Claro, no sé ustedes, pero yo por lo menos pensé que se trataba de un virus. Como por un minuto creí que mi PC estaba infectado, hasta que recordé que Google no es el único buscador del Universo; por lo tanto busqué lo que necesitaba, y justo ahora no recuerdo qué era, en Altavista, que entre otras cosas funcionaba perfectamente aquella vez.
Pensaba estos días en lo dependiente que un ser humano puede volverse de las cosas. Supongo que el lector, como yo y como muchos, tenemos ciertas costumbres profundas, ciertos «vicios» no muy malos de los que no podemos soltarnos fácilmente; cosas como levantarse siempre a la misma hora, o escuchar siempre la misma canción en el mismo momento determinado… desayunar lo mismo siempre, o utilizar cada vez el mismo buscador.
Cosas así.
El hecho es que hace un tiempo estaba leyendo cierto cuento del escritor Isaac Asimov, que quizás ustedes hayan oído por su trabajo en ciencia ficción, y me apareció una pregunta en la cabeza. El relato en cuestión se llama Vida y tiempos de Multivac, y adelantándome a los críticos, sé que dirán que no es ni el mejor ni el más conocido de los relatos de este hombre. No soy quién para hacer esos juicios. Solo sé que luego de leerlo me quedó una duda que podría redactar de la siguiente manera:
¿Hasta qué punto Google es como Multivac?
Multivac, en muchos, muchos de los relatos de Asimov, es un ultra hiper mega grande y completo computador, capaz la mayoría de las veces de ocuparse de los asuntos más trascendentales de la humanidad, quien, confiada, le deja a su criterio decidir sobre política, ecología, asuntos académicos y de formación infantil y adulta…
…el criterio de una máquina. Multivac no es exactamente el mismo siempre; casi se podría decir que cada relato ocurre en un momento diferente de la historia, a veces en otros planetas, en otros universos…
En fin.
El punto es que, en cierta parte del relato, se describe al Multivac de esa época como un objeto caso orgánico, con el cual es posible conversar en todo el sentido de la palabra. Conversar y hacerle preguntas… de cualquier tipo. Y es que una de las maneras en las que los humanos terminan relacionándose con Multivac, para Asimov, es esa, la más simple; los niños entran en las cabinas que están distribuidas por todas partes y le hacen preguntas a Multivac. Los hombres se dedican a lo que más les plazca con tal de tener el permiso de Multivac, el cual garantiza que no le hacen daño a la humanidad ni ponen en riesgo su futuro…
Y es que tan sólo es necesario escribir un par de palabras en Google (por lo menos en su versión en inglés) para ver cuales son las preguntas que más le hace la gente: preguntas desde «¿cuántas semanas hay en un año?» hasta «¿qué es el amor?», pasando por «¿cómo atar una corbata?»
¡Preguntas! ¡Preguntas formuladas como se le preguntan a un ser humano! Y aunque Google no tiene una vocecita que responda, una voz dulce e impersonal, «robótica», quizás se esté acercando el día en el que sólo tengamos que hablarle para saber lo que queremos.
Y entonces no habrá más dudas, en muuuuchos muchos aspectos de la vida diaria. No habrá dudas, porque Google tendrá la respuesta. Y progresivamente irá desapareciendo la curiosidad del ser humano, así como sucedió con la habilidad matemática; como sabemos, hoy en día no es usual que una persona sea muy ágil para los cálculos hechos mentalmente.
Google deja de funcionar unas horas y medio mundo lo nota; me enteré de que eso que pasó no era un virus porque a los dos minutos empezaron a aparecer comentarios en toda clase de foros diciendo que les estaba pasando lo mismo que a mí. ¿Y qué pasa si Multivac deja de funcionar? Bueno… en realidad, no se sabe. Pero uno no creería que lo que pasa es bueno. A todas estas, eso es lo que pasa en el relato que les nombré primero; vida y tiempos de Multivac.
Me queda la duda de qué tan importante es esta empresa, y qué tan dependiente es el mundo de su producto: un objeto intangible, un buscador de Internet. El tiempo dirá si soy un paranoico o si es verdad que algo así está pasando. ¿Sería malo si sucediera? ¿Sería bueno?
¿Acaso hay forma de saberlo?
Yo de ustedes empezaría a leer Asimov pero ya. Se consiguen algunos textos en Internet, aunque como es claro la mayoría está en inglés. Aún así, si pueden conseguirse algún libro de relatos quizás la pasen bien leyéndolo.
Un amigo (se llama Juan Pablo) me recomendó este relato en particular; se llama La última pregunta, y como verán, mucha gente lo califica como su favorito. Pueden leerlo ya, o leerlo luego de leer otros relatos, o simplemente olvidarlo y seguir con sus vidas. Si les da por leerlo, éste es un enlace que me parece bueno.
dancastell89@gmail.com
PD: Al igual que a Claudia Ruiz, la última entrada publicada en el aleph se desapareció de la vista pública unas horas después de pasar por la página principal de blogs. Tampoco sé que pasó.
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