El próximo 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes. Y como paciente diagnosticado quiero abrir un espacio no solo para compartir una historia de vida sino para reflexionar sobre cómo desde la producción cultural se ha generado alguna visibilidad relacionado tanto con la prevención como con los cuidados que debemos tener en el manejo de esta condición médica.
Para empezar, he experimentado vivir la enfermedad en solitario. Me preguntaba alguna vez si existen asociaciones para adictos al azúcar (aunque no es la única razón que desencadena la diabetes), pero surgió un tema aún más profundo: ¿por qué nos atemoriza aceptar que nos hemos alimentado mal desde la infancia?
En la casa o colegio nos hablaron de comer frutas, verduras y hacer ejercicio casi como mantras. Lo mismo pasaba en la publicidad: ahí venía la cantaleta en comerciales de cepillos con conejos sonrientes o, con un absoluto cinismo, en comerciales de chocolates. Pero eran indicaciones superficiales. “No comas en exceso”. Así como existieron las clases de Comportamiento y Salud hizo falta una de alimentación saludable. Tampoco se trataba de privarnos de las golosinas, pero pesó más en mi memoria infantil cientos de imágenes y canciones que hablaban de mundos coloridos y divertidos, toda una psicodelia almibarada. Vaya, si hasta para enamorar o ser gentil una caja de chocolates, la infaltable Jumbo o el huevo Italo eran apuestas ganadoras.
La primera advertencia la tuve a los 13 años con mi primera hospitalización por cuenta de un atracón de Trissitos, un pasaboca de maíz delgado con toque picante al que me pegué como calcomanía en pared. No tenía empacho en esconder bajo la cama los paquetes vacíos, esperando una oportunidad para deshacerme de ellos sin que lo notara mi mamá. Hasta que en un Domingo de Ramos se adelantó ‘La Pasión’: mi estómago era una bomba de tiempo, la fiebre escaló a 40º y el temor de una cirugía provocó en mí una sensación cercana a la demencia.
El episodio de gastroenteritis fue suficiente para apartarme de los paquetes por un buen tiempo, pero no así con los dulces, especialmente con los chocolates. Sin contarles que me encantaban los jugos en leche, especialmente los de guayaba y mora, el arroz en todas sus variedades y las papas, sobre todo las criollas. Aún me fascinan, pero trato de aminorar su consumo. Y para complementar, no he sido un fanático del deporte. Con todo lo anterior, más antecedentes familiares, era más que un candidato a colgar la medalla para desarrollar la Diabetes.
Me diagnosticaron de Diabetes Mellitus tipo 2 en octubre de 2014. Y es curioso como uno se relaciona con la enfermedad, sobre todo cuando empieza a descubrir sus síntomas y el efecto que causa cada medicamento en lo que llamo la primera etapa de la enfermedad, donde hasta la fecha la he tratado desde metformina hasta la semaglutida. He tocado extremos en cuanto a mi aspecto físico, de pesar 63 kilos a 88 y vuelvo a mi peso normal en un mareo de decisiones alimenticias donde el agua con limón es una “aliada”, pero en los momentos de estrés o desesperación solo quiero comer de lo que me privo como si en ello encontrara algo de sosiego, como si comer basura te hace sentir “normal”. Comparto acá un foro virtual que adelantó El Tiempo el año pasado sobre el futuro de la diabetes en nuestro país.
Bueno, ahora creo que voy a pasar a una nueva etapa. Quizá es hora de usar insulina, pues la semaglutida al parecer no ha sido efectiva. De otro lado, es poco lo que se cuenta de los episodios de la diabetes en los hombres. La balanopostitis (inflamación de glande y prepucio) es una de ellas y cuesta admitir que lo padeciste, pero cuando terminas en una ambulancia por cuenta de ella parece que has tocado fondo. Con el pánico que tengo hacia las agujas, esa noche hice el curso completo impartido por Jigsaw.
Si ahora se encuentran debatiendo los impuestos a los ultraprocesados por el impacto económico en la canasta familiar, piensen también si no impera un criterio algo mezquino al mencionar que una gran parte de los colombianos accede a ellos porque no les alcanza para nada más. Lo que necesitamos con urgencia es que reflexionemos sobre cómo hemos comido hasta el día de hoy. Si la conspiración domina nuestro entendimiento entonces esperemos a que las cifras de diabetes y demás enfermedades suban como la espuma, con el delirante argumento que el Estado como no nos educó bien ahora nos tiene que sanar como sea.
Tener responsabilidad sobre nuestra salud pasa por conciliar nuestras necesidades nutricionales con esos ‘gusticos’, pero hasta el más pobre sabe que no se vive de chitos y salchichas. Por eso es importante que se refuercen campañas para alimentarnos bien, cultivar algunos alimentos en casa, preparar comidas con lo que tenemos a la mano sin que la solución sea “un paquete de papas y gaseosa” para pasar el día, como seguro aún hacen estudiantes en universidades y colegios.
