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Si usted no sabe lo que significa Chocoloco, esta es la oportunidad de aprenderlo. Si lo es o si lo sabe, entonces es la de corroborarlo.

 

 

Hace tres tardes estaba tratando, contra mi costumbre, de quedarme dormido frente al televisor.

 

Era uno de esos domingos cuando amigos, parientes y novios marchan de regreso -entre resignados y ansiosos- hacia la puerta de sus hogares después de endulzar sus paseos.

 

Cuando el fin de semana comienza a cantarnos su adormecedora agonía y nos recuerda que mañana es día de trabajo, o que hay comité; que la meta de ventas no ha sido cumplida hasta el momento o que queda algo por hacer que no se ha hecho.

 

Se me ocurrió, mientras veía La Sub-30 y a sus presentadores e invitados, que ellos son, tal vez sin saberlo, discípulos de una especie masiva de la que Andrea Echeverry fue, al menos en nuestro medio, la pionera. De una actitud que desde hace demasiados años ha venido propagándose entre nuestras gentes.

 

Pero en su caso no es algo del todo condenable. Si bien siempre he encontrado algo postizo el comportamiento de Echeverry y sus secuaces, de ella hay que reconocer algo y es el hecho, precisamente, de haber sido pionera.

 

Sí. Pionera. En su tierra, tercermundista, imitadora y limitada. Pero pionera, al fin y al cabo. O cuanto menos la más visible entre las que en su generación profesaron la Chocolocura.

 

Y no lo digo por las curiosas fusiones o las licencias de combinación musical ejercidas por la banda de la que con Héctor Buitrago hace o hizo parte.

 

Eso ya había ocurrido hace más de 30 años con Columna de Fuego,  o con Malanga,  Compañía Ilimitada, o Génesis, o quizá más atrás.

 

Me refiero a pionera del ‘sumercé’, y de esas vestimentas Kitsch que debió lucir con orgullo en Barbarie, y en Barbie; y de cuando ella era Delia y otros eran Los Aminoácidos; y del punk colombianizado; y de ese rescate de lo criollo, tan aplaudido por los más jóvenes en el cierre de Rock al Parque 2007.

 

Ayer, en medio de los pocos comentarios que suscitó la más reciente entrada a El Blogotazo, y al margen de las críticas a lo que dije, leí al amigo Starmaster666 aludir a Daniel Samper Pizano, como precursor de estos tests.

 

Pienso que Starmaster666 tiene razón. Creo que Samper Pizano, o Lucas Caballero Calderón, o Molière, o Álvaro Salóm Becerra, o Antonio Caballero, o Alfredo Iriarte, o José María Vergara y Vergara, o Gonzalo Mallarino, o Arias o Troller, son a su manera maestros, y que imitarlos puede traducirse en un remedo ridículo. Y que, aunque hiciera de ello un propósito sincero y serio, jamás la intención de estilo que hay en mis palabras alcanzaría tan inimitable calidad.

 

Aclaro, una y otra vez más, que la forma como gusto de escribir no obecede a un afán vanidoso de barroquismo, culteranismo, ni de excesiva ornamentación afectada. Es la manera como digo las cosas, de toda la vida.

 

Ahora, sí. Después de la antesala y el capítulo de halagos y explicaciones de rigor, comienzo a cumplir con la reciente promesa, que por cierto está unida al planteamiento de párrafos anteriores.

 

Andrea Echeverry fue en su momento una protochocoloca (es decir, quien se anticipó por años al ejercicio de la Chocolocura en un tiempo en el que los Chocolocos aún escaseaban en Bogotá).

 

Esta condición es ya emprendida con esplendidez y largueza -o acaso decadencia y extrema masificación del movimiento- por María C., Ximena Ángel en sus primeros años, o Simona Sánchez.

 

Ninguna de las tres hizo nada distinto a seguir, a su manera, la senda legada por Echeverri con sus oraciones saturadas de sumercés, sus imposturas caribeatómicas de avanzada, y sus entrevistas desparpajadas.

 

Ahora, saturados hasta la náusea de Faceboooks, Flickers, o de núcleos como Las Hamburgueserías o Socorro! está claro que los nietos de esa primera generación de protochocolocos ya son una tribu, dotada de conductas, costumbres y actitudes perfectamente detectables.

