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El paro camionero sacó el facho que llevan los petristas y el mamerto que llevan los uribistas.

Por un lado, la derecha colombiana defendió las protestas y los subsidios de los que tanto despotrica.

Y por otro lado, la izquierda estigmatizó las protestas que la subieron al poder y las dispersó con el ESMAD que juró desmantelar.

Y mientras Roma se quemaba, Nerón tocaba la Lira: El presidente Petro, en televisión nacional, decidió hablar de PEGASUS y de espionaje.

Así de fácil, algunos de los políticos que acaloradamente debaten, que se insultan y que cada 15 días tienen una conciliación en la Corte Suprema de Justicia, se cambiaron al bando opuesto sin siquiera sonrojarse.

¿Por qué?

Porque su prioridad NO es el bienestar del país.

Políticos sin ideas

Nuestros políticos, en su mayoría, no tienen ideas.

Derecha o Izquierda, en principio, son ideologías que buscan un mejor país. En lo que difieren es en el ‘cómo’ para construir ese mejor país.

La verdad es que la gran mayoría de nuestros políticos no piensan en un mejor país y, por ende, carecen de ideología.

Sus decisiones, sus intervenciones, sus vídeos, sus textos, no buscan construir país. Persiguen, a su manera, sus intereses personales y narcisistas. 

Una derecha seria habría apoyado la decisión del gobierno de desmontar el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC). 

Pero nuestra derecha fue pequeña, y eligió los aplausos fáciles sobre las decisiones necesarias. 

Una izquierda seria en campaña no habría prometido aumentar subsidios (gastos) bajando impuestos (ingresos), simplemente porque las matemáticas no daban.

Pero nuestra izquierda fue diminuta, y eligió prometer todo lo que hoy incumple. 

¿Cómo creer en una derecha que no le reconoce un acierto a la izquierda? ¿Cómo creer en una izquierda incapaz de responsabilizarse por sus errores?

Ser impopular

¿Alguien cree que es una buena idea tener un médico que diagnostique con aplausómetro?

Claro que no, sería el peor médico del mundo.

Y es que precisamente las noticias más difíciles son muchas veces las más necesarias.

¿Cómo luchar contra un cáncer sin siquiera saber que se tiene cáncer?

Nuestros políticos, como los médicos, deben diagnosticar la sociedad y buscar darle un tratamiento.

La diferencia es que los políticos sí viven con un aplausometro, y mienten porque les asusta dar las noticias duras -pero necesarias-.

Dejenme les comparto la mala noticia: Producto de años de corrupción, de ineficiencia, de malas decisiones y de el contexto internacional, las finanzas del país están jodidas.

Y como en cualquier hogar, cuando la cosa va mal, hay que remangarse la camisa y ajustarse el pantalón: aumentar los ingresos (impuestos) y disminuir los gastos (subsidios, programas, etc).

Eso es sumamente impopular, además de tener muy poca legitimidad ¿Por qué pagar más impuestos en un país lleno de pícaros?

Estoy de acuerdo, es difícil pagar impuestos en el país de los Benedetti’s.

Pero lo cierto es que esa parece ser la solución inevitable -en el corto plazo- para poder seguir teniendo un país que se llame Colombia.

Faltan líderes, sobran políticos

Dinero y fama. 

A veces pienso que muchos políticos son como rockstars que buscan reconocimiento, dinero y aplausos. 

El problema es que quien vive por los aplausos muere por las críticas. Y se vuelven malos políticos porque temen hacer un diagnóstico realista. 

Hoy no necesitamos más sexagenarios vanidosos, necesitamos hombres y mujeres que entren a trabajar por lo público.

¿No se habría engrandecido María Fernanda Cabal de haber apoyado al gobierno durante el paro?

¿No sería ‘más’ la figura de María José Pizarro de haberse opuesto firmemente a la reelección del presidente Petro? 

Yo creo que sí.

Yo creo que se necesitan liderazgos que tomen las decisiones necesarias, aún cuando generen más críticas que aplausos.

Y la forma en la que como sociedad aportamos, es siempre prefiriendo las verdades incómodas a las mentiras reconfortantes.

Hoy, en Colombia, no cabe un político más. Y sin embargo, escasean como nunca los líderes.

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