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Al proyecto de reforma de la salud de la ministra Corcho se debe el que Colombia pueda disfrutar de un privilegio que no tiene el pueblo más avanzado del mundo: el de disponer de políticos convertidos de la noche a la mañana en insomnes cuidadores de la salud de sus ciudadanos.

Entre estos sanadores de última hora hay de todo: improvisados reformadores liberales, redentores de próstatas conservadores, discípulos del honrado Carlos Palacino vargaslleristas, y hasta perennes estudiosos de los efectos nocivos de la muerte, como el senador Miguel Uribe Turbay.

Él es, sin duda alguna, el más incisivo y genial de todos. No por nada acaba de elaborar un proyecto de ley que hará historia: el de una reforma, no de la salud, sino de la intratable y descocada muerte nacional.

En conferencia de prensa, Uribe Turbay presentó las bases filosóficas y científicas de los cambios que propone.

“Primera base sólida: está comprobado que la principal causa de defunciones en Colombia es la muerte; luego, es ésta la que precisa de una reforma urgente y no la precaria salud”, sostuvo el senador.

“Segunda base sólida: La muerte funda su eficacia laboral en los estímulos que ella misma produce y ofrece; así las cosas, y para mitigar los efectos letales de esos estímulos, el Estado debe eliminarlos de una vez por todas”, agregó.

Reveló luego algunas de las propuestas del saludable proyecto que él llama Reforma para una breve inmortalidad.

Las formuló así:

“Por razones conocidas, los cementerios ejercen una atracción fatal sobre las personas fallecidas. Si el gobierno cierra esos negocios, la gente no tendrá motivos para hacer uso de su condición mortal.

“La incineración ‘posmorten’ produce en la víctima un dolor insoportable y eterno. Ante tanta crueldad, es seguro que la gente no se dejará morir. Entonces, para que la gente viva bajo amenaza de crematorio y en consecuencia no expire, préndase uno en cada pueblo de Colombia.

“Quien maneje la tasa de mortalidad será quien quite y ponga muertes. Por una Colombia ajena a las defunciones, el Estado debe quitarle ese manejo a la parca y asumirlo él de forma inmediata y exclusiva.

“El proyecto de la ministra Corcho garantiza una muerte rápida a todos los colombianos. El mío no. Por el contrario, el mío busca suspender en todo el territorio nacional el derecho de morir, y poner en su lugar el derecho, si no a una inmortalidad completa, al menos a una parte de ella”, terminó diciendo Uribe Turbay.

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