 

Así pues, nos disponemos a hablar de aquellos especímenes que merodean las facultades de Arte, que acostumbran intervenir sténciles, que buscan o han trabajado en CityTV o en Body Channel. Una colectividad no muy común hasta hace algunos años, pero hoy diseminada.

 

El origen de la expresión Chocolocura se remite quizá al pequeño elefantillo que de la nada emergía desde los empaques de Choco Chrispis de Kellog’s, llenando de bienaventuranzas nutricionales a la familia, durante las horas del matutino desayuno. ¡Qué Chocoloco soy!

 

Van las preguntas, precedidas de un llamado a ser sinceros. De nuevo, no hay que angustiarse. Todas las siguientes caracterizaciones están basadas en prejuicios, y casi todos hemos rayado, al menos una vez en la Chocolocura. Y después de todo el orden de los pecados no altera el castigo.

 

 

Por favor, contabilice a cuántos de los siguientes interrogantes dice No.

 

1.       ¿Es usted allegado a alguno de los miembros de Populardelujo.com o de Excusa2 PrintSystem?

2.       ¿Estudia, estudió o ha pensado estudiar Diseño Gráfico o Publicidad en la Universidad Jorge Tadeo Lozano o en el Politécnico Grancolombiano?

3.       ¿Se encuentran entre su círculo de amigos Simona Sánchez‘Connie’ Camelo, y/o Camilo Moya?

4.       ¿Ha asistido usted a algún concierto de Bhang?

5.       ¿Está usted entre los fieles lectores  o colaboradores de Cartel Urbano, Directo Bogotá, o de alguno de aquellos magazines citadinos en auge durante días recientes?

6.       ¿Pertenece usted al círculo selecto de amigos jóvenes de Carlos Gaviria Díaz?

7.       ¿Ha ido usted a La Hamburguesería ‘en’ La Macarena en más de tres oportunidades durante los 12 pasados meses?

8.       ¿Vive usted o alguno de sus más próximos y fraternales amigos en el sector mencionado en el punto 7?

9.       ¿Forma usted parte de quienes al ir caminando por el ya mencionado barrio suele encontrarse, cuanto menos, con unos siete u ocho conocidos a quienes saluda con un abrazo, y a quienes -además- termina visitando al cabo de unas horas?

10.    ¿Usted, o alguno de sus amigos es propietario de un sello disquero independiente?

11.    ¿Gusta usted de frecuentar conciertos de Sidestepper y suele referirse a Richard Blair como ‘Richard’?

12.    ¿Ha intentado usted alguna vez estudiar cine o hacer un filminuto?

13.    ¿Asiste usted con regularidad a las fiestas indie, retro, post punk o New Wave, y cree conocer a la perfección las bandas inglesas underground del momento?

14.    ¿Corresponde usted a esa generación en donde la bisexualidad se ha convertido en una pose?

15.    Si es usted mujer… ¿le genera alguna incomodidad tutear a los miembros del género opuesto? (Véase ‘Chica chonqueta’ en www.juglardelzipa.com)

16.    ¿Se refiere usted a todo aquello a lo que no le agrada como ‘hippie’?

17.    ¿Dice usted admirar las estéticas populares, y siente fascinación morbosa por Jorge Barón, Gali Galiano o El Burro Mocho?

18.    ¿Se considera usted un fotógrafo o cronista gráfico, en particular urbano, y por esta razón su Flickr está lleno de ancianos, menesterosos, vagabundos o gente de la calle?

19.    ¿Frecuenta usted las cigarrerías de la Carrera 11 entre calles 78 y 80, para luego adentrarse en MaiLironDarlin o Eje (Mod)?

20.     ¿Tiene usted alguna banda conceptual, estilo Los Claudios de Colombia o Los Pussylanimes dedicada a la elaboración de versiones tipo punk de viejas baladas o temas tropicales?

21.     ¿Trabaja usted o alguien a quien conozca en Mucha Música? Y en dicho caso… ¿se refiere usted a CityTV como ‘city’?

22.    ¿Suele usted ‘intervenir’ sus camisetas de Zara para que luzcan como originales de 1982?

23.    ¿Realiza usted livearts, performances, puestas en escena, o una mezcla de todas las anteriores?

24.    ¿Se siente usted orgulloso de los muchos viajes tipo mochila realizados en compañía de algún amigo a Taganga o el Desierto de la Tatacoa?

25.    ¿Profesa usted una atracción irrefrenable por directores de cine, fotógrafos, músicos, artistas conceptuales y demás?

