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Quien siga creyendo que la sabiduría y la civilización humana decidieron echar sus raíces y encontraron el mayor de sus esplendores en suelo griego o romano hace más de dos milenios, comete un imperdonable error.

Colombia: ese crisol tornasolado de ideas, de ingenio y de inventiva, el majestuoso lugar de origen de sabias máximas como “el último y nos vamos”, “mañana le pago” y “la puntica no más”, y de prodigios de la inventiva del tipo collares bomba, paseos millonarios y otros más, ha sido sin duda, por los siglos de los siglos, el mayor núcleo del conocimiento y del perfeccionamiento intelectual, en lo que a lo humano se refiere.

 

La siguiente es sólo una muestra de las muchas frases que nuestro inagotable genio ha parido, para el deleite y el progreso de la especie. No por nada el país ocupa lugares de privilegio en las tazas universales de respeto a  los derechos humanos, televisión de calidad y líderes de primer orden elegidos bajo el justo imperio de la democracia, con hojas de vida intachables entre pecho y espalda.

 

 

1.    Eso se le demora

 

De la misma rama genealógica del pensamiento budista zen, esta doctrina, erigida desde montallantas, talleres de mecánica automotriz y centros de servicio técnico en computadores, es un llamado a la paciencia y a la capacidad de espera, como un valor infaltable dentro del tejido social en el marco de nuestra atropellada patria. Ante un ‘se le demora’, el decepcionado cliente no puede hacer más que mirar hacia el suelo en un gesto de triste aceptación.

 

2.    Por eso le digo

 

Inmortalizada por ‘La gente de la universal’ esta máxima se constituye en la reiteración de la colombianidad por excelencia. Es cosa común de quien la pronuncia el considerar a su interlocutor sordomudo, impedido mental o estúpido. Cuando alguien se atreva a espetarle las cuatro contundentes palabras, es sensato dar por entendido que quien se las dice lo cree imbécil.

 

3.    Muestre a ver

 

La desconfianza y la duda metódica hacen parte del diario sentir colombiano. Es el sentimiento de nula confiabilidad hecho palabra. Es la criollización patente del pensamiento santotomasino. Ningún colombiano que merezca ser denominado como tal aceptará razón o argucia alguna sin un protocolario y dubitativo ‘muestre a ver’.

 

 

4.    Se lo quedo debiendo

 

Esta prima hermana del pensamiento jesucristiano y altruista de no esperar nada a cambio nos convoca a soportar resignados la ausencia absoluta de regalos en fiestas de cumpleaños, de una puntual recepción de pagos por parte de nuestros deudores o patronos, y de cualquier compromiso derivado de acreencias adquiridas en el marco de bebetas y almuerzos entre compañeros de trabajo. Opositores de esta escuela intelectual son los escarmentados tenderos, quienes, a su vez han hecho populares mediante pegatinas, avisos y manuscritos los sabios mantras de ‘Fiar es cosa ingrata’. ‘Solicite su crédito que nosotros con gusto se lo negamos’. ‘Hoy no fío, mañana sí’, y aquella muestra iconográfica sin par de ‘Yo vendí a crédito’. ‘Yo vendí de contado’.

 

5.    Pa’ las que sean

 

Es el monumento vivo a la incondicionalidad, semejante en espíritu y alma a la filosofía de Alejandro Dumas y sus Tres Mosqueteros, con aquella apología a la amistad de ‘Uno para todos y todos para uno’. Por cierto alguna vez, en un no muy afortunado momento de sus carreras, Sting, Brian Adams y Rod Stewart intentaron musicalizarla con motivo del largometraje del mismo nombre, Al final, en la misma forma en que San Pedro osó negar a su maestro en tres oportunidades, es cosa casi segura que quien sostenga estar dispuesto “pa’ las que sean” se constituya en el primero y más rastrero de los traidores.

 

6.    Eso ya se fue así

 

La preferida de oficinistas o contadores mediocres, correctores de estilo frustrados, malos diseñadores gráficos o industriales, y maestros de obra sin vocación, es la más adecuada de las excusas a la hora de justificar las entregas inacabadas y contrahechas. Amparados en el escaso tiempo cada vez son más quienes siguen esta escuela entre estoica y antiprofesional.

