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Tremendo resbalón el nuevo estreno en dramáticos del 2017 en Colombia. La serie de Teleset y Sony Pictures sobre la vida del expresidente venezolano Hugo Chávez Frías, que ansiosamente compró el alicaído canal RCN, creó una apabullante expectativa y se vendió como un lanzamiento mundial no pudo tener otro final diferente al del rechazo de gran parte de los televidentes colombianos y, muy probablemente, de Latinoamérica.

Un colega que estimo muchísimo plasmó contundentemente su opinión frente a este descalabro del siguiente modo: “La mayoría de colombianos odian a Chávez, Maduro y esa línea socialista”. En efecto, con tantos antecedentes de la mala imagen del gobierno vecino ¿no era previsible el riesgo? Durante la existencia de Chávez su aceptación en nuestro país iba de mal en peor, como lo resume el portal Confidencial Colombia. “En el año 2008, donde las relaciones entre los países estaban en su peor momento, la firma encuestadora Invamer-Gallup mostó a un Chávez con un 8 por ciento de favorabilidad, contrastado con el 80 por ciento de su homólogo colombiano [de la época]”. Repuntó levemente a inicios del gobierno Santos, pero no fue ninguna garantía: el antichavismo predicado en la era Uribe le alcanzó para el día de hoy y ya es conocido por todos sus efectos con el sonado plebiscito del año anterior. Hoy en día desafortunadamente todo lo que suena a Venezuela lo impregnan de un tinte político bastante deformado, casi pestilente, llegando incluso a la xenofobia, algo muy injusto y que rebasa toda proporción.

En segundo lugar ¿era el Canal RCN la pantalla? Siguiendo los comentarios de mi colega “La mayoría de los colombianos odia a RCN por vendido, por politizado, por ir en contra de la Paz”. El canal lo sabe: la mayoría del público le ha dado la espalda por su marcada confrontación con el gobierno actual y complacencia con el anterior, amén del poco carisma de sus figuras actuales, entre otras razones. No importan sus escasos momentos de genialidad: su política del prime time encabezada por su noticiero en franca lid con el establecimiento, la inestabilidad de los horarios que tanto la afectó en el pasado y su extraña forma de programar ya no crean hábitos de nada: pasan de series médicas o de abogados con tonos ligeros a bionovelas densas que no disimulan su raíz crítica, sin contar el compás de espera que se dieron al transmitir una serie mexicana, algo que en otros tiempos hubiera alborotado al gremio.

Con ese contexto ¿estábamos llamados a contar su historia? Si pocas veces nos apersonamos de los dramas propios, no podíamos esperar más que indiferencia por un asunto que nunca hemos considerado como nuestro. Ante las dificultades que atraviesa la libertad de expresión en el vecino país, otrora Meca de los dramatizados, al parecer fuimos la mejor opción para contar una versión de la vida de Chávez con la que es difícil estar de acuerdo. No iba a existir un punto medio que calmara los ánimos entre seguidores y opositores, pero semejante “homenaje” artístico planea más por la diatriba y el señalamiento, y esa falta de distancia de los hechos ni siquiera crea morbo por el desconocimiento del contexto, lo que inmediatamente evita cualquier tipo de empatía con el personaje, tan necesaria en las creaciones dramáticas. Tampoco ayuda que gran parte del elenco colombiano que participa representando a venezolanos no lo haga convincentemente y produzca risas o incredulidad.

Entonces ¿todo es malo en El Comandante? El reto era gigantesco y, desde luego, había que asumirlo como lo que era. Andrés Parra hizo su mejor esfuerzo, muestra a un Chávez con matices aunque caiga en cierta caricaturización. Lo rodearon con grandes buenos actores nacionales: Julián Román (post Juan Gabriel), Jimmy Vásquez, Jairo Camargo ¿Les creemos? Ahí si apelo más a los comentarios de espectadores venezolanos, que parecen conformes hasta cierto punto con las interpretaciones. Debo decir que el primer capítulo sí tenía pinta de serie: buen ritmo, un referente histórico que nos ubica al protagonista (el fallido golpe de Estado de 1992) y un final enganchador, pero en los siguientes volvimos a lo de siempre: el recurso de la infancia y adolescencia, por momentos irritante, perdiendo el interés en la perspectiva que eligieron. El flashback me sobra.

