PATRIA BOBA, PATRIA POSTRADA Y PATRIA ABÚLICA Y DOMADA

 «PATRIA BOBA», «PATRIA POSTRADA» Y «PATRIA  ABÚLICA – DOMADA».

La historia de Colombia ha tenido tres períodos relevantes que han marcado una huella indeleble –  a mi modo de ver – y que son: el que ya se conoce como el de la Patria Boba comprendido entre 1.810  a 1.816, y los restantes que podemos denominar como el de la Patria Postrada comprendido entre 1.948 a 2.004, y a partir de esta fecha, hasta nuestros días, el de la Patria Abúlica y Domada.
La Patria Boba -Tuvo su protagonismo por las enconadas divergencias que se suscitaron entre federalistas y centralistas acerca de la manera de organizar el nuevo gobierno que acababa de nacer con el grito de independencia del 20 de Julio de 1.810, lo que provocó un caos total y una inestabilidad política seguida de revueltas y guerras civiles regionales, teniendo un tercer protagonista, las fuerzas realistas, lo que conllevó a las provincias y aldeas a reclamar su independencia y a conformar sus autoridades y juntas, la palabra federalismo se convierte en «la soberbia doctrina de la impotencia»; los federalistas propugnaban por un gobierno sin influencia clerical, mientras los centralistas tenían la alianza con la iglesia como medio político y de la preservación de la ley. Las fuerzas realistas incursionaron bajo el mando o liderazgo de Pablo Morillo y entraron triunfantes a Santa Fe de Bogotá, ejecutando, entre agosto y octubre de 1.816, a la mayoría de los líderes constitucionales, incluido Camilo Torres, restableciéndose la Real Audiencia de Santa Fe, en marzo de 1.817.  Tenemos alguna similitud de otrora con nuestros días en lo del caos y la inestabilidad política e institucional por cuenta de la reelección, al fin y al cabo, se trata de una forma de organizar un gobierno, nos quedaría faltando el señor Morillo para imponer el orden, en cuanto a la palabra «seguridad democrática» se nos convierte en la soberbia doctrina de la «prepotencia» y el desafuero.
La Patria Postrada  – Tiene su comienzo con la caída del Partido Liberal cuando sus dos candidatos, Turbay y Gaitán, pierden frente a Ospina Pérez la Presidencia de la República ( 1.946 ), quedando los ánimos caldeados hasta el fatídico  9 de Abril de 1.948, fecha en la cual cae abatido el caudillo Jorge Eliécer Gaitán Ayala, desatándose la más cruenta violencia partidista entre liberales y conservadores en toda la geografía nacional, sin que se haya podido establecer el número de victimas que dejó este irracional y salvaje enfrentamiento. A partir de este aciago acontecimiento quedó la sociedad colombiana «postrada» ante  un estado de terror, violencia, muerte, desolación y, ante todo, de un desvalimiento frente al poder arrasador de los violentos. Posteriormente, en la década de los 50, una vez terminada la dictadura, y a fin de mitigar la violencia que venía azotando el país, se dio un acuerdo bipartidista entre liberales y conservadores que consistíó en la alternación del Poder cada cuatro (4) años y por un lapso de 16, lo que se conoció como el «Frente Nacional», esta alternación obligaba a un reparto burocrático paritario en la administración Central, Departamental y Municipal, así como en la conformación de la Corporaciones de elección popular. No obstante haber servido este modelo de gobierno para enfriar los ánimos sectarios y propiciar una especie de coexistencia pacífica, dejó unos subproductos o secuelas bastante nocivos para cualquier democracia, dentro de los cuales cabe destacar como la madre de todos los males el conocido ‘clientelismo político’ ( nombre con el que bautizó LLeras Restrepo esta práctica política) que trajo de la mano la más grande y contaminante descomposición social en todos los niveles y en todas sus formas.
En la era frente nacionalista nacen los grupos subversivos de las FARC, ELN y M-19, éste se desmovilizó, y aquellos aun persisten con sus secuestros y terrorismo; después, vino la época de la dinamita  impuesta por los cárteles de la droga, hoy sin tanto protagonismo en el campo de las explosiones, pero siguen vivitos y coleando, luego se vino lo inesperado, como forma de contrarrestar la subversión, se dio la gestación y el aborto de la ‘bestia apocalíptica’ del ‘paramilitarismo’ que no requiere mayor referencia, por cuanto es ampliamente conocida su historia. Mientras tanto, el tiempo que no se detiene como es obvio, iban pasando a la historia, sin pena y sin gloria, los gobiernos del apagón y de la complacencia con el capo Escobar, el del elefante, el del’ miti-miti’ y el del proceso 8.000, el del ‘despelote del Caguán’, y etcétera, etcétera. También, tiene alguna similitud esta época de horror e indefensión de los que eran señalados como auxiliadores de la guerrilla con la de hoy en sus mal llamados «falsos positivos» o «ejecuciones extrajudiciales», que recayeron en personas jóvenes, inocentes y, en algunos casos, con problemas cognoscitivos y que eran vendidos como una «res» en subasta,  todo por cuenta de mostrar la efectividad de la seguridad democrática.
