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A propósito de los atentados cometidos en París por los hermanos Chérif y Saïd Kouachi contra el semanario Charlie Hebdo y de Amedy Coulibaly contra una tienda judía, las especulaciones sobre una posible alianza entre Al Qaeda  y el denominado Estado Islámico (previamente Estado Islámico de Irak y el Levante EIIL o ISIS por sus siglas en ingles) se han multiplicado.

Sin embargo, es prudente recordar que todavía no existe una comprobación de una pertenencia activa entre los autores de los crímenes y esas organizaciones. También, es urgente traer a colación que se trata de organizaciones con una agenda distinta y aunque con puntos de convergencia, no se pueden equiparar. Tanto Al Qaeda como el EI reivindican el islam sunní como la única corriente de esa religion que debe prevalecer y han declarado una guerra a muerte contra otras versiones del Islam (especialmente contra la minoría chií), así como contra cualquier manifestación occidental que consideren hostil a la religion musulmana.

Ahora bien, esa coincidencia ideológica no debe llevar a la presunción de que existe una alianza entre ambos, pues se trata de dos actores con una agenda política y un alcance en sus de acciones distintos.  Al Qaeda no es una organización como tal sino más bien una red vinculada a varias organizaciones fundamentalistas como Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), Boko Haram, Ansar Eddine, y MUJAO. Su cabeza más visible es Ayman Al-Zawahiri quien hasta ahora ha guardado silencio sobre el atentado de París. Aunque los medios dicen que Al Zawahiri reivindicó el atentado, esto no es cierto. En realidad Nasser Ben Ali-Anassi de AQPA asegura que fue por orden del número uno de Al Qaeda, pero no existe certeza aún de esa presunta autoría.

Por otra parte, Al Qaeda busca un alcance global y sus acciones no se limitan a un Estado, sino a la conjunción de esfuerzos en varios frentes para liderar la «causa sunní».

En cambio, el Estado Islámico tiene un radio de acción delimitado al territorio que reivindica como parte del Califato y que cubriría Irak, Líbano, y Siria. Su agenda es concreta pues básicamente aspira al establecimiento de un modelo de Estado en esos territories expulsando y sometiendo a la comunidad kurda y chií.

Aunque las dos organizaciones felicitaron los atentados resulta prematuro asumir su autoría. La vida de los hermanos Kouachi en ese sentido es bastante confusa. El hermano menor, Chérif bajo ,la tutoría de Farid Benyettou intentó entrar a Irak a acompañar a AL Qaeda en Mesopotamia bajo las órdenes de Abou Moussab Al-Zarqaoui quien luego fue dado de baja por Estados Unidos. No obstante, Chérif jamás pudo llegar a territorio iraquí. En cuanto a su hermano mayor, Saïd, se sabe que estuvo en Yemen en 2011 y allí se habría contactado con AQPA. De resto la información es todavía escasa como para partir de la base de que ambos atentados estuvieron coordinados.Por ende, es difícil como riesgoso atribuir de forma inmediata los ataques a uno u otro grupo.

Las próximas semanas serán vitales en la definición de una estrategia europea para luchar contra Al Qaeda y reducir el máximo su vulnerabilidad, sin sacrificar el multiculturalismo. A Estados Unidos, por su parte, le espera un duro debate entre gobierno y legislativo sobre la imperiosidad de trasladar tropas a suelo iraquí. Con esto queda claro que al menos por ahora se trata de dos amenazas distintas.

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