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En la lucha contra el calentamiento global ningún pueblo ha pujado tanto y con tanta fuerza como el antioqueño.

Y con resultados espléndidos: ningún lugar de Antioquia padece hoy de calentamiento global. Un logro digno de ventilarse aquí.

Los conquistadores trajeron de España el primer clima que tuvo Antioquia. Lo instalaron y luego comenzaron las dificultades. Éste se hizo insoportable pronto, y cuando los nativos intentaron durante la Independencia devolverlo a España, se volvió  “intransportable”.

En medio de este ambiente ocurrió la invasión de la tribu de los Paisas. Donde hace falta un paisa, un paisa aparece enseguida. En la Antioquia de entonces hacían falta todos, y por eso todos la ocuparon.

Fueron ellos los que emprendieron la raza pujante y la batalla por quitarse de encima aquella atmósfera extraña.

Empezaron por la reproducción humana en masa. Es decir, a multiplicarse como paisas. Los exportaron a Caldas, Quindío y Risaralda cuando a la pujante raza no le cupo un paisa más.

El clima se calentó de pronto. No por el exceso de reproducción, como bien podría pensarse, sino por la industrialización. Mientras la reproducción descansaba, las empresas nacían.

Comenzó luego la puja contra el calentamiento. Descubrieron que el gas que lo causa es el Bióxido de Carbono, y decidieron remplazarlo por un gas de origen paisa.

Declararon al Bióxido de Carbono gas no grato y dieron orden de producir el más paisa y orgánico de todos los gases: el Bióxido de Fríjol.

El potente aroma del Bióxido de Fríjol sacó corriendo al Bióxido de Carbono. Y se cree que no regresará mientras la raza paisa continúe consumiendo cerdo y fríjol durante las veinticuatro horas del día, y además siga pujando como hasta ahora ha pujado.

El mundo entero envidia el moderno clima de Antioquia, y agradece al fecundo ingenio paisa la creación de la única arma capaz hoy en día de acabar con el calentamiento global: la lucha de gases.

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