En el año 2.002, Álvaro Uribe Vélez, gana de manera holgada la Presidencia de la República y se inicia su gobierno el 7 de Agosto de 2.002, con una gran expectativa de fe y esperanza fincada en sus promesas electorales. Aclaro, bajo la gravedad del juramento, que no voté ni en la primera elección, ni en la segunda, ni votaré en ninguna, pero sí voté el tarjetón completo y afirmativo del referendo en el que fue derrotado, y todavía no logro entender el porqué de esa derrota. Es casi un axioma que los dos primeros años de su gobierno fueron más que positivos en el manejo y conducción global de la economía y de los resultados satisfactorios e inequívocos en el orden público como fruto de su política bandera de la Seguridad Democrática, que juntas las dos políticas se da la simbiosis perfecta para generar la confianza inversionista que es lo que permite el crecimiento económico, en igual sentido, se percibe avances en la política social en materia educativa y, en menor escala, en lo laboral. En Noviembre de 2.003, en la ciudad de Medellín se da los primeros pasos para la desmovilización de las ‘autodefensas’, procediéndose a la entrega de algunas armas: azadones, machetes, cuchillos, escopetas de fístol, pistolas hechizas, etc., etc., en mayo de 2.004, en Tierralta, Córdoba, se protocoliza la desmovilización y se firma un documento en donde se consigna los aspectos más relevantes; coetáneamente se le limita el campo de acción a la guerrilla. Hasta aquí, una luna de miel envidiable, la gente felíz de la ‘pelota’, y los que tenemos un Renault- 4 -volvimos a las trochas. El gobierno de Uribe mereció todo el reconocimiento y aplauso de la mayoría de naciones, creciendo de manera sorprendente el índice de aceptación y popularidad en el ámbito interno y externo, como nunca antes.
La Patria Abúlica y Domada – En el año del 2.005, aprovechando el estado letárgico del «inepto vulgo»- como dijera Laureano Gómez-, un Congreso ilegítimo, con mácula ensangrentada  y permeado por los más oscuros y crueles criminales y unos Organismos de control desidiosos y complacientes, y como consecuencia del gran escándalo por el destape de la ‘Parapolítica’, el Gobierno nacional, en cabeza del  Presidente y dando muestras de mañoso, empieza a dar «palos de ciego» con la toma de decisiones trascendentales que ponen en riesgo y desestabilizan las Instituciones democráticas, sin importar los medios non sanctas para su fin, como patrocinar el trámite espurio de la reforma constitucional que permitió la primera reelección presidencial, y cuyo escándalo delictivo se conoce como la ‘Yidispolítica’; la orden para el hundimiento de la primera reforma política, conocida como la famosa silla vacía, con el único argumento de un interés personal: no perder las mayorías congresionales; su aquiescencia para los vergonzosos pasos en la recolección y financiación de firmas y la presión para la aprobación del referendo reeleccionista; su constante fanfarronería frente a la Corte Suprema de Justicia, a sus Opositores políticos, a sus críticos ocasionales, al grupo reducido de Columnistas y Periodistas y, sin respetar pinta, a todo transeúnte ocasional que cruce por enfrente de la Casa de Nariño; los reiterados irrespetos e intromisiónes a la Rama Jurisdiccional; la responsabilidad política, por ahora, en la increíble infiltración a la Central de Inteligencia del Estado-DAS- y sus ignominiosas e ilegales interceptaciones a Magistrados, Jefes Políticos, Miembros de la Oposición y Periodistas; responsabilidad política, como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, por los falsos positivos o ejecuciones extrajudiciales, que son simple y llanamente asesinatos a sangre fría, la diferencia con las ejecuciones a punta de motosierra de los ‘paras’, no es ninguna; la grotesca orden que impartió a sus Congresistas cuando se empezaron a dictar medidas de aseguramiento por la ‘parapolítica’:»voten rápido los proyectos de ley del gobierno, antes de que se los lleven para la cárcel».¡Que tal esto!. Que problema se nos está volviendo el Rey Luís Álvaro XIV : «El Estado soy Yo».
 ¿No creen que son suficientes estas  razones lógicas y de peso, por no mencionar otras, que nos piden a gritos «pellizcarnos» para que reaccionemos y salgamos de este estado abúlico y de mansedumbre en donde nos movemos como verdaderos androides, menoscabando nuestra autoestima y autodeterminación, sólo por ser victimas de un inexplicable «fetichismo» y «temor reverencial»?. 
Alguien ya lo dijo: «La maldad florece cuando el hombre bueno no hace nada».
«Quien no conoce la historia está condenado a repetirla».

Marco Aurelio Uribe García
Manizales, mayo 21 de 2.009