Impreciso, el bloque de basura, aprisionado en una bolsa desciende por el ducto de cualquier edificio. Se lleva el peso específico de unas historias atrás. Se cae, cansado de cargar con aquellas cosas que por ahora o por siempre nadie quiere guardar. Es que casi todo cuando vive en la tierra no sabe decir que no a la gravedad.
El bloque de basura vive su ciclo corto, obediente y resignado ante su porvenir de rutina. Viaja haciendo ruido. Está vestido de gris ratón, o de gris murciélago, o de gris noche, o de gris bloque de basura.
Alguien me vendió una bolsa en la que a su vez había otras bolsas vacías, antes de convertirse en bloques de basuras, cuando no era más que un saco plástico con vocación de caneca. Acaba de ser tragado por una inmensa boca que nunca se llena, y está realizando el recorrido escandaloso y corto por el túnel hacia el receptáculo de desechos. No sorprende a nadie con su rumor cotidiano.
Canta su adiós intrascendente y se va por donde no lo ven de camino a un rincón oscuro, iluminado por una luz triste de 60 vatios, rodeado por un enjambre de minúsculos insectos que celebran la llegada de cada nuevo bloque de basura volando sobre él.
Se apilan decenas de nuevos bloques de basura. Pero no alcanzan a estar cómodos. Se van a ir pronto. Hay algunos etiquetados: Carrefour, Éxito, Carulla, Falabella, Rommy, Tía, Pomona.
Luego se mueve hasta un camión, para ser arrojado junto con otros bloques de basura más, provenientes de los ductos de ciertos edificios iguales, alineados en monotonía caótica por las mismas calles.
Los bloques de basura que salen de aquí acostumbran viajar solos porque algo en el universo evita que sus trayectos coincidan en el mismo minuto, por la misma canal. Tienen que esperar días enteros hasta que alguien venga por ellos.
Entonces los bloques de basura difícilmente tropiezan entre ellos. Están anudados. Cargan cajas que alguna vez guardaron galletas, cáscaras de manzanas, mangos, mandarinas y huevos, y el sistema vertebral de un cadáver de pargo. Vienen con fragmentos cortados de plástico y bolsas de Nosotras Delgada.
Se llevan la servilleta en que lloró alguien, y una manzana mordida de la vecina. También cargan los sobrantes de algunos recortes adolescentes de Lorena, para una tarea. La lata con atún vertida a medias, que luego será banquete y tesoro para quien se atreva a violentar los mecanismos de sellado y decida vulnerar la débil estructura. Un muslo de pollo. Un poema que Daniela no se atrevió a entregar, y otro al que Bernardo desechó por predecible. Seis latas de cerveza compartidas anoche por cuatro bebientes.
Se llevan la solicitud de crédito negada del jefe de hogar del 304. Las flores que alegraron a doña Imelda por unos días. La prueba negativa de embarazo de los estudiantes del 206. Unas monedas de 100 que se quedaron encerradas en un recibo de compra de algo barato. Un par de cupones
Allí se convertirán en pasajeros de un furgón con desperdicios a donde habrá cientos de bolsas negras iguales a ésta. Los hombres de la noche, vestidos de rojo las corretearán. Las arrojarán sin asco, sin consideración, sin despedirse. Es que son muy pocos los que gustan de ir a visitar el país maloliente de los bloques de basura.
Andrés Ospina nace en 1976. Durante 1980 cursa preescolar en las guarderías La Frasadita y Juan Salvador Gaviota. Recibe su grado de kínder en el Jardín Infantil Piloto Federico Froebel. Desde 1982 hace parte del Gimnasio del Norte, entidad de la que cancelan su matricula en 1991. En 1992 ingresa al Gimnasio Los Robles, de donde se titula en 1994, tras repetir Décimo Grado. Trata de aprender Música y Literatura en la Universidad de Los Andes. Durante 1998 y 2000 co-redacta y funda el desaparecido sitio El Utensilio. Desde 2002 ha sido colaborador con revistas como Cambio, Rolling Stone o CARAS; realizador 99.1, hoy Radiónica (emisora en la que trabaja para los espacios 'La Silla Eléctrica' y 'Rockuerdos'), y libretista e investigador para el magazín de televisión Culturama. Entre los proyectos en los que comparte las culpas están www.museovintage.com y www.elblogotazo.com. De momento prepara una novela sobre un psiquiatra forense demente, y la exposición Bogotá Retroactiva.