 

–Esa cuenta no cuadra, señor Jaramillo.

–Qué pena jefe, pero eso ya se fue así.

 

7.    Esa platica se perdió

 

Es la forma local del desprendimiento y la renunciación al bien material aderezada con cierto ingrediente resignado. Hay en la frase un componente de tristeza por las infamias del sistema financiero, la poca viabilidad a la que el microempresario colombiano está sometido y la baja capacidad de pago-endeudamiento propia de nuestros compatriotas.

 

8.    Mal que bien

 

También dotada de ese amargo, aunque confortable sabor a resignación, es la variable colombiana del Ying y el Yang. ‘Mal que bien el arriendo se pudo pagar’. ‘Mal que bien tenemos trabajito’. ‘Mal que bien nos alcanzó para el mercado’. ‘Mal que bien tenemos regalitos para diciembre’. Y así la vida se va, mal que bien. Hay, como se ve y mal que bien, cierta piedad lastimera en el discurso.

 

9.    ¿Qué pitos toca?

 

Como Josué y su ejército de vencedores en las murallas de Jericó, la mencionada pregunta es la expresión de duda y temor ante el arribo de algún visitante advenedizo y sospechoso. ‘¿Y este novio nuevo de Marcela qué pitos toca?’. ‘¿Y esta ‘zona de encuentro’ qué pitos toca?’.

 

10...como quien no quiere la cosa…

 

El llamado colombiano al sigilo. Se trata de una lección precautelativa con pocos símiles en el planeta. Obrar ‘como quien no quiere la cosa’ se equipara a ir con cuidado.

 

Por lo general la mayor parte de delitos, peculados, adjudicaciones irregulares de contratos, prevaricatos y enriquecimientos ilícitos en el país se lleva a cabo ‘como quien no quiere la cosa’.

 

11.Por la sombrita

 

“Aunque te haga calor, debes ir por el sol” decía en alguna de sus menos famosas canciones el ya entonces decadente Julio Iglesias, antes de que su apellido fuera teñido para siempre con el deshonor familiar por las interpretaciones gemebundas de su vástago Enrique. ‘Por la sombrita’ es lo contrario. No es una sugerencia motivada por el temor a los rayos ultravioleta o a los sonados riesgos del calentamiento global. Es el corolario metereológico a la ley del menor esfuerzo.

 

12.Déle, que el golpe avisa

 

Es un llamado a continuar, contra todos los pronósticos. Una convocación sagrada a la aventura, a proseguir con ciega fe, sin miramientos o consideraciones preventivas ni analíticas, sin tener idea alguna que qué pueda a ocurrir. Muy propia de los ayudantes de aparcaderos, pero sobre todo de servidores públicos y contratistas oficiales del sector, el ‘déle que el golpe avisa’ es seguido con fervor por conductores de vehículos de transporte masivo, controladores de grúas, ingenieros de Transmilenio y Cemex, y reparchadores de vías y demás. El golpe avisa y mata.

 

13.¿Cómo vamos ahí?

 

Lema subterráneo de políticos clientelistas y corruptos, es primo hermano del ‘donde comen uno comen tres’ o del un tanto más burdo ‘sacar tajada’. Es una invitación formal a tomar partido igualitario de bienes pertenecientes a la esfera pública. ‘¿Cómo vamos ahí?’, significa, al entender de los más sabios colombianólogos ‘en últimas, de este negocito ¿cuánto me queda a mí (sic) y cuánto a usted? Todo esto sucedido por un llamado a no pisarnos las mangueras. Nada de raro tiene la posterior reunión de dos ladrones tras la consumación de algún acto delincuenical iniciada con las palabras protocolarias de ‘¿cómo vamos ahí?

 

14.Lo que le diga es mentira

 

Es, en síntesis, una aceptación por adelantado de que todo cuanto vendrán no será más que ardides baratos y pamplinas con la fantasía y la especulación como único soporte. Es la frase favorita de quienes desprevenidos, son abordados por algún conductor desorientado en alguna esquina para ser socorridos en materia de direcciones y vías.

