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Una funeraria debería donar un ataúd para enterrar, de una vez por todas «esas frases de cajón» que no pueden sobrevivir en el periodismo colombiano. (Mmmmmmm, creo que «de una vez por todas» es una de ellas, ¿cierto?).

Mi profesor de INPAHU, Jorge Consuegra, en el famoso toldo donde tomábamos café, hace muchos, pero muchos años, (cómo sería que todavía existía y servía de algo la tarjeta profesional de Periodista), nos partía la cuartilla en 4 pedazos cuando ésta venía plagada de muletillas. Igual hacía Elkin Buitrago, al bajar de su amarillo y destartalado Volkswagen, quien calificaba con uno o diez nuestras columnas porque su lema era, «Un buen artículo con frases de cajón es un mal artículo» (ja ja ja, o sea que este es el peor de todos los que he escrito).

Basta con ver un noticiero de televisión o sintonizar cualquier emisora de radio y descubriremos un gran menú de frases mandadas a recoger. («mandadas a recoger» ¿como que también es frase de cajón?).

Una periodista y presentadora de deportes, en un canal local bogotano, (con apellido muy deportivo), cuando un partido de fútbol queda empatado dice, «se dividieron los puntos». Al parecer perdió matemáticas en el colegio, porque tres, (que son los puntos que se le dan al ganador, acá y en Afganistán), dividido entre dos, da como resultado, uno punto cinco, y hasta donde sé a ningún equipo le dan esa puntuación cuando empata, le dan uno.

Entre las perlas de otros que cubren o narran deportes están «si la mete es gol», «los equipos no se hicieron daño», (como si ese fuera el objetivo del juego, hacerse daño entre sí), o «el guardameta salió a cazar mariposas», (eso aplicaría para el guarda de mi edificio al que le decimos Higuita porque nunca está en la portería).

Pero estas frases de cajón no son propias solo de los periodistas deportivos. En las ferias y fiestas de cada pueblo el enviado especial dice, «las festividades cautivaron a propios y extraños», «el aplauso de los asistentes no se hizo esperar», «degustaron toda clase de platos típicos», «el burgomaestre le entregó a la soberana las llaves de la ciudad» (Nunca he visto esa llave ni ese llavero, ¡cómo serán de grandes!).

En cuanto a quienes cubren política se despachan diciendo «el primer mandatario, el cabildante, el facultativo», o «choque de trenes», interinidad, post-conflicto y referendo» que aunque, estas dos últimas, no son propiamente frases de cajón, se vuelven facilismos y comodines.

Y qué decir de los que trabajan en orden público, «se libraron combates», «fueron ultimados a tiros», «dispararon sin mediar palabra», «plagiaron al secuestrado» o «se encuentran desaparecidos». (El maestro Juan Harvey Caicedo decía «¿cómo se van a encontrar desaparecidos? Si se encuentran, ya no están desaparecidos»).

O quienes empezaron en noticias generales y migraron sus frases a su nueva fuente, como una Diva de la televisión, (Diva avalada ante la Registraduría, y que ahora tiene Escuela de Periodismo, ¡Hágame el favor!), que empezó como corresponsal desde la capital del Caribe, y quien por culpa de un calvo prematuro, director de farándula, y de apellido Barbosa, está ahora en esa fuente, y tiene como frase de inicio en sus informes «estas son las primeras imágenes que se conocen» y al final un «yea, maracu yea».

Eso sin citar otras frases de ella y de sus colegas de entretenimiento: «nuestra espectacular Shakira», «el monstruo de la canción», «el Divo de Juárez», «la princesita del pop», «la diosa de Hollywood», o «amanecerá y veremos», «así las cosas», «rompió en llanto», etc.

Podríamos hablar también de los «gestos de cajón», o no han visto a los reporteros de televisión cuando les dan cambio en la pantalla dividida, ( o caja, o wipe, o máscara, o picture and picture, como dirían los productores), que mueven su cabeza, como un muñeco de taxi, acompañando este gesto con el infaltable «así es», o aquellos que guiñan un ojo al presentar el informe, (como dicen las señoras «con un gesto de fina coquetería»), como lo hace otro periodista deportivo, de un canal regional local bogotano, de apellido muy de acá.

Y para qué hablamos de las expresiones calcadas y repetitivas de algunos presentadores de noticias que tienen un surtido de reacciones para la ocasión, (solo cambian su chaqueta), antes o después de presentar la nota, acompañadas de unos silencios, más preparados que una jugada de tiro libre o tiro de esquina. Como dice el maestro Pepe Sánchez, son solo cliché.

La radio no se escapa, allí no solo hay frases de cajón sino también información repetitiva, reiterativa y saturada. En estos días escuché en la tarde al locutor de una importante cadena radial presentar un informe diciendo, «Última hora, el alcalde Gustavo Petro dice que el Procurador está en contra de proceso de paz», la periodista inició la nota con esta frase y como único párrafo, «Así es Álvaro, el alcalde Petro afirmó en Washington que el Procurador está en contra del proceso de paz´´, luego entró Petro diciendo, «El Procurador está en contra del proceso de paz», y recibió la nota el mismo locutor en cabina sintetizando y resumiendo la información, «como vemos, el Procurador está en contra del proceso de paz».