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En cuestión de música los listados definitivos siempre serán materia de conflicto. Escoger 100 obras como las más representativas de un movimiento determinado y descartar otro tanto equivale a proporcionar municiones para el combate a los inconformes, y a despertar la...
Siendo las 6 de la tarde del martes 12 de julio de 2011 y tras haberse cerrado el concurso de preguntas básicas sobre cultura bogotana, se procede al levantamiento del acta correspondiente. Para efectos de claridad a continuación se enuncian las respuestas acertadas a cada...
¡Claro!, depende de como se mire. Todas las cosas son dueñas de una belleza, aveces, su forma y su aroma distraen nuestra atención, pero hay que mirar dentro,y buscar cual niño curioso lo recondito en lo maravilloso. Desde su eclosión la basura ha sido un objeto obsoleto, pero, no podría ésta ser un aleph…
Todo lo que en ella hay, es mnemonico. Gracias Andrés, aveces mi mirada se obnubila y dejo pasar todo, y no soy así; detenerse en lo que puede ser simple, mirar la luna e imaginar formas con ella, porque en ocaciones parece una uva y se ve sabrosa. Artículos como este me hacen recuperar esa fuerza de implosión, que me permite seguir adelante.
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¡Claro!, depende de como se mire. Todas las cosas son dueñas de una belleza, aveces, su forma y su aroma distraen nuestra atención, pero hay que mirar dentro,y buscar cual niño curioso lo recondito en lo maravilloso. Desde su eclosión la basura ha sido un objeto obsoleto, pero, no podría ésta ser un aleph…
Todo lo que en ella hay, es mnemonico. Gracias Andrés, aveces mi mirada se obnubila y dejo pasar todo, y no soy así; detenerse en lo que puede ser simple, mirar la luna e imaginar formas con ella, porque en ocaciones parece una uva y se ve sabrosa. Artículos como este me hacen recuperar esa fuerza de implosión, que me permite seguir adelante.
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¡Claro!, depende de como se mire. Todas las cosas son dueñas de una belleza, aveces, su forma y su aroma distraen nuestra atención, pero hay que mirar dentro,y buscar cual niño curioso lo recondito en lo maravilloso. Desde su eclosión la basura ha sido un objeto obsoleto, pero, no podría ésta ser un aleph…
Todo lo que en ella hay, es mnemonico. Gracias Andrés, aveces mi mirada se obnubila y dejo pasar todo, y no soy así; detenerse en lo que puede ser simple, mirar la luna e imaginar formas con ella, porque en ocaciones parece una uva y se ve sabrosa. Artículos como este me hacen recuperar esa fuerza de implosión, que me permite seguir adelante.
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Al leer este artículo me acordé de mi abuelo, un cachaco cachaquísimo ala, que se nos fue ya hace un año. Un viejo con sombrero, sobretodo y sus palabras cachacas que transmitió a sus hijos y nietos. Afortunadamente, en mi familia todavía se utilizan palabras como cachifo, chino/a y el ala, que da la esperanza de que los cachacos y sus dialectos no se mueran todavía. Buen artículo, que seguro a mas de un nieto o hijo de cachacos, recuerda a la familia y a las historias de la Bogotá del centro.
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Muy interesante el articulo sobre los cachacos. Yo sin serlo digo con nostalgia que los habitantes de Bogota eran mejores en muchos aspectos. Eran personas mas educadas, se bestian elegantemente tenian un asento muy particular y tenian don de gente. Los de hoy que dicen llamarsen rolos no les llega a los anteriores ni a las rodillas. La ciudad se ha llenado de gente que pareciera que fueran de otro planeta. Estos son sucios mal hablados y pocos de dones de personas agradables. Bueno no quiero generalizar porque toda regla tiene su excepcion, pero es una pena ver como la ciudadania de Bogota ha cambiado de tal manera que pareciera que fuera una jungla.