¿Fue una pésima estrategia enfrentarlo con la recta final de Sin Senos Hay Paraíso? Dicen que el que pega primero pega dos veces, pero no siempre es una máxima en los negocios. Aunque el tema narco ya está sobresaturado y la historia de Catalina es cada vez más rocambolesca gustó y punto. Nada raro tendría que su reemplazo, la historia de alias Popeye, camine por ese sendero, tomando en cuenta que el personaje en cuestión sigue vivo y dando de qué hablar. De ello hablaré en su momento cuando sea su estreno. Por lo pronto, para los que la quieran seguir, la versión emitida por TNT parece menos editada.

Las historias reales pueden contarse con soberbia o sensatez. La lección más reciente estuvo con el caso de O.J Simpson: tanto la galardonada miniserie de Ryan Murphy como un documental a las puertas del Óscar actualizaron la tragedia y el show mediático generado, dejando las especulaciones al público ¿Seremos capaces de contar nuestras historias con el rigor suficiente para que el público se acerca a ellas y haga los juicios que desee sin prevenciones?

En estreno: 24 Legacy

Ya la había mencionado en un post anterior y merece mi comentario tras ver sus primeros dos capítulos. No era fácil reemplazar a Jack Bauer, pero de entrada es una declaración de intenciones que eligieran a Corey Hawkins para tomar el testigo como el sargento Eric Carter. Su traumático pasado como veterano de guerra es la marca de la casa, y los que siguieron a Bauer en su etapa anterior no se sentirán defraudados al ver a todo un “hinchapelotas” en forma, con habilidades muy similares a las de su antecesor si bien más atemperado, tratando de librarse de una muerte segura mientras corre contra el tiempo para evitar un desastre.  Ases bajo la manga, muertes violentas y personajes con doble fachada estarán a la orden del día en este spin off que llega precedido del Super Bowl en su estreno en Estados Unidos y lo veremos en Latinoamérica el lunes 6 de febrero en Fox. 

The Passing Bells

Los dramas bélicos se resisten a pasar de moda. En esta ocasión, esta miniserie de la BBC llega al canal Film&Arts este 5 de febrero para contarnos en cuatro episodios el relato de dos rivales en medio de las adversidades de la Primera Guerra Mundial.  Emitida en su momento para conmemorar el centenario de este suceso, es una alternativa para el fin de semana.

Cine para todos los gustos

Febrero es mes de premios del séptimo arte, así es que nos vamos ambientando con opciones de diversa índole en todo tipo de canales y plataformas antes de saber el resultado de las diversas ceremonias que se vienen como los premios César, Goya, Bafta y Óscar, entre otros. Para recomendar, los ciclos de Señal Colombia todos los días, cuya programación encuentran en este enlace y para recordar algunos éxitos del cine independiente de los últimos dos años como Carol, El Club o Mommy, HBO GO reúne un buen catálogo de ellos en su aplicación.

 

En Febrero vuelvo con Radiodistractor

Próxima semana les confirmo la fecha del lanzamiento de nuestra sexta temporada en radio. Preparo sorpresas, porque se cumplen 10 años de existencia de este blog y estoy planeando varias novedades, como acompañar las transmisiones radiales y algunos eventos con comentarios vía Facebook Live, tal y como sucedió con las nominaciones a los Óscar. En www.facebook.com/radiodistractor pueden seguirnos y escucharnos en www.stereojoint.com

@juanchoparada

juanchopara@gmail.com

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