Los mismos con las mismas, y siguen tan orondos.
Como dijera el filósofo del pueblo: “La misma perra, pero con distinta guasca”
La apuesta del escritor Ricardo Silva Romero (El Tiempo- Apuesta- octubre 16 de 2014), no solo la pierde él, sino 40 millones de colombianos que siguen esperanzados en unas reformas vitales que jamás se aprobarían por este congreso inepto y corrupto. Los únicos que comenzaron ganando, sin la menor duda, son los mismos “padres de la Patria”, los mismos Magistrados de las altas cortes y el mismo Fiscal General. Y lo más paradójico de todo este cuento de reformar es que se trata de tocar a estos “intocables”, que no se tocan y que siguen orondos, y es en ellos, precisamente, donde está arraigada el 90% de toda la podredumbre nauseabunda y pestilente.
Es una utopía pensar, así sea por un instante, que una mayoría parlamentaria incursa en un variopinto de delitos y de faltas graves disciplinarias con procesos iniciados por sus investigadores y jueces naturales, tengan autoridad moral, ética y, por sobre todo, un inmenso valor civil para adelantar reformas qué, de una u otra forma en su parecer, menoscaban o menguan su poder político o sus gabelas y privilegios discriminatorios o, que de igual manera, afecten a sus investigadores o jueces, a quienes se tiene sometida su voluntad quedando alineados y amordazados por el resto del ejercicio, de lo contrario, sobreviene su muerte política.
Los primeros debates aprobados de esta reforma de equilibrio de poderes, ya que faltan muchos y en diferentes vueltas, se anunciaron como una gran victoria y avance por parte del gobierno, y algunos medios fueron lacónicos y no tuvieron el valor para señalar la gran farsa, sólo escuché por La W la frustración en boca de su Director. Se esperaba que la reforma tomara el rumbo indicado por el bien del país y de todos y se adoptaran medidas efectivas y contundentes de ataque frontal contra la corrupción, introduciendo cambios urgentes en la investigación y juzgamiento de los privilegiados aforados, siendo aquí en donde se debe principiar la verdadera reforma a la justicia que sea ejemplarizante y respetable.
Pero no. Todo se limitó en un principio a unas declaraciones de unos congresistas, Claudia López, Navarro Wolff, Paloma Valencia, etcétera, quienes de buena fe y creyendo los embustes de sus pares anunciaban sus aportes a la creación de un organismo independiente, autónomo e impoluto encargado de investigar y juzgar a los intocables aforados, privilegio que, además, debería de proscribirse, también, auguraban que su desempeño sería óptimo y eficaz en la lucha contra la corrupción de los de cuello blanco estatal, teniendo en cuenta el origen en su conformación y elección, situación que se cambio radicalmente quedando el nuevo organismo politizado.
Después de pasar este debate aprobado con asistencia precaria, el ministro del Interior agradeció a las bancadas de los partidos políticos por su esfuerzo, afirmando que “no es una reforma perfecta y que hay que seguirla mejorando”. Señor ministro, este país viene padeciendo una crisis institucional alarmante que requiere reformas de fondo serias y no reformas para ir remendando ni colgándole “micos” o que terminen siendo nugatorias. Las reformas a medias son como las verdades a medias, se vuelven mentiras. Colombia no está para que la distraigan con situaciones a medias y que la irrespeten así tendiendo cortinas de humo para ocultar verdades notorias, se necesita franqueza y dejar la cobardía. Y, con todo respeto, le pregunto: ¿Cuál es el gran esfuerzo que le agradece al Congreso? ¿Ser a la par con las altas cortes las instituciones más corruptas de Colombia?
El cacareado Tribunal de Aforados, y en el cual teníamos fincadas las esperanzas muchos ilusos, terminó siendo una “olla burocrática” con mayor capacidad para aumentar el caldo de la corrupción y cuya cocción será más lenta y duradera y su contenido alcanzara de sobra para los nuevos comensales. Esta propuesta, inoperante y costosa por demás, no es otra cosa que un retroceso y una ampliación de la protección o muralla para unos connotados corruptos y construirles una fortaleza impenetrable de impunidad, haciendo más engorroso y casi imposible, no tanto la investigación, pero sí su juzgamiento. Y así tendremos para rato las “alegres” altas cortes y fiscal al servicio de muchas SaludCoop-EPS.
Es inadmisible y vergonzoso que algunos parlamentarios, y son muchos, se conviertan en marionetas del gobierno y se dejen seducir por los señuelos burocráticos o que sean objeto de constreñimiento, directo o indirecto, por parte de las altas cortes o fiscalía, y terminen votando de manera contraria a su dictado o convicción los proyectos de leyes (reformas) necesarias para este país descuadernado, y en vez de tratar de mejorarlos le introducen los consabidos micos en beneficio de unos pocos privilegiados, quedando reducida a una norma inane e inocua con los mismos efectos que produce un placebo.
Es inconcebible que tengamos ciertas normas en Colombia, muy propias de una “republiqueta bananera”, como es la que señala el procedimiento para investigar y juzgar al Presidente de la República, quien debería de ser el único aforado, y cuyo encargo de instruir el proceso recae en una célula de la Cámara de Representantes, a la cual le cambian su nombre con la esperanza de que por arte de birlibirloque se convierta en operante y diáfana y que sea iluminado por la luz providencial. ¡Qué ingenuidad! Esta responsabilidad debería de reservarse para una célula con gente más experimentada, más juiciosa y, ante todo, de excelsos conocimientos jurídicos. Señores, se trata de investigar y de acusar al Presidente, no, al “perico de los palotes”.
No veo una razón lógica y mucho menos de peso jurídico para que al nuevo Tribunal de Aforados se le dé un tratamiento de agencia de mandaderos, razoneros o chisgarabises, a no ser que los requisitos para éstos sean los mismos que se exigen para ser un inspector de policía. ¿Por qué lo limita a ser un recaudador de pruebas?¿Por qué no se le permite el juzgamiento, y así poder decir que tenemos justicia pronta y cumplida?¿Por qué su acusación si es en derecho queda supeditada a la plenaria de la Cámara, y ésta a la del Senado?¿Será qué los que conforman el nuevo tribunal tienen un intelecto inferior al de los parlamentarios?¿O será qué el tribunal por su origen un poco privado, el propuesto por la senadora López, no ofrece garantías para futuras impunidades? ¡No hay derecho a tanta hipocresía y a tanta falta de valor!
Marco Aurelio Uribe García.
Manizales, octubre 23 de 2014.
Apostilla: ¿Señores de la Corte Suprema y del Consejo de Estado, que ha pasado con los procesos penales y contenciosos por pérdida de investidura que ustedes tienen durmiendo en sus anaqueles de manera irresponsable y con hedor a Prevaricato?}
Qué bueno y provechoso sería que el gobierno, partidos políticos, parlamentarios, magistrados y, en fin, toda Colombia leyera y releyera el articulo de Gustavo de Greiff- La reforma de la justicia, publicado en El Tiempo- 12 de octubre de 2014.
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