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Colombia, como otros países de la región, cuenta con condiciones geográficas particulares, que lo hacen rico en biodiversidad, paisajes, climas y recursos. Sin embargo, estas mismas condiciones geográficas han impedido en gran medida que los individuos que habitan el país generen procesos de integración política, económica y cultural. Emilio Yunis en ‘Somos Así’ otorga mucha importancia a la geografía al momento de analizar el Estado colombiano y plantea que es una de las cuestiones que han generado desequilibrios y discriminaciones en la historia del país.
Por José Camilo Córdoba
Siguiendo a Yunis, se puede concluir que ha habido un desinterés del Estado por unir las regiones del país. El establecimiento de vías de comunicación ha sido precario, por lo mismo los procesos de intercambio cultural han sido mínimos y los regionalismos se han fortalecido y han generado conflictos como los que se vivieron en los inicios de la vida republicana. En este punto cobra importancia el concepto de endogamia cultural, que se entiende como el mecanismo que usan los grupos para resistir la entrada de otros, de culturas diferentes. En Colombia se ha favorecido comportamientos endogámicos dado el poco contacto que hubo entre regiones.
En un texto donde analiza las instituciones en Colombia, Salomón Kalmanovitz dice que después de la Constitución de 1886 se propició la unificación del mercado interno y se fomentó la construcción de carreteras y vías férreas. Argumento que se contradice, cuando se ve que en la actualidad hay regiones que tienen evidentes dificultades para comunicarse por la falta de vías o por el mal estado de las mismas. Son éstas regiones las que se conocen como las regiones apartadas, presentando condiciones de atraso socio-económico y con enormes diferencias en su desarrollo si se comparan con otras regiones del país. Ejemplos: Chocó, Arauca, Amazonas, y Vaupés. Departamentos que también presentan altos niveles de corrupción política, situación no justificable pero favorecida por un sistema que incentiva comportamientos de predación de recursos y que es ineficiente a la hora de castigar. 
En este orden de ideas la discusión de la Ley de Regalías y los cambios en el Ordenamiento Territorial que están en curso en el congreso deben tener en cuenta todas esas cuestiones de carácter estructural que han permitido el desarrollo desigual entre las regiones de Colombia.  No es posible que en un país que se dice estar en vía de desarrollo aún existan regiones donde el índice de analfabetismo esté por encima del 50 %, el acceso y la calidad de la salud sea precario y no existan vías de comunicación para generar intercambios económicos y culturales.  Y más importante aún, es que esta ley genere los mecanismos de protección de los recursos para evitar que estos sean captados corruptamente por inescrupulosos tanto en el nivel central como en las regiones y así el costo de ser castigado sea más alto que el beneficio de robarse los recursos públicos. 
Si el proyecto presentado por el gobierno no engaña, la importancia de esta ley radica en que busca reducir  desequilibrios y generar desarrollo en las regiones, por eso es de vital importancia que los parlamentarios de los departamentos menos aventajados se unan para sacar el proyecto adelante. Es preocupante, por ejemplo,  el silencio de los congresistas de la región pacífico, donde se concentra gran parte de la pobreza de Colombia, y en general de la bancada afro, ante un proyecto de tanta envergadura es necesario la cohesión y sentar alguna posición; es bueno que sus electores sepan cuál es la opinión de sus representante y si en realidad están luchando por sus intereses.  
Esta es la oportunidad para que el Estado colombiano muestre interés por unir a sus regiones, valiosa oportunidad para acabar con el conflicto entre ellas por recursos y generar procesos de desarrollo equitativo en Colombia. 
José Camilo Córdoba
Estudiante de Ciencia Política
jose.cordoba88@gmail.com

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