De a poco vamos saliendo del entorno
mezquino y descarado que envuelve al fútbol colombiano. Ambiente lleno de
arpías y vivos que desean adueñarse, cada que pueden, de un «pedazo del
pastel».
¿Qué estará pasando por la cabeza de Eduardo
Lara y Juan José Bellini en este momento? Traigo a colación esos nombres
porque, en su momento, intentaron detener o en su defecto obturar la carrera
futbolística de Juan Fernando Quintero (nuestra gran promesa juvenil) y del DT
campeón, Carlos El Piscis Restrepo.
«La
verdad, me sentí muy desilusionado al verme despreciado por el técnico Lara.
Llegué a pensar que no era él el que me dejaba por fuera sino el país»,
decía Quinterito en un entrevista en el año 2010 con el periodista Jaime
Herrera Correa.
A
lo que el diez continuó con franqueza: «No sólo me devolvió y privó de un
Mundial sub17, sino que me dijo unas palabras muy malucas, que no deseo
repetir, y que me hicieron sentir mal y hasta decepcionarme de mí mismo».
¿Qué
fue lo que le dijo? Fuentes cercanas a ese nicho de trabajo afirman que «lo
descartó por bajito y además, le sugirió que se dedicara a otra cosa, como a
ser vigilante, por ejemplo».
Entonces,
¿cómo demonios podemos esperar que el fútbol juvenil avance con formadores de
esta deliciosa estirpe? ¿A cuántos más no les habrá dicho cualquier cosa?
Gracias
a Dios por su fortaleza mental y valores adquiridos en la casa, Quinterito no
dejó de lado el romance que tenía con la pelota: «No lo dejé, porque
encontré respaldo y recibí consejos en Envigado, pues con lo que me dijo el
señor Lara llegué a creer que no había nacido para esto…».
Con
los sueños de una persona, en este caso un niño, NO se juega, señores. Es ostia
sagrada que hay que procurar potenciar y no disminuir.
Al
Piscis Restrepo le ocurrió algo similar, pero en otro contexto. Acá la
«belleza» fue Juan José Bellini (Ex presidente de la Federación Colombiana de
Fútbol), quien, después de que el DT clasificara en 1993 a Colombia, para el
Mundial de la categoría en Australia, realizó todo tipo de «jugadas» para
incomodarlo y así forzar su renuncia.
Lo
que ocurrió fue que, en ese entonces, previo al Mundial, la Selección Colombia
jugaba un amistoso en Venezuela ante México. En dicho partido, por decisiones
arbitrales que cayeron muy mal, se desató una gresca tal que, la Federación
Colombiana de Fútbol decidió suspender por más de cuatro meses a Wilmer Ortegón,
Juan Carlos Quintero y Nixon Perea, todos jugadores importantes de ese
entonces. Eso significaba que no podrían ir a la cita orbital.
«Por
eso, cuando conocí la medida me sorprendí- dice El Piscis en una entrevista del
diario El Espectador–.
Llamé y le dije (a Bellini) que se desbarataba la Selección. Realmente no
encontraba las condiciones para desarrollar un trabajo acorde con la
importancia de un Mundial. Me
dijo que no se podía echar reversa y que debía acomodarme a las circunstancias.
Entonces, preferí pasar mi carta de renuncia porque incluso ya se hablaba de un
reemplazo (Reinaldo Rueda)».
A
lo que el DT continuó en la misma entrevista: «Esa fue una jugada que hicieron
para sacarme. Tan es así que luego, a esos jugadores, los reincorporaron y
terminaron jugando el Mundial. A mi me
sacaron por ser antioqueño y porque los dirigentes no lo eran. Pero, ¿qué culpa
tenía de que mi mamá me hubiera parido en Medellín?», concluía El Piscis.
Y
sí, qué culpa tenía de nacer él en Medellín, pero ya todos sabemos que ese
regionalismo exacerbado está instaurado en el país desde hace rato y que la
única manera de extirparlo es llenándonos de tolerancia y cultura. Valores que
escasean.
La
vida no se queda con nada y está en constante rotación. Tanto a Juan Fernando
Quintero como al Piscis, el curso de la vida les sonríe y les da una nueva
oportunidad de evolucionar.
Ambos
demostraron su capacidades y se proyectan, cada uno a su manera, con pasos
agigantados.
¿Qué
pensará Lara del crack «vigilante» de la Sub20? ¿Qué pensará Bellini de,
seguramente, un limitado como Piscis Restrepo? De a pocos vamos saliendo de
este retrete.
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