Querido Amigo: Este es un muy buen homenaje al Abuelo, quien siempre mantuvo su postura cahacha y aprecio por la Ciudad, quien lamentó como en estos últimos 5 años se tiraron la ciudad. Algo que sabes es que el vivía en la Calle 122 y cuando iba al centro (últimamente poco) decía: Voy a ir a Bogotá, nos suena raro a nosotros pero para él y para todos los cachacos Bogotá siempre será de chapinero para allá. Muchas gracias por esto fue muy bonito y conmovedor. Siempre hay mucho que recordar de las anecdotas del abuelo. Un abrazo.
Hay dos temas que me tocan: Bogotá y la muerte. Esta última, por mi papá, pensar que algún día se irá y, yo nada podré hacer. Análogamente eso ocurre con Bogotá, entra en una danza donde su corporeidad se confunde con la muerte y se tiñe de gris, escuchamos su mudo fragor y la dejamos morir. No se trata solo de los cachacos, es la mirada indiferende por la ciudad; por su cuerpo, por su aroma, por sus sabores. Finalmente la ciudad cambia pero en el inconsciente colectivo no queda espacio para la nostalgia. En alguien quedará el recuerdo y jugará con su elongación a través del tiempo. Recuerdo cuando la felicidad era un chocolate.
Andres, una vez mas, excelente!!!… mi abuelo que aun vive alla en Bogota tambien es un cachaco de esos que hablado sabroson que todos los domingos sagradamente me llevaba a monserrate, luego a caminar por el centro y por ultimo al campin… de los pocos cachacos que quedan…. esperemos que la nueva generacion de bogotanos sepamos vivir su legado y volver a ser conocidos como los mas cultos, respetuosos y elegantes del pais…
Acabo de despedir a mi padrino de bautismo, otro cachaco que acababa de cumplir 89 años. Eterno suscriptor de El Tiempo, amante de la buena mesa y de los cuentos cachacos. Siempre culto, siempre elegante, y por supuesto, siempre decente. Quizás esas sean algunas características de los buenos cachacos pero como se están perdiendo, tambien los estamos perdiendo a todos. RIP Rafael.
Respeto pero difiero de su forma de pensar. Las ciudades y su imaginario cambian. Una cosa es la imagen del cachaco de hace años y otra cosa ser bogotano. Soy bogotano y no porque hable o me vista de determinada forma. Amo mi ciudad, creci por la jimenez, la 26, la septima, la circunvalar, fui a rock al parque, estudié con gente de todas las regiones, me encanta el simon bolivar y las ciclorutas, no cambio por nada salir a un bar en bogota, fui a la luis angel, estudie en los andes todo eso queda en mi bogota y no en la de hace 80 años. Por el contrario de usted, creo que ahora es mas facil encontrar una identidad de un bogotano que hace un tiempo, hace unos años, nuestros padres (la mayoria) llegaron de antioquia, la costa, el valle, santander, boyaca, a construir esta ciudad que nos vio nacer y de la cual me siento muy orgulloso. Mis papas me decian cuando niño rolito y hoy me siento mas orgulloso que nunca de serlo. Bogotano hasta las cachas.
Despues de leer esto no pude dejar de recordar a mi abuelo, que tambien era un cachaco de verdad.
Los tiempos cambiaron y las ciudades crecieron en toda latinoamerica; Bogota se convirtio en un gigante al igual que Santiago, Mexico DF o Sao Paulo. Los habitantes son ya una mezcla de regiones de todo el pais. Sin embargo, mis amigos (sobretodo los costeños) me dicen que soy el ultimo cachaco. Y me siento orgulloso de ser diferente en esta generacion en la cual los bogotanos han perdido su caracter ancestral.
Hasta que Dios me preste la vida sere CACHACO, ROLO o como me quieran llamar y no me molesta por que me considero más bogotano que el ajiaco y adoro mi condición de Bogotano, mi ciudad y todos sus encantos, así que para mi no hay extinción
me gustó su artículo. es una pena que no tengamos identidad por nuestra patria chica. Pero es lógico, porque ni siquiera la tenemos por nuestro país.gracias
aun me acuerdo de niño, pasar cerca de mi casa todas las mañanas a un autentico cachaco a saul, el de saul en la olla… uno de mis recuerdos mas primitivos de mi vida, fue el ver a ese señor con su pinta de gentleman ingles ir a tomarse su tinto diario. ese hace rato paso a la eternidad, con esa generacion esplendida que en nuestra bogota se dio.
