LO QUE EL PRESIDENTE LE NEGÓ EL ESTADO COLOMBIANO, Y ALGUNAS DE SUS CATILINARIAS.
LO QUE EL PRESIDENTE LE NEGÓ AL ESTADO COLOMBIANO, Y ALGUNAS DE SUS CATILINARIAS.
En el mes de diciembre de 2001, no obstante ser el mes de los aguinaldos, de los inocentes y de las visitas dadivosas del Niño Dios, ni a éste, ni a ningún mortal, se le ocurrió ni como regalo, ni como inocentada dar como regalo sorpresa la noticia de la posibilidad de que Álvaro Uribe Vélez, llegase a ser Presidente de Colombia. Dentro de las propuestas de campaña, vale destacar una muy puntual que tiene relación directa con el tema central de este artículo, cual es, el de la reforma política en lo referente al sistema parlamentario: Congreso Unicameral, lo que apuntaba inequívocamente a la convocatoria de una Constituyente, se cerraría el Congreso que ya tenia bien ganado su desprestigio, y eso que aun no se sabía del contubernio macabro con los ‘paramilitares’, quedando el camino expedito para una verdadera reforma a la Rama legislativa, propuesta mas que bien recibida y que generó expectativa con gran anhelo de cambio por toda la comunidad, incluyendo hasta los que no votamos por Uribe. En el mes de mayo de 2002, los electores entusiasmados con el candidato y creyendo ciegamente en su programa votaron masivamente a su favor arrasando con todos los pronósticos de las encuestas, no dejando títere con cabeza, y ganando en la primera vuelta la Presidencia de la República.
Sería torpe y necio desconocer de que el primer cuatrienio Uribista tuvo unos aciertos de bastante relevancia que merecieron el reconocimiento, tanto nacional, como internacional; recién iniciado su segundo período presidencial, en noviembre de 2006, la Corte Suprema de Justicia ordena la captura de los congresistas Eric Morris, Álvaro García, Jorge Enrique Merlano y Álvaro Araujo, Dieb Maloof, Mauricio Pimiento, Luís Eduardo Vives, Jorge Luís Caballero y Alfonso Campo Escobar, todos de la cuerda del presidente, y se abre otras investigaciones preliminares, empezando así a salir a la luz pública lo que se conoce como la ‘parapolítica’ el mayor escándalo político de la historia de Colombia, por esos días, se tramitaban en el Congreso unos proyectos de ley de cierta importancia para el gobierno y, ante esta situación, el señor presidente desprendiéndose de la majestad inherente a su investidura lanza a través de los medios de comunicación la siguiente solicitud: «Le voy a pedir a los congresistas que nos han apoyado, que mientras no estén en la cárcel, voten los proyectos del gobierno», semejante exabrupto dejó fuera de base y atónito, a más de uno, no podían creer de que de los labios de esta persona de «inteligencia superior» saliera una frase tan dura, indolente y despectiva contra sus entrañables amigos y socios políticos.
Con la apertura de esta investigación por parte de la Corte, se «sacude» la Rama legislativa y empiezan a «caer» congresistas, cual frutos que cumplieron su ciclo de madurez, procediéndose a tender la consabida ‘cortina de humo’ y presentando los potenciales implicados explicaciones no solicitadas, recuérdese la ‘confesión manifiesta’ rasgándose las vestiduras y pregonando su inocencia a los cuatro vientos, además, con el ‘yo, no fui’; como se trataba en su mayoría de parlamentarios de la coalición oficial, el gobierno de manera apresurada e improvisada presentó un proyecto de acto legislativo para una mini reforma política, con algunas soluciones buenas como el artículo sobre la «silla vacía», que en algo conjuraba la crisis de la ‘parapolítica’, al fin y al cabo tenía una dosis de buena intención, así su fin fuera amainar un poco la tempestad, como parece indicar que ese fue su cometido.
Con la detención de los congresistas se comenzaron a llenar sus vacantes con otros de menor votación en las listas del mismo partido, pero como eran reemplazos de los implicados les asaltó la duda y el temor de votar la reforma por aquello del conflicto de intereses que conlleva a una demanda por pérdida de investidura, a lo cual el señor Presidente en forma paternalista, y en vivo y en directo por la televisión, les expresó: «el Congreso de Colombia nunca antes estuvo tan madurito para una revocatoria, por tal motivo les solicito que voten la reforma política y judicial, por ningún motivo se vayan a declarar impedidos», como quien dice, voten las reformas para que me retribuyan el favor de no haberles revocado el mandato, no importa que les demanden la curul por pérdida de investidura. ¡Por Dios Santo! ¿Qué clase de democracia es esta?¿Esto es un Estado Social de Derecho?¿Creen que esta frase es sensata en una persona que ostente la investidura de Presidente de Colombia?.
El Acto legislativo de la reforma política estuvo a punto de convertirse en ley, solo distaba de dos debates en el Senado de la República, mientras tanto, simultáneamente se adelantaba en el Congreso los debates de control político al gobierno por cuenta de la ‘parapolítica’ y a cargo de los Partidos de oposición, lo que fue subiendo la temperatura y caldeando los ánimos en las Ramas del Poder; por esos días, ya en vigencia la Ley de Justicia y Paz, la Corte Suprema profirió un fallo relacionado con la mencionada ley sobre los delitos de Sedición y Concierto para Delinquir, advirtiendo, con toda la razón jurídica, que eran dos delitos independientes y autónomos que no permitían «equipararse», y que el primero, para efectos de su aplicación a los desmovilizados paramilitares no era posible desde el punto de vista jurídico, lo que produjo, como era de esperarse, la irascibilidad del primer Mandatario y acusó a la Corte de tener un «sesgo ideológico», censura grave, peligrosa e irrespetuosa, por demás.
