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Imagen de: Hugo Molano Rojas

Imagen de: Hugo Molano Rojas

Hay algo ridículo en las noticias importantes. Siempre lo habrá. El periodista serio ha de buscar y hallar esa parte risible, y mostrarla luego según los dictados del mamagallismo criollo. Como lo intenta hacer enseguida el HAZMERREÍR.

Dios los hizo, y el ñoñismo los juntó

Los hechos suceden y acaban del modo siguiente:

Alejandro Ordóñez afirma en el consejo permanente de la OEA que todos los venezolanos que llegan a Colombia son castro-chavistas que, disfrazados de víctimas, vienen a “irradiar en la región el socialismo del siglo XXI”.

Maduro replica de inmediato acusando que “la presencia de Ordóñez en la OEA hace parte de la agenda del presidente Duque para irradiar en la región el sonso-ordoñismo del siglo XV”.

Maduro, a modo de explicación de lo que él entiende por sonso-ordoñismo, da el ejemplo siguiente: “Quien más viva y elocuentemente encarna al sonso-ordoñismo colombiano es la vicepresidenta Ramírez”.

“Porque nadie hace lo que ella hizo, que fue regalarle a Ordóñez cuatro soles militares, para luego tildarlo de “general de cuatro soles”. De seguir así, pronto halagará a Uribe diciéndole “Mi general de cinco soles”, y Uribe, envalentonado, le pagará a ella el favor otorgándole la presidencia, no de Colombia, sino de la Asociación de veteranos en condición de uribidad.

“¡Que el Dios de Colombia le devuelva a los soles militares el honor que Martha Lucía les ha quitado”, acaba exclamando Maduro.

Sin sus testículos a otro cargo

“Las facultades de investigación de la Fiscalía quedaron emasculadas”, declaró Néstor Humberto Martínez el día que Jesús Santrich consiguió sacarlo de la Fiscalía General de la Nación.

Según la Real Academia Española, emascular significa “extirpar los órganos genitales”. O “capar”, si el lector prefiere.

Si no puede uno imaginar a unas facultades de investigación dotadas de órganos genital colgantes, mucho menos va a poder imaginarlas castradas.

Lo que sí se saca en limpio de este relajo judicial es que quien realmente quedó emasculado, y bastante bien emasculado, fue Néstor Humberto Martínez, y nunca las dichosas facultades de investigación, como él insinuó en su momento.

Y emasculado sin dolor, además. Gracias, por supuesto, a la impecable operación de extirpación que le hicieron, y a la que la historia recordará con el nombre de Operación Santrich, como muestra de gratitud perpetua a aquel visionario que supo llevarla a cabo: Jesús Santrich.

*Contenido satírico. Meramente burlesco.

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