2° parte
Tal vez si encontráramos nuevamente el verdadero significado del amor por la tierra que nutre la semilla, y el arado que ayudó a cultivarla, tal vez si nos reencontramos con la herencia cultural de nuestra Bogotá y dejáramos de hacer mofa a la RR arrastrada y los términos cachaquísimos que aún se susurran, y sintiéramos orgullo y no verguenza; tal vez se pueda rescatar para los que vienen, el «arraigo» que debemos hacia nuestra ciudad.
Gracias por tu artículo
Ala mi querido Andrés, chirriadísimo tu artículo. Lamentablemente al convertirse nuestra Bogotá en una metrópolis, poco a poco se fueron incrustando costumbres foráneas regionales y extranjeras que por supuesto no desmerecen, pero que sin darnos cuenta fueron apabullando las nuestras, las de nuestros coterráneos. Claro sin hablar muy duro pues soy hija de santandereanos y por supuesto quiero esa bella tierra, pero mis padres me enseñaron a amar esta ciudad donde nací y que los acogió en otras épocas donde años «A» también había desplazados por la violencia.
Si lamentablemente es una pena, que los personajes más caracteristicos de nuestra querida Bogotá esten destinados a la desaparción y que lástima que Jose Gabriel sea uno de esos últimos especimenes. Y digo lástima por que el verdadero cachaco era muy superior a este. Y aquellos a los cuales los costeños le endilgan el titulo de cachaco, no son y nunca lo serán. Del cachaco solo queda su vastago, el rolo, él cual como suele suceder con mucha frecuencia por esta epoca, guarda muchas diferencias con su progenitor.
Esta sería una ciudad muy diferente si tuvieramos más Jose Asunción Silva o Rafel Pombo y menos Francisco Santos.
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¡Claro!, depende de como se mire. Todas las cosas son dueñas de una belleza, aveces, su forma y su aroma distraen nuestra atención, pero hay que mirar dentro,y buscar cual niño curioso lo recondito en lo maravilloso. Desde su eclosión la basura ha sido un objeto obsoleto, pero, no podría ésta ser un aleph…
Todo lo que en ella hay, es mnemonico. Gracias Andrés, aveces mi mirada se obnubila y dejo pasar todo, y no soy así; detenerse en lo que puede ser simple, mirar la luna e imaginar formas con ella, porque en ocaciones parece una uva y se ve sabrosa. Artículos como este me hacen recuperar esa fuerza de implosión, que me permite seguir adelante.
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¡Claro!, depende de como se mire. Todas las cosas son dueñas de una belleza, aveces, su forma y su aroma distraen nuestra atención, pero hay que mirar dentro,y buscar cual niño curioso lo recondito en lo maravilloso. Desde su eclosión la basura ha sido un objeto obsoleto, pero, no podría ésta ser un aleph…
Todo lo que en ella hay, es mnemonico. Gracias Andrés, aveces mi mirada se obnubila y dejo pasar todo, y no soy así; detenerse en lo que puede ser simple, mirar la luna e imaginar formas con ella, porque en ocaciones parece una uva y se ve sabrosa. Artículos como este me hacen recuperar esa fuerza de implosión, que me permite seguir adelante.
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¡Claro!, depende de como se mire. Todas las cosas son dueñas de una belleza, aveces, su forma y su aroma distraen nuestra atención, pero hay que mirar dentro,y buscar cual niño curioso lo recondito en lo maravilloso. Desde su eclosión la basura ha sido un objeto obsoleto, pero, no podría ésta ser un aleph…
Todo lo que en ella hay, es mnemonico. Gracias Andrés, aveces mi mirada se obnubila y dejo pasar todo, y no soy así; detenerse en lo que puede ser simple, mirar la luna e imaginar formas con ella, porque en ocaciones parece una uva y se ve sabrosa. Artículos como este me hacen recuperar esa fuerza de implosión, que me permite seguir adelante.
