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Hoy, sólo clásicos y famosos de la literatura. Citas de García Márquez, Saramago, Borges, y Verne. Pueden agregar las citas que gusten, en los comentarios.

Desde el fondo remoto del corredor, el espejo nos acechaba. Descubrimos (en la alta noche ese descubrimiento es inevitable) que los espejos tienen algo monstruoso. Entonces Bioy Casares recordó que uno de los heresiarcas de Uqbar había declarado que los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres.»

Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (1941)
El jardín de senderos que se bifurcan
Jorge Luis Borges
La excursión a través de la mina duró hasta la noche. Mi tío se esforzaba en refrenar la impaciencia que le producía la horizontalidad del camino. Las profundas tinieblas que a veinte pasos reinaban no permitían apreciar la longitud de la galería, y ya empezaba yo a creer que era interminable, cuando, de repente, a las seis, tropezamos con un muro que nos cerraba el camino. Ni a derecha, ni a izquierda, ni arriba, ni abajo se observaba paso alguno. Habíamos llegado al fondo de un callejón sin salida.
-¡Bueno! ¡Tanto mejor! -exclamó mi tío-; al menos, ya sé a qué atenerme. No es éste el camino seguido por Saknussemm, y no queda otro remedio que desandar lo andado. Descansemos esta noche, y, antes que transcurran tres días, habremos vuelto al punto donde la galería se bifurca.
-Sí -dije yo-, ¡si nos alcanzan las fuerzas!
-¿Y por qué no nos han de alcanzar?
-Porque mañana no tendremos ni una gota de agua.
-Y valor, ¿no tendremos tampoco? -exclamó el profesor, dirigiéndome una mirada severa.
No me atreví a contestarle.
Viaje al centro de la Tierra (Voyage au centre de la Terre, 1864)
Julio Verne
No tuvieron que limpiarle la cara para saber que era un muerto ajeno. El pueblo tenía apenas unas veinte casas de tablas, con patios de piedras sin flores, desperdigadas en el extremo de un cabo desértico. La tierra era tan escasa, que las madres andaban siempre con el temor de que el viento se llevara a los niños, y a los muertos que les iban causando los años tenían que tirarlos en los acantilados. Pero el mar era manso y pródigo, y todos los hombres cabían en siete botes. Así que cuando se encontraron el ahogado les bastó con mirarse los unos a los otros para darse cuenta de que estaban completos.
El ahogado más hermoso del mundo (1968)
Gabriel García Márquez
Nadie hizo preguntas, el médico dijo, Si alguna vez vuelvo a tener ojos, miraré verdaderamente a los ojos de los demás, como si estuviera viéndoles el alma, El alma, preguntó el viejo de la venda negra, O el espíritu, el nombre es igual, fue entonces cuando, sorprendentemente, si tenemos en cuenta que se trata de una persona que no ha hecho estudios avanzados, la chica de las gafas oscuras dijo, Dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre, esa cosa es lo que somos. 
Ensayo sobre la ceguera (Ensaio sobre a cegueira, 1995) 
José Saramago
dancastell89@gmail.com
PD: Entregas anteriores, la primera, la segunda y la tercera.

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