Por esas calendas, se destapó el primer escándalo por los seguimientos ilegales que estaba adelantando el Das contra miembros de la oposición, en especial al senador Petro, a quien ya el Presidente en días anteriores se había referido en declaraciones de viva voz así: «Subversivo en traje de civil». «manipulador de testigos en su contra», pero la mas delicada y grave fue: «No ve, la oposición no se cuida, nosotros le hacemos inteligencia militar», ante esta declaración el periodista un poco tembloroso le pidió explicación al respecto, el Presidente respondió: «otra pregunta, amigo»; el escudo defensivo permanente son los adjetivos peyorativos: subversivos y terroristas.
La reforma política, mas conocida como «la silla vacía», no era la panacea para esta hecatombe producida por la ‘parapolítica’, pero si en gran parte bloqueaba el escenario de la crisis del Congreso por el contubernio con ese grupo ilegal, o sea, el antídoto tenía efecto inmediato, que era lo razonable, y con la silla vacía se evitaba llenar esas vacantes, sin ton ni son, con personas que habían obtenido una votación irrisoria y con mácula de sangre, mientras otros con muchísimos más votos no tenían acceso a la curul, pero ocurrió que a última hora el gobierno recapacitó e hizo las cuentas claras sobre como le quedaba la conformación del Congreso con la pérdida de esas curules y se dio cuenta que si la reforma que en ese momento era crucial y necesaria se aprobaba, perdía sus mayorías parlamentarias lo que los llevó a las ‘volandas’ y faltando sólo dos debates en el Senado a impartir la orden a sus incondicionales congresistas de la coalición de hundir el proyecto, primó más el egoísmo, el interés personal que el interés general, el sentido patrio que tanto pregona el primer Mandatario desapareció por arte de birlibirloque, éste es un caso patético en consideración al origen de la orden, se desaprovechó esta coyuntura ideal para haber presentado una reforma de fondo para bien del Estado, ya que la situación era la propicia por cuanto se tenía un Congreso asustado, con complejo de culpa y propósito de la enmienda. El Presidente, en este caso concreto, fue ‘faltón’ con el país que le ha correspondido a las mil maravillas a sus antojos, no sólo votando copiosamente en las pasadas dos elecciones presidenciales, sino en su alto porcentaje de aceptación en las encuestas durante seis años largos, como también, las muestras inequívocas de idolatría, por parte de otros.
No es ningún secreto para nadie que para hacer una verdadera reforma política en este país es bastante complejo, por no decir imposible, habida cuenta de quienes son los encargados de su aprobación, salvo que ésta fuera adelantada y aprobada por una constituyente muy independiente, cosa todavía más difícil, también, existen otros males que están muy enquistados en el Parlamento colombiano, como el facilismo de la corrupción y el clientelismo político que los conduce a su más mínima expresión en dignidad y pudor. Se acaba de aprobar una reforma política que, sin lugar a dudas, quedó un poco corta con ciertas bondades y otras muy regulares, tendiente a malas: la silla vacía se aplica a nuevas decisiones judiciales, así los hechos sean del pasado, pero no tiene el mismo efecto que el proyecto que se hundió. No se sanciona la doble militancia y transfuguismo, como quien dice se premia la «felonía», esto si no es raro en este congreso, ya que ese es su ‘estado natural’. Malo que los Partidos puedan nombrar reemplazos, sobre todo en los de pérdida de investidura, pierde su esencia la sanción y quedaría como incongruente con las inhabilidades e incompatibilidades. Buena las sanciones por delitos electorales y de lesa humanidad, lo malo y grave es que se deja mucho para reglamentar por ley, lo que se vuelve «nugatorio».
Repasando algunas frases del Ser de inteligencia superior, me topé con unas que me hicieron reflexionar y pensar en Colombia con sentido patrio y cierta dosis de tolerancia, afortunadamente tuve bien definido mi votico en el 2002 y 2006, y lo tengo para el 2010, pero…no aparece el candidato que lo merezca. Refiriéndose a un fotógrafo, dizque ‘la mechuda’ que trabajó en la Casa de Nariño, el Presidente con su alma en llamas, dijo: «Si me lo encuentro, le voy a dar en la cara marica»; y esta perla cuando le dio por emular con ‘Rambo’: «De haber sido paramilitar, hubiera sido paramilitar de fusil, no financiador del paramilitarismo».
En el año de 2007, el enfoque político del gobierno cambia radicalmente con la cascada de escándalos: unos congresistas presos y otros investigados, todos de la coalición oficial; la Yidispolítica y los seguimientos ilegales del Das, la reelección se convierte en una enfermiza obsesión y prioritaria sobre cualquier materia. De todos estos asertos presidenciales, sólo se saca un diagnóstico certero: El País y su Presidente requieren de tratamiento psiquiátrico.
Marco Aurelio Uribe García
Manizales, junio 19 de 2009.
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Señores de El Tiempo. Por favor retren los rebuznos de este asno de sus páginas editoriales. Es completamente inconcebible que un importante espacio de opinión sea entregado a un tontarrón de esta calaña.
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