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LASTIMA QUE ENTRE ESA BASURA NO SE MARCHEN PIEDAD PETRO Y TODO ESE BASURERO DEL POLO
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LASTIMA QUE ENTRE ESA BASURA NO SE MARCHEN PIEDAD PETRO Y TODO ESE BASURERO DEL POLO
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yo siempre he querido saber a donde van las basuras que muchas veces contienen los sueños y frustraciones de los que las botan
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yo siempre he querido saber a donde van las basuras que muchas veces contienen los sueños y frustraciones de los que las botan
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yo siempre he querido saber a donde van las basuras que muchas veces contienen los sueños y frustraciones de los que las botan
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Al leer este artículo me acordé de mi abuelo, un cachaco cachaquísimo ala, que se nos fue ya hace un año. Un viejo con sombrero, sobretodo y sus palabras cachacas que transmitió a sus hijos y nietos. Afortunadamente, en mi familia todavía se utilizan palabras como cachifo, chino/a y el ala, que da la esperanza de que los cachacos y sus dialectos no se mueran todavía. Buen artículo, que seguro a mas de un nieto o hijo de cachacos, recuerda a la familia y a las historias de la Bogotá del centro.
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Muy interesante el articulo sobre los cachacos. Yo sin serlo digo con nostalgia que los habitantes de Bogota eran mejores en muchos aspectos. Eran personas mas educadas, se bestian elegantemente tenian un asento muy particular y tenian don de gente. Los de hoy que dicen llamarsen rolos no les llega a los anteriores ni a las rodillas. La ciudad se ha llenado de gente que pareciera que fueran de otro planeta. Estos son sucios mal hablados y pocos de dones de personas agradables. Bueno no quiero generalizar porque toda regla tiene su excepcion, pero es una pena ver como la ciudadania de Bogota ha cambiado de tal manera que pareciera que fuera una jungla.
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Querido Amigo: Este es un muy buen homenaje al Abuelo, quien siempre mantuvo su postura cahacha y aprecio por la Ciudad, quien lamentó como en estos últimos 5 años se tiraron la ciudad. Algo que sabes es que el vivía en la Calle 122 y cuando iba al centro (últimamente poco) decía: Voy a ir a Bogotá, nos suena raro a nosotros pero para él y para todos los cachacos Bogotá siempre será de chapinero para allá. Muchas gracias por esto fue muy bonito y conmovedor. Siempre hay mucho que recordar de las anecdotas del abuelo. Un abrazo.
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Hay dos temas que me tocan: Bogotá y la muerte. Esta última, por mi papá, pensar que algún día se irá y, yo nada podré hacer. Análogamente eso ocurre con Bogotá, entra en una danza donde su corporeidad se confunde con la muerte y se tiñe de gris, escuchamos su mudo fragor y la dejamos morir. No se trata solo de los cachacos, es la mirada indiferende por la ciudad; por su cuerpo, por su aroma, por sus sabores. Finalmente la ciudad cambia pero en el inconsciente colectivo no queda espacio para la nostalgia. En alguien quedará el recuerdo y jugará con su elongación a través del tiempo. Recuerdo cuando la felicidad era un chocolate.
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Andres, una vez mas, excelente!!!… mi abuelo que aun vive alla en Bogota tambien es un cachaco de esos que hablado sabroson que todos los domingos sagradamente me llevaba a monserrate, luego a caminar por el centro y por ultimo al campin… de los pocos cachacos que quedan…. esperemos que la nueva generacion de bogotanos sepamos vivir su legado y volver a ser conocidos como los mas cultos, respetuosos y elegantes del pais…
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Acabo de despedir a mi padrino de bautismo, otro cachaco que acababa de cumplir 89 años. Eterno suscriptor de El Tiempo, amante de la buena mesa y de los cuentos cachacos. Siempre culto, siempre elegante, y por supuesto, siempre decente. Quizás esas sean algunas características de los buenos cachacos pero como se están perdiendo, tambien los estamos perdiendo a todos. RIP Rafael.
