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Arrancaba el 2016 y ya se estaba adentrando el invierno en Londres. Recuerdo que lo que más me daba duro en esa época no era el frío ni la lluvia sino la imposibilidad de ver el sol. Había una clase que comenzaba a las tres de la tarde a la cual uno entraba de día y cuando uno salía ya era de noche. Una experiencia que raya en lo surreal para alguien del trópico. Pero eran demasiadas las cosas positivas de esos días como estudiante en esa fantástica ciudad. Caminaba mucho, recorría sus calles, el metro y los buses funcionaban como un reloj. También había un bus acuático que recorría el río Támesis en el que un día decidí montarme usando la misma tarjeta del sistema de transporte. Navegando esa tarde, mi mente y mi corazón viajaron instantáneamente al rio Magdalena, a Barranquilla. La impronta de ese momento quedó registrada en mis redes sociales en donde publiqué una foto de esa embarcación con un mensaje de la conveniencia de tener una alternativa de transporte fluvial en mi ciudad natal.

 

 

Nunca imaginé que algunos años después iba a ser parte de la administración que materializó ese sueño de tener el primer Rio Bus de la ciudad. Gracias a la visión y liderazgo de Jaime Pumarejo, la Alcaldía Distrital acaba de inaugurar la primera embarcación de transporte fluvial para 60 pasajeros que arrancará con un primer trayecto entre el Gran Malecón y la Intendencia Fluvial ubicada en el centro de la ciudad. Posteriormente esta alternativa de transporte sostenible, podrá conectar desde Las Flores hasta los municipios ribereños del Atlántico. Fue bautizada Karakalí, el nombre con que las tribus caribes que habitaban esta región llamaban a su rio y que traducía rio de los caimanes. De ahí también su diseño autóctono y su color alusivo a nuestro caimán.

El zarpe del Rio Bus es sin duda un hito que reivindica la navegación fluvial de pasajeros que fue de gran importancia para el país y esta región en el siglo pasado y constituye un nuevo abono a la reconciliación de la ciudad con su río. Tuvieron que pasar muchos años para que esto se diera, pero ya es una realidad. Así como le tocó esperar a Florentino Ariza muchos años para por fin conquistar el corazón de Fermina Daza y consagrar su amorío a bordo precisamente de un vapor fluvial en aquellos tiempos del cólera.

 

Fotos: 1. crédito José Curvelo

2. crédito Alfredo Carbonell

Twitter: @alfrecarbonell

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