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Durante los 8 años del mandato Uribe, la política exterior colombiana se caracterizo por una subordinación aceptada a la política exterior de los Estados Unidos, una política  fragmentada y reactiva y especialmente centrada en el narcotráfico y en la lucha contra en el terrorismo. 
Por Andrés Cortés.
A pesar de lo que muchos pensábamos respecto al gobierno de Juan Manuel Santos y la posible continuidad de las políticas emprendidas durante el gobierno anterior, este marca la diferencia. Esto lo podemos ver claramente evidenciado en la restauración de las relaciones políticas  entre Colombia, Venezuela y Ecuador.
A nivel Regional durante le gobierno de Uribe se mantuvo unas relaciones demasiado conflictivas con nuestros vecinos fronterizos y con el resto del subcontinente dejando de lado a naciones como Brasil o Chile. Las relaciones con Estados Unidos y Canadá fueron profundizadas con la firma de los tratados de libre comercio, dejando de lado el resto del continente. Y a nivel global se ve una perdida de embajadas por parte del gobierno colombiano en países como Australia, Rumania, Republica Checa entre otras, lo cual genera una perdida de influencia en estas regiones por parte de Colombia.
Sin embargo el gobierno Santos da un giro total en materia de política exterior, giro muy beneficioso para el país. La restauración de las relaciones económicas y políticas con Venezuela y Ecuador sin lugar a dudas genera un impacto positivo tanto a nivel nacional como a nivel regional, reactivando la economía fronteriza y la industria colombiana y generando un ambiente de paz en la región.
Un intento de profundización de las relaciones con los países de la cuenca del pacifico, y una fuerte ambición por diversificar las relaciones con países de Asia, son vitales en la agenda del nuevo gobierno, lo que podria tener un gran impacto a nivel económico y político en las relaciones que hasta hoy en día ha tenido Colombia con sus principales socios.
Un gobierno como el que nos ha presentado Santos en tan solo 4 meses es lo que justamente necesitaba el país, después de 8 años donde las instituciones y la política exterior fueron manejadas de forma irresponsable por una sola persona.
La política exterior debe estar en manos de una entidad especialidad en el tema, que en el caso colombiano es la cancillería y esta a su ves debe dirigir todo tipo de acciones y de canales necesarios para el mantenimiento de las relaciones con los demás países y organismos que conforman el sistema internacional, punto que el anterior gobierno no tenia muy claro, y se evidenciado en la forma como el presidente Uribe reaccionaba ante cualquier discurso o acción emprendida por otro gobierno, muchas veces sin ningún tipo de asesoría por parte del ministerio de Relaciones Exteriores, dejando de lado el conducto regular que se debe tener ante cualquier situación que provoque una posible reacción del gobierno. Este tema considero que es el punto que comenzó a marcar la diferencia del nuevo Gobierno con el anterior, puesto que en tan solo 4 meses se ha emprendido una restructuración al interior de la cancillería con el fin de hacer mas eficaces las acciones emprendías por esta entidad. El actual gobierno le dará  un mayor peso y preponderancia que la que se le dio durante los últimos 8 años. 
Es importante  ver las acciones y los resultados que ha  logrado este ministerio para evidenciar la necesidad de tener una diplomacia en manos de expertos y no de una sola persona, esto es ve claramente en la función que se realizo por parte de la cancillería para lograr el restablecimiento de las relaciones políticas con los gobiernos de Caracas y Quito, cosa que 6 meses atrás jamás se pensaría por las misma personalización y política reactiva del gobierno encabezado por Uribe.
 Para finalizar, es importante elogiar las acciones emprendidas  por el gobierno Santos puesto que en primer lugar intentan mejoras las ya deterioradas relaciones con los países de la región, en segundo lugar se evidencia una preocupación por diversificar las relaciones con países de Asia y de la cueca del pacifico, y en tercer lugar se evidencia una restructuración en las relaciones con los Estados Unidos, dejando a un lado el papel de subordinación aceptada, para intentar tener unas relaciones entre  iguales ( de estados soberanos) y no tan asimétricas como se han venido manejando, hasta el punto de intentar aprobar el establecimiento de tropas estadounidenses en el país.

Andrés Cortés
Columnista invitado LA LUPA
andres_co_ur@hotmail.com

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