Pero no olvidemos los reporteros deportivos, sobretodo radiales, en las ruedas de prensa, antes de preguntar y contestar ellos mismos, «Profesor Aroldo, con las buenas tardes, ¿por qué cuando el marcador le favorecía y tenía un hombre de menos en la cancha,  en lugar de hacer un 4-4-2, no hizo un 5-1-4, entendiendo que quería conservar la ventaja, y además cuando le empataron mejor hubiera hecho un 3-2-5 en lugar de un 5-4-1, teniendo claro que este resultado lo clasificaba, porque a decir verdad otro buen planteamiento era un 5-5 y no un 3-3-3-1 lo cual era arriesgar demasiado y el equipo contrario podría atacar por las bandas y presionarlo en tres cuartos de cancha?», y luego se enojan porque el técnico responde, «Siguiente pregunta» (y mi hijo, Tataito, que juega en la octava promocional de Santa Fe, apaga de inmediato el radio porque piensa que lo voy a poner a repasar matemáticas).

A propósito de preguntas largas, alguna vez llegó a la unidad móvil donde transmitíamos un partido de fútbol, el hermano de una hermosa reina, excelente actriz, buena presentadora, normal cantante y ahora columnista de este diario. Él, algo desparpajado, y quien dice saber de salsa y fútbol, me pidió el favor de prestarle en el intermedio, y para una pequeña entrevista, al director técnico del equipo local cuyo eslogan ha sido siempre «perder es ganar un poco». Por la premura de tiempo, cuando el mencionado DJ deportivo le estaba haciendo la pregunta al reconocido estratega, (¿reconocido estratega?, uyyy, se me fue otra frase de cajón), hasta ahora estábamos cuadrando el micrófono, pero cuando contestó a la extensa, pero súper extensa pregunta, (¿cómo sería de larga que alcanzamos a probar dos micrófonos de solapa, uno de bala y tres boom?), el sonido quedó impecable. Al terminar le dije al delfincito, (su papá es uno de los mejores actores del país, y su mamá también fue reina, pero inventemos un nombre para mantener en el anonimato su identidad y su ciudad de origen) «Martín, la pregunta no quedó bien de audio, tendrías que meterla en edición, pero la respuesta está perfecta de sonido», entonces estalló en cólera y me gritó, «Dejá de ser caricato vé, a mí la respuesta me importa un carajo ¿oís?, solo necesito la pregunta ¿me entendés? Ponete rodachines, bajá las escalas y andá a traer pammm, y no me jodás, a mi me respetás, porque yo pagué el arrrrrrendo de la móvil vé». (El corrector de ortografía me rechazó mil veces las palabras pammm y arrrrrrendo, ¿pero qué hago si él dijo así?).

Para terminar este viaje sarcástico, irónico y cómico musical por las frases y gestos de cajón del periodismo nacional no podemos dejar en el tintero, (¿dejar en el tintero?, ¿esa no es acaso también una frase de cajón?), en fin, retomo, uno, dos tres, (como diría twitter pam, el de la apagada Luciérnaga de ahora), no podemos dejar por fuera, o mejor, sacaremos al azar una presentadora de noticias, quien parece improvisar al dar paso al presentador de deportes, (pero que su libreto está más ensayado que una jugada de fuera de lugar). «Ricardo Jorge, como usted sabe yo soy neófita en el tema, no conozco nada de fútbol, pero si hoy ganan los tiburones a los cardenales, y se produce un empate entre los azucareros y el vinotinto y oro, entonces quedarían por fuera los aseguradores y los motilones, por lo cual, tendrían que jugar los cafeteros con las águilas doradas, ¿cierto?, y el presentador dice escuetamente y haciendo creer al televidente que no lo tenían ensayado, «Así es VickyLú, veo que está muy enterada».

Quisiera hablar también de quienes dicen, «la mitad de la población opinaron», «la multitud cayeron al piso» o «la fuerza aérea sobrevolaron», pero es que hasta los más reconocidos periodistas conjugan así estos singulares colectivos.

Un amable lector, @jotalogp, me recuerda otras «frasesitas» de cajón: «el más grande cargamento», «horizontalizaron el juego», «investigación exhaustiva».

Y manuelabril1112, otro querido lector, nos recuerda: «el presunto asaltante quedó grabado en las cámaras de seguridad y será procesado por su presunta participación».

Mejor, así las cosas, me asesoro del olvidado profesor Cleóbulo, o del vigente profesor Super O, para que no quede nada en el tintero, ni dejar confundidos a propios y extraños (cierro artículo con movimiento de muñeco de taxi y digo, así es).

giovanniagudelomancera

periodista

Tarjeta Profesional #8356 Expedida por el Ministerio de Educación Nacional

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