Aunque la decisión de cuidarme o no era mía, el entorno tampoco me ayudó para evitar la situación en la que ahora me encuentro. Solo queda hacer lo posible para convivir con la diabetes, soportar lo que venga a la vez que busque alternativas más saludables para llevar una vida funcional.
Si alguien desea compartir su experiencia puede dejarla en los comentarios o escribirme a mi correo. Podemos hacer un podcast para la semana del 14 de noviembre.
X: @juanchoparada
You Tube: @juanchoparada
Convivo con la diabetes tipo II desde hace años, en condiciones de salud aceptables hasta ahora. Lo que me dice la experiencia es que más allá de la dieta, que obviamente cuenta, lo mejor para mantener unos niveles de glicemia no alarmantes (entre 100 y 110) es el ejercicio diario, todo lo intenso que el cuerpo de cada cual pueda aguantar, y por una duración de 60 minutos. Todos los días, no de vez en cuando como hacen la mayoría de personas. Esa disciplina es fundamental. Ahora, lo que funciona a mi organismo es posible que a otros no. Pero nada se pierde con ensayar
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Gracias por el consejo
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La glucosa, un tipo de azúcar, es la principal fuente de energía de las células que forman los músculos y otros tejidos.
La glucosa proviene de dos fuentes principales: los alimentos y el hígado.
La glucosa se absorbe en el torrente sanguíneo, en donde ingresa en las células con la ayuda de la insulina.
El hígado elabora y almacena glucosa.
Cuando los niveles de glucosa son bajos, como cuando no has comido por un buen rato, el hígado convierte el glucógeno almacenado en glucosa. Así mantiene tu nivel de glucosa dentro de un nivel normal.
La causa exacta de la mayoría de los tipos de diabetes se desconoce. En todos los casos, la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo. Esto se debe a que el páncreas no produce suficiente insulina. Ambas clases de diabetes, tipo 1 y tipo 2, pueden causarse por una combinación de factores genéticos y ambientales. No se conoce realmente cuáles son estos factores.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo para la diabetes dependen del tipo de diabetes que tienes. Los antecedentes familiares pueden desempeñar un papel en todos los tipos. Los factores ambientales y la geografía pueden aumentar el riesgo de padecer diabetes tipo 1.
En ocasiones, a los familiares de las personas con diabetes tipo 1 se les hacen análisis clínicos para comprobar la presencia de células del sistema inmunitario de la diabetes (autoanticuerpos). Si tienes estos autoanticuerpos, tendrás mayores probabilidades de padecer la enfermedad. Sin embargo, no todas las personas que tienen estos autoanticuerpos llegan a tener diabetes.
La raza o el origen étnico también pueden aumentar el riesgo de presentar diabetes tipo 2. Aunque no se sabe con certeza el motivo, determinadas personas, como las afroamericanas, las hispanas, las indígenas estadounidenses y las asiáticas americanas, corren un mayor riesgo.
La pre diabetes, la diabetes tipo 2 y la diabetes gestacional son más frecuentes en personas con sobrepeso u obesidad. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/diabetes/symptoms-causes/syc-20371444
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Demasiada ignorancia, se nota , que el columnista no es Médico, menos Endocrinólogo, ni Genetista, la diabetes en un 95% es de origen genético, en el mundo, y en Colombia también, …obvio que una mala alimentación , o nutrición , falta de deporte o sedentarismo y sobretodo el stress son detonantes, pero no es como ud dice, que por tomarse una Coca cola, o unos citos ud, es DIABÉTICO, CONSULTE, Bases de datos, entre a Páginas de Clínica Mayo, John Hopkins, etc. que bestialidades las que escribe… !!! Apología paga … a caso , al impuesto de bebidas azucaradas y , grasas… ?
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Querido Juancho es que desgraciadamente esa es la cultura colombiana con respecto a la alimentación y la salud., todo lo que suene a prohibición de: Rellena, morcilla, jeta, longaniza, tamales, cocido, salchichón, chocoramo, doritos, tostacos, chitos, pizza, hamburguesas, perro caliente, chorizos, chuzos, empanadas, chocolatinas, helados, coca-cola, colombiana, salsas de todo tipo, etc, etc, etc porque la lista es interminable, pues el colombiano promedio lo primero que dice o alega es que le están violando su libre derecho a la autodeterminación y personalidad con lo que come, entonces por eso es que defienden ciegamente con patas y manos uno de los emblemas más representativos de la idiosincrasia colombiana…El almuerzo colombo-francés: Pan francés con salchichón y colombiana.
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Gracias por el mensaje, es parte de la situación el cuidado
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