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“Que no hay que dar papaya” dicen alcaldes y policías, zafándose de su responsabilidad con la ciudad. “¿Para qué saca el celular en la calle, quién lo manda a ser bruto?” le recriminan a la gente mientras la tratan de aristócrata y consumista por caer en el juego de las grandes marcas fabricantes de electrónicos. El celular es para los ricos dice el alcalde, distraído, trinando desde su iPhone 8 y sus zapatos ferragamo.

“Que no hay oportunidades” dicen los delincuentes, mientras usan un BMW para robarse las llantas de los carros o cuando en una moto de alta gama quedan capturados en video al momento de atracar un vehículo en Medellín. Por su parte el Icetex se vanagloria de la gente a la que le ha prestado plata para estudiar, como si acceder a un préstamo fuera un derecho humano o una oportunidad real.

“Que no hay que hablar de inseguridad sino de percepción” dicen los medios, hasta que roban a Faryd Mondragón, a Carlos Vives o a la esposa de Viera en la calle. Ahí sí salen al aire tremendos especiales, viajando ciudad por ciudad y mostrando cómo la gente enreja hasta la casa del perro para que no se lo roben. Entonces el alcalde de Medellín se monta en una patrulla y corretea ladrones como el regordete policía de don Chinche.

“¿Quién sabe dónde puedo conseguir una bicicleta, una no tan cara para que no me duela tanto cuando me la roben?” preguntan los ciudadanos, obligados a mantener su estilo de vida y el ciclo de consumo gracias al continuo impulso dado por el hampa. Ahora toca comprar solo cosas feas o baratas porque uno sabe que en cualquier momento se las quitan en la calle.

“Que es mejor adoptar un perro que traer un niño al mundo” dicen los hippies modernos, convencidos de que ven el mundo desde una perspectiva más práctica o audaz. En realidad yo creo que ya se rindieron y tratan de disimular con dignidad, y no los culpo. Solo tratan de no dar papaya.

@jorgitomacumba

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