26.    ¿Saluda usted con un abrazo a Carlos ‘Champi’ Benavides o a Pepe Plata?

27.    ¿Concurre usted con frecuencia a Socorro o Candelario para oír ‘tocar’ a José Gandour, o a alguno de los dos personajes reseñados en el punto anterior?

28.    Si la respuesta al punto 27 es positiva… ¿promociona usted tales eventos vía Facebook?

29.    ¿Genera en usted cierto sentimiento de ofensa  el ser tildado de emo?

30.    ¿Trabaja usted en alguna agencia de publicidad, en una productora, o en algún portal de arte conceptual?

31.    ¿Es el ringtone de su celular una canción de Sigur Ross?

32.    ¿Siente usted una fascinación mentirosa por todo cuanto parece ser vintage o retro, como los Ataris, los afros, y demás estéticas propias de los 80 o 70?

33.    ¿Experimenta usted un sentimiento paroxista de éxtasis al observar videos o comerciales de los 80 vía YouTube?

34.    ¿Están entre sus hábitos de sábado el consumo de metaanfetaminas o whisky con Red Bull?

35.    ¿Podría usted mencionar los nombres de los de más de tres DJ’s reputados del momento?

36.    ¿Fue usted alguna vez a oír champeta en vivo en La Latina?

37.    ¿Se ufana usted de haber conocido a Ceratti en dicho bar, y dispuso en su Messenger una fotografía tomada con su teléfono móvil en la que aparecen él y usted juntos?

38.    ¿Ha aplicado usted a alguna gráfica de sí mismo el clásico efecto de Photoshop a lo Andy Warhol; y en tal caso, ha subido usted esa imagen a MySpace o Flickr para compartirla con el resto de la humanidad?

39.    ¿Posee usted una cuenta personal en Flickr o Facebook, a la que alimenta con las imágenes de las más recientes festividades o conciertos a los que ha asistido?

40.    De ser así… ¿Reconoce usted a más de cinco amigos en los álbumes y suele ser ‘tageado’ en éstos?

41.    ¿Asiste usted a los eventos de El Rompecocos?

42.    ¿Se divierte usted haciendo su propia música afroposmoderna en Protools o FrutiLoops y abre con ella lugares en MySpace?

 

43.  ¿Se contaría usted entre los fieles asistentes a In Vitro Visual?

 

44. ¿Oye usted con frecuencia a imitadores jóvenes de Los Gaiteros de San Jacinto, con jeans Levis a bordo, Converse y camisetas en alusión a alguna estética popular?

45. ¿Ha usted contemplado la posibilidad de irse a vivir a Milano, Barcelona, Amsterdam o, en el menos solvente de los casos, a Buenos Aires, porque ‘es que a estos colombianos no sé qué les pasa, marica’?

 

 

Sí respondió ‘no’ a..

 

 

… entre 0 y 10 preguntas: La palabra Chocoloco es poco para usted. Lo esperamos esta noche en la magnífica noche de El Rompecocos y El Candelario acompañados «de sus amigos el Hip-Hop, el Perreo, el Cumbow, el dub reggaero, el Champetown, el Electro-TV, el Pop que todos adoran, el Dans, el Popero, el Hipermegaretro, Una Salsita, la infaltable Changa y Los Cuentos de La Cripta«.

 

… entre 11 y 21 preguntas: A pesar de sus frecuentes encuentros con amigos en las cigarrerías Rikotto o Alvernia de la carrera 11, todavía hay algo que lo aleja de la condición Chocoloco VIP. Busque en su corazón. Sólo ahí está la respuesta. Colectivos necesitados de gente y de financiación hay, y por montones.

… entre 22 y 31 preguntas: Así como en anteriores conversaciones se habló del Snob Emergente, usted puede ser catalogado como un Chocoloco Emergente. Esos niveles intermedios son cómodos, pero nada recomendables. El consejo es tratar de ubicarse en cualquiera de los subgrupos anteriores o posteriores.

 

… entre 32 y 44 preguntas: Para su disgusto o agrado usted no es un Chocoloco. Pero no renuncie a la esperanza. Hay Chocolocos que han llegado a serlo bien entrados en los 30 y 40. Sus nombres serán mantenidos en reserva, por el respeto que me merecen y por lo poco que gusto de suscitar el ridículo en mis semejantes.

 

Que Dios los bendiga,

 

Andrés

 

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