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Respeto pero difiero de su forma de pensar. Las ciudades y su imaginario cambian. Una cosa es la imagen del cachaco de hace años y otra cosa ser bogotano. Soy bogotano y no porque hable o me vista de determinada forma. Amo mi ciudad, creci por la jimenez, la 26, la septima, la circunvalar, fui a rock al parque, estudié con gente de todas las regiones, me encanta el simon bolivar y las ciclorutas, no cambio por nada salir a un bar en bogota, fui a la luis angel, estudie en los andes todo eso queda en mi bogota y no en la de hace 80 años. Por el contrario de usted, creo que ahora es mas facil encontrar una identidad de un bogotano que hace un tiempo, hace unos años, nuestros padres (la mayoria) llegaron de antioquia, la costa, el valle, santander, boyaca, a construir esta ciudad que nos vio nacer y de la cual me siento muy orgulloso. Mis papas me decian cuando niño rolito y hoy me siento mas orgulloso que nunca de serlo. Bogotano hasta las cachas.
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Despues de leer esto no pude dejar de recordar a mi abuelo, que tambien era un cachaco de verdad.
Los tiempos cambiaron y las ciudades crecieron en toda latinoamerica; Bogota se convirtio en un gigante al igual que Santiago, Mexico DF o Sao Paulo. Los habitantes son ya una mezcla de regiones de todo el pais. Sin embargo, mis amigos (sobretodo los costeños) me dicen que soy el ultimo cachaco. Y me siento orgulloso de ser diferente en esta generacion en la cual los bogotanos han perdido su caracter ancestral.
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Hasta que Dios me preste la vida sere CACHACO, ROLO o como me quieran llamar y no me molesta por que me considero más bogotano que el ajiaco y adoro mi condición de Bogotano, mi ciudad y todos sus encantos, así que para mi no hay extinción
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me gustó su artículo. es una pena que no tengamos identidad por nuestra patria chica. Pero es lógico, porque ni siquiera la tenemos por nuestro país.gracias
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aun me acuerdo de niño, pasar cerca de mi casa todas las mañanas a un autentico cachaco a saul, el de saul en la olla… uno de mis recuerdos mas primitivos de mi vida, fue el ver a ese señor con su pinta de gentleman ingles ir a tomarse su tinto diario. ese hace rato paso a la eternidad, con esa generacion esplendida que en nuestra bogota se dio.
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2° parte
Tal vez si encontráramos nuevamente el verdadero significado del amor por la tierra que nutre la semilla, y el arado que ayudó a cultivarla, tal vez si nos reencontramos con la herencia cultural de nuestra Bogotá y dejáramos de hacer mofa a la RR arrastrada y los términos cachaquísimos que aún se susurran, y sintiéramos orgullo y no verguenza; tal vez se pueda rescatar para los que vienen, el «arraigo» que debemos hacia nuestra ciudad.
Gracias por tu artículo
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Ala mi querido Andrés, chirriadísimo tu artículo. Lamentablemente al convertirse nuestra Bogotá en una metrópolis, poco a poco se fueron incrustando costumbres foráneas regionales y extranjeras que por supuesto no desmerecen, pero que sin darnos cuenta fueron apabullando las nuestras, las de nuestros coterráneos. Claro sin hablar muy duro pues soy hija de santandereanos y por supuesto quiero esa bella tierra, pero mis padres me enseñaron a amar esta ciudad donde nací y que los acogió en otras épocas donde años «A» también había desplazados por la violencia.
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Andrés: Esto no tiene que ver con el artículo, y no se si ya lo sabe, pero le mando dos «links» acerca de los crímenes arquitectónicos contra nuestra ciudad: http://es.youtube.com/watch?v=xbp5NT2Gqws http://www.cambio.com.co/culturacambio/774/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_CAMBIO-4134773.html De nuevo, felicitaciones por el blogotazo. Saludos
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Si lamentablemente es una pena, que los personajes más caracteristicos de nuestra querida Bogotá esten destinados a la desaparción y que lástima que Jose Gabriel sea uno de esos últimos especimenes. Y digo lástima por que el verdadero cachaco era muy superior a este. Y aquellos a los cuales los costeños le endilgan el titulo de cachaco, no son y nunca lo serán. Del cachaco solo queda su vastago, el rolo, él cual como suele suceder con mucha frecuencia por esta epoca, guarda muchas diferencias con su progenitor.
Esta sería una ciudad muy diferente si tuvieramos más Jose Asunción Silva o Rafel Pombo y menos Francisco Santos.
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