en Libia, salta a la vista la Unión
Europea, la organización internacional más solida, de gran importancia a nivel
económico y con un gran impacto a nivel mundial,
iniciando tan solo
con seis integrantes en el año de 1950 pero que al día de hoy ya cuenta con 27
estados y una imagen proyectada recibida con buenos ojos por parte de países
que se ven beneficiados con su labor; a nivel internacional es vista
actualmente como el primer donante de ayuda humanitaria y el principal socio de
los países en vía de desarrollo, el 55% de la ayuda pública internacional está
destinada a esos países, es decir, con la ayuda que reciben los países
favorecidos (los cuales no tienen que dar ningún tipo de contraprestación) su
economía puede salir del conflicto en que se encuentre. Pero más importante que
la labor que desempeña la U.E. en materia económica es la que lleva a cabo en
materia de garantía y protección de los derechos humanos. Los acuerdos
suscritos que celebra la U.E. con terceros países incluyen una cláusula
relativa a los derechos humanos.


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No solamente para Europa sino para el mundo es necesario contar con esta gran organización, porque ha sido una de las más eficaces y se demuestra con los buenos resultados y la prosperidad que impregnan los países a nivel económico, social y cultural principalmente.

Pero desde hace varios días se vienen dando varios problemas fundamentados básicamente en la crisis de los valores, la confianza, el euro, la política exterior y el liderazgo, tales factores que se han visto afectados o resquebrajados y que han llegado a tal punto de erosión con los recientes controles fronterizos que ha impuesto Dinamarca con la excusa de una criminalidad inexistente, tal país que ha sido modelo de democracia, tolerancia y justicia social. Por otro lado Grecia lleva mas de un año al borde de la quiebra económica al punto que le tocó salirse de la zona euro, además nos encontramos con Francia e Italia que han aprovechado la crisis tunecina para en periodo electoral limitar la libertad de circulación dentro de la Unión Europea y ni que decir de Alemania que se ha caracterizado por su liderazgo regional y apoyo en el consejo de seguridad de Naciones Unidas a países como Francia y Reino Unido y se ha desentendido de la crisis libia y se empieza a notar un aparente desgaste en su canciller Ángela Merkel que ya lleva en el cargo casi 6 años.

Es claro que toda organización por más poder e influencias que tenga es susceptible de resquebrajarse como toda construcción humana; al igual que Europa aprendió la lesión con gran agilidad y muestra de unión y de perseverancia en relación a lo sucedido en las dos guerras mundiales, de un día para otro puede darse que la Europa prospera, solida y de bienestar fracase en su intento por reconstruir aquellas heridas que quedaron mal sanadas.


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