 

15.Lo malo de la rosca es no estar en ella

 

Si bien los orígenes de esta muy antigua premisa deben remontarse a los tiempos de José y sus hermanos, cuando el bueno de Jacob decidió darle a su hijo menor preeminencia por encima del resto de su progenie, muy a disgusto de la misma, dudo que haya lugar alguno en el mundo en donde el amiguismo, el nepotismo y todos esos  odiosos ismos se encuentren más afincados. De ello pueden hablar con propiedad representantes de todas las esferas del saber humano. Desde futbolistas hasta sacerdotes, pasando por actores, presentadoras de televisión y senadores. Para cualquier duda sugiero remitirse a Barrabás Gómez, Andrés Pastrana o Darcy Quinn.

 

16.Pa´atrás, ni pa´coger impulso

 

La frase refranil más esgrimida por los colombianos que se pretenden optimistas, es la predilecta de reinas de belleza en medio de las gestas previas a las jornadas de elección y coronación. Esta visión, que en principio podría parecer progresista y de avanzada, tiene escondido en realidad un peligroso carácter retardatario. El negarnos a ver hacia el pasado, hacia los centenares de errores cometidos, y hacia esa historia que, o bien desconocemos, o bien nos avergüenza, es sin duda uno de los factores de ese aburrido eterno retorno a la desgracia.

 

Por causa de esa amnesia voluntaria es que aún hoy, en diciembre de 2007, hay quienes creen que estamos celebrando los “10 años de radioactiva, el Planeta Rock”, que en la historia del país hay un solo periodo al que merece ser llamado “la violencia”, o que Andrés López es el primer y más grande comediante colombiano de todos los tiempos.

 

17.Un gana-gana

 

Por lo general es el retruécano que sigue al consabido y ya mentado ‘¿Cómo vamos ahí?’. Hay, en la mayor parte de los casos, dos formas de estar involucrado en un gana-gana. La primera es siendo víctima de éste, en alguna estafa de las muchas y muy originales que se fraguan en el fértil suelo colombiano. La segunda, es siendo su beneficiario, en el marco de alguna de aquellas comisiones de las que tanto saben curadores urbanos, senadores, notarios y otros servidores públicos más.

 

 

18.Faltaron cinco pa’l peso

 

Es el clásico comentario, infaltable, en el marco de cualquier certamen, gesta o competencia internacional en la que, como suele ocurrir, Colombia termina por defraudar incluso al más pesimista de sus seguidores. El grado de decadencia es tal que esa costumbre de segundones de reinado de belleza, competencias ciclísticas o campeonatos de fútbol, tan frecuente en los 80 y 90, ya es un recuerdo lejano e imposible. Ahora con dificultad alcanzamos algún grado de figuración balompédica o estética, y hace mucho que una señorita o una Selección Colombia no llegan siquiera a la categoría de chaperonas o terceras princesas. Siempre “faltan cinco pa’l peso”.

 

19.En veremos…

 

La eterna expectativa por eso que nunca llegará es quizá la mayor virtud del colombiano promedio. Nace de la candidez, de aquellos anhelos que a fuerza de desesperanza se convierten en frustraciones y que a fuerza de frustraciones se convierten en espejismos.

 

20.¿Me regala?

 

Tal vez el pretendido Estado Social de Derecho ha generado un cierto deseo vedado de mendicidad entre quienes son sus ciudadanos. Es normal, admitido y amable el acercarse a la tienda de barrio para pedir en calidad de venta una botella de Seven UP, unas rosquitas o un Chocorramo, incluso anteponiendo ese mentiroso ‘me regala’ a la solicitud final. Es evidente que el tendero, alguien  que deriva su sustento del noble arte de vender en menor medida, no va a hacer donaciones espontáneas sin mayor motivo. El ‘me regala’ sigue, a sabiendas de no ser más que un falso formalismo.

 

 

Hasta aquí va la lista inacabada. Prometo en días próximos completarla. Por ahora me mantendré a la espera, como siempre, de sugerencias, comentarios e insultos… En la próxima entrega, entre otros, “Póngase mosca”, “Píntela, que yo se la coloreo”, y el muy oportuno “Se acabó el año y no se hizo nada”.

 

Que Dios los bendiga,

 

Andrés

 

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