Quiero que la vida atraviese mi cuerpo.
Eso me dijo, mi clienta. Me encantó la manera cómo supo explicarme su anhelo. Ella quiere hacer las paces con su cuerpo, quiere permitirle que registre las marcas de su vida. Lo duro y lo bello, todo.
Mi clienta me hizo reflexionar, como usualmente lo hacen. Pensé sobre lo mucho que intentamos que el cuerpo permanezca sin rastros visibles de lo vivido. Que no envejezca, que no se arrugue ni se ensanche, que no haya manchas ni cicatrices, nada. No queremos que nos delate, ni que cuente sus historias.
Pero, el cuerpo es siempre franco. Por ejemplo, yo veo cómo la maternidad atravesó mi cuerpo. Nunca más tendré mi otro cuerpo. Veo también el paso de las etapas, y cómo ahora mis formas son otras formas, y mi cuerpo expresa otro tipo de comunicación.
Sí, mi clienta, está descubriendo que perder o ganar peso, hace parte de una historia. No es un número en una báscula, solamente. La vida atravesará su cuerpo porque siempre lo hace. La diferencia, es que ella estará presente para agradecerlo y apreciarlo. Y eso, hace una enorme diferencia.
Mi clienta, me dijo que quiere llenarse de otras cosas que no sean comida. Como de la gente, de su compañía. Y de su propia presencia. Ella quiere ver si estas cosas son tan efectivas como llenarse con chocolates. Sus exploraciones, las considero esenciales. Son reflexiones de autocuidado, que van más allá de la comida.
Ella verá cómo volver al cuerpo y sanar la comida, le enseñan sobre el Amor.
Conoce mi curso virtual gratuito – ¿Cómo tener una relación libre y sana con la comida?
Comentarios