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Twitter: @jeroriveracine

Es posible que muchos de los jóvenes de hoy no sepan que las películas protagonizadas por superhéroes solían ser una excepción en la cartelera comercial cinematográfica.  En la actualidad es extraño pensar en salas de cine que no tengan, al menos, una película de personajes con super poderes o de villanos que quieren acabar el mundo…pero esto no siempre fue así.

La cartelera de un multiplex en 2013

Un multiplex en 2013

 

Sé que este texto me hará parecer un anciano, pero puedo dar fe de que en la década del 90 (cuando yo era un adolescente) las películas se veían ya en los centros comerciales, pero también en muchos barrios en donde era posible asistir a teatros tradicionales para ver una sola película, razón por la cuál era necesario mirar primero la cartelera en el periódico para elegir la sala.  Esta condición hacía que el ritual de ir al cine fuera exclusivo (no parte de una ida al centro comercial) y que fuéramos a ver las películas que nos interesaban.  En Colombia, como en otros países de América Latina, el cine norteamericano tomó más fuerza en esa década, impulsado en buena parte por los tratados de libre comercio entre nuestros países y el gigante del norte, que imponían restricciones a las medidas proteccionistas al cine local, y la cartelera comercial dejó de exhibir muchas buenas películas europeas, asiáticas y hasta latinoamericanas que no eran escasas en las salas de aquél entonces.  Con Hollywood como líder absoluto, el siglo XXI trajo una nueva tendencia que aun impera en los cines: la invasión de los superhéroes.  

Ya en 1979 el conglomerado Warner Bros era el dueño de DC Comics, pero solo hasta 2009 lo convirtió en DC Entertainment para competir directamente con Disney, quien adquirió Marvel Comics ese mismo año.  Antes de eso ya habían sido muy populares las sagas de personajes como Superman, Batman y otros menos conocidos como Spawn y El fantasma. El siglo XXI ya había visto el estreno de las primeras películas de las sagas de X-Men, Blade y Spiderman; así como películas individuales de Hulk, Batman, Daredevil y desastres como Catwoman, Elektra y Los cuatro fantásticos.  Sin embargo, el punto que iniciaría esta nueva tendencia es el estreno de Iron Man en 2008 y la inauguración de lo que se conoce como el MCU (Marvel Cinematic Universe), un conjunto de películas protagonizadas por héroes y villanos que se conectan entre ellas con apariciones crossover y escenas extras para promover los siguientes estrenos.

A partir de allí, toda una generación creció viendo y consumiendo masivamente las películas de Disney-Marvel, que llegaron al punto más alto con el estreno de la nueva película más taquillera de la historia: Avengers Endgame en 2019. Los llamados «Centennials» o «Gen Z» crecieron con estas películas y vieron en el estreno de la última de sus historias un hito generacional solo comparable con lo que significaron en su momento la saga de Star Wars para la generación X o el final de Harry Potter para los «Milennials».  DC, por su parte, ha hecho sus apuestas por un mundo cinematográficamente más oscuro y de acción representado por Batman como su personaje más emblemático y en el que se incluye el muy exitoso spin-off de las películas del Joker.  Sin embargo, es claro que esa puja ha sido ganada ampliamente por Marvel.

¿Qué tienen de malo las películas de superhéroes? en primera instancia, nada.  Son películas que suelen ser entretenidas, con inversiones millonarias, grandes estrellas de Hollywood y una promoción impresionante que genera buenas resultados.  El problema, por tanto, no es de cada una de estas películas sino que, en conjunto, invisibilizan el resto del cine, relegándolo a pocas salas y funciones o excluyéndolo definitivamente de los cines, ¿quién de ustedes ha querido ir a cine y no ha encontrado alternativas de su gusto?  De esta forma, el cine se convierte, de manera exclusiva, en un espectáculo más cercano al parque de diversiones (como ya lo mencionaba Scorsese) que a un acercamiento a la condición humana o una reflexión sobre los fenómenos sociales.  El cine ha sido históricamente un escenario de tensión entre el arte, la cultura y el entretenimiento y estas películas apuntan solo al tercer factor lo que hace que se conviertan en buenos productos de consumo sin más alcance que la experiencia en salas.

La de esta semana

La de esta semana

El cine de autor, de arte o «festivalero» es necesario también para enriquecer el espíritu, propiciar la reflexión o asomarse a la realidad de otras culturas o épocas para aprender y pensar un poco. Este tipo de cine debe hacer parte también de la cartelera y es fundamental que no se invisibilice porque estaríamos perdiendo una de las más bellas oportunidades que nos da el cine: asomarnos a otras realidades.

De todas formas, no quiero comparar peras con manzanas ni asumir posiciones extremistas como las del propio Scorsese, quien dijo que el cine de Disney/Marvel no es cine. Es importante equiparar el cine de superhéroes con el buen cine comercial: ese que tiene como intención fundamental el lucro y apunta al público masivo. Podríamos revisar una buena cantidad de comedias, películas animadas, de terror y romance que cumplen con la premisa de entretener y, al mismo tiempo, dejan algún mensaje o reflexión sobre nuestra propia vida y cotidianidad. Sin ir muy lejos, podemos mencionar películas recientes como Top gun Maverick, Parásitos, El juicio de los siete de Chicago, Todo en todas partes al mismo tiempo, El buen patrón, Red, Soul, Onward, Un lugar en silencio, La bruja, Midsommar Dune para ver que es posible contar buenas historias, que interesen al público y vayan más allá de la fórmula ya desgastada de los superhéroes.  Las películas son viajes maravillosos, que bueno sería que también incluyeran como destino una mirada a nosotros mismos, a lo que somos y vivimos.

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