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No supe si cuando abrí la boca lo hacía como en un estado natural de la idiotez o si obedecía al estado atónito en el que quedé cuando escuché a la ex contralora Morelli, en entrevista desde Roma, Italia, responderle a la entrevistadora de noticias RCN- televisión, “cómo es posible que ustedes conociendo todo lo que pasó en SaludCoop, con las asesorías que tenía el fiscal, los medios callen y tapen o cubran todo?” El silencio de la señora periodista fue sepulcral. Olvidó por completo la solidaridad de cuerpo y de espíritu, pareciera que no hubiese escuchado la última entrevista que le hizo Julio Sánchez a Oscar Iván Zuluaga, y ante el reclamo de éste respecto al hacker, aquel hizo una vehemente defensa del gremio.

En las explosivas declaraciones de la señora ex contralora no todo lo que dice es cierto, pero tampoco todo es mentira, y eso lo saben muy bien todos los que integran cada una de las instituciones aludidas, los medios y la ciudadanía en general, cuyo conocimiento no es propiamente por información de los que tienen este deber, sino porque se corrobora a diario por lo notorio de sus actuaciones.

Dada las condiciones personales de la doctora Sandra Morelli, sus declaraciones no se pueden descalificar de manera alegre y hacer creer que no tienen ningún valor probatorio aduciendo su calidad de ausente o prófuga de la justicia. No. Los sindicados, presentes o ausentes, también tienen el derecho a denunciar otros ilícitos y a sindicar a terceros de su comisión y exigir que se investigue, máxime si esta se hace de manera pública; se espera que su conducta se investigue a fondo de manera imparcial y se aplique la ley con rigor, pero, así mismo, que sus denuncias se tomen en serio y sean investigadas para tranquilidad general.

Sus denuncias revisten gravedad, por cuanto tocan puntos neurálgicos en un Estado de derecho cual es el de la administración de justicia, y sin la cual sería imposible alcanzar una convivencia pacífica y armónica. Centra sus denuncias en la Fiscalía General de la Nación, en cabeza de Eduardo Montealegre, y de la Corte Suprema de Justicia. En ambos casos, trata sobre hechos ampliamente conocidos por los medios, y según ella, que tapan o callan por diversos motivos, además, que son unos repetidores de mentiras hasta que la vuelven verdad, sindicación que compromete seriamente a este gremio.

Afirma en su entrevista que no hay tal Estado de derecho, que está resquebrajado por las autoridades judiciales, que la justicia es parcializada y selectiva. Que la Corte matonea o presiona a los Congresistas, se infiere que esta referencia es a los parlamentarios, y que son muchos, que tienen cuentas pendientes con ese alto tribunal y que los mantiene en la impunidad; también, se refiere a la injerencia o presión para el nombramiento en las otras cortes y sobre la reciprocidad que manejan por los favores burocráticos en diferentes organismos.

Sandra Morelli se considera “Sandra escopeta”, descarta ser heroína o loca. Ojala los cartuchos que está disparando sean genuinos, no recalzados, y se llegue aunque sea por una sola vez a la verdad de lo que dice y de lo que se le sindica. La escopeta la apunta sin vacilar a Eduardo Montealegre, fiscal general, y sostiene que la persecución encarnizada de la que es objeto se originó cuando ordenó el juicio fiscal contra SaludCoop EPS- por la defraudación a la salud, y de la cual Montealegre era su Abogado defensor y había recibido exorbitantes honorarios y que hacían parte de esa defraudación.

Sostiene que el fiscal es un cuervo criado por Santos. Situación que preocupa, señor Presidente, por cuanto estos animalitos no distinguen los ojos de quien procura su crianza. Que ese ente investigador está infestado de delincuentes que actúan dolosamente. En este punto la ex contralora tiene razón, y lo digo con conocimiento de causa, por cuanto he recurrido a infinidad de Derechos de Petición y he denunciado, y públicamente también, sin recibir jamás respuesta sobre el manejo doloso que le han dado a los procesos 314 y 2004 – fiscalía 25 Unidad antiterrorismo y fiscalía 13 Unidad anticorrupción, respectivamente. Sólo se necesita abrir el proceso para sentir el hedor.

Sostengo por enésima vez que la crisis institucional se debe a un estado deficitario de valores morales y éticos que padecen la mayoría de las personas que conforman determinada institución, siendo necesario la adopción de drásticas medidas de carácter procesal y punitivo que erradiquen la práctica de la corrupción, de desafueros, de abusos y extralimitación de funciones, y que no den cabida a la impunidad, garantizando su investigación y juzgamiento de manera diáfana, eficaz y pronta.

La anterior, es la reforma primordial y sustancial que este país necesita, y no caer en sofismas de distracción que pretenden darle con el cuento de una gran reforma a la justicia, sin tocar a fondo a los “aforados”, y es lo que viene ocurriendo de tiempo atrás cuando dicho proyecto cae en manos de las altas cortes y la trasquilada corre por cuenta de ciertos parlamentarios inescrupulosos y bandidos de vieja data, expertos en orangutanes.

La entrevista de la ex contralora,a Sandra Morelli, deja al desnudo la crisis moral y ética que acompaña a estos operadores judiciales lo cual crea situaciones de zozobra, de inestabilidad, de desconfianza e inseguridad jurídica, con gran afectación a la institución a la cual pertenecen.

Y como si lo anterior fuera poco, acabamos de presenciar el espectáculo más degradante y vergonzoso que se dio en la casa donde reside la democracia. El debate de la parapolítica.
Debate que se equivocó de escenario, ya que estos temas que se trataron son de competencia exclusiva de los encargados de administrar justicia. ¿Pero, es qué en serio tenemos justicia?

Sea esta la oportunidad para refrendar sí en verdad tenemos un Estado de derecho, y quienes son los que se van a encargar de ponerlo en acción, de acuerdo a las declaraciones de la Morelli y de lo que salió a la luz pública en el mal llamado debate en el Congreso.

Marco Aurelio Uribe García.
Manizales, septiembre 18 de 2014.

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