Por: El Piscinazo
Lo más probable es que Néstor “el Matemático” Otero nunca sea portada de As o de Marca, que el estilo de juego de Fernando “el Pecoso” Castro jamás sea referencia para los entrenadores europeos que sueñan con sentarse en los banquillos del Camp Nou u Old Trafford, que sean pocos —no me atrevo a decir ninguno porque locos e insensatos hay en todas partes— los que se autodenominen herederos de la escuela de Eduardo Pimentel o de Luis Augusto “el Chiqui” García, y que sean aún menos quienes salgan en defensa de Julio Avelino Comesaña o de Miguel Ángel “el Zurdo” López (¿alguien más ha dirigido al Junior alguna vez?).
Que son los mismos de siempre en el fútbol colombiano no hay quién pueda negarlo, pues hasta el incombustible Pacho Maturana ha decido regresar y J.J Peláez ha dejado plantados a los Javieres en Caracol Televisión para dirigir, por enésima vez, a uno de los dos equipos de Medellín (¿importa cuál después de tanto ir y volver?). Y, sin embargo, con esos mismos de siempre, con los Umaña, los Bernal, los Peluffo (que tarde o temprano regresará), los Quintabani, los De la Pava, no existe la misma atracción, la misma simpatía, encanto y fascinación que despiertan los técnicos extranjeros.
No hay quien se declare ferviente seguidor de Jorge Luis Pinto, pese a todo lo logrado con y sin cámaras hiperbáricas, pero sí hay quienes no dudan un instante en considerarse “cholistas” o “sampaolistas”. Sin saber si quiera qué significa ser adepto a la causa del entrenador del Atlético de Madrid o la selección argentina, los partidarios juran fidelidad a unos esquemas que no entiende, a una metodología que desconocen y unas personas de la que ignoran prácticamente todo. Como la garra (sic), los huevos (sic) y el aguante (sic eterno) salen en HD, con canchas en perfecto estado, tribunas europeas y encarnados en la actitud de figuras de renombre entonces es digna la admiración y el respeto hacia los hacedores, hacia los hombres detrás de las líneas de cal.
Antes fue el Bielsa del Athletic de Bilbao, porque el de la selección argentina pilló a los hinchas golondrina jugando en la primaria; el fugaz Ranieri del Leicester, del que nadie recuerda sus grandes campañas con el Valencia y sus fracasos en la Atlético de Madrid o la selección griega; o el saltarín y carismático Jürgen Klopp que llenó la portada de todos los diarios vistiendo sus sudaderas y gritando a rabiar cada gol de su Borussia Dortmund.
Y están, por supuesto, los que no pasan de moda. Los Bolillo, los Maturana y los Rueda de Europa: Mourinho y Guardiola. No pasan de moda después de una década, que en estos tiempos es como decir un siglo. Se ganaron su fama y la simpatía de sus fanaticadas, así como el odio de sus detractores, con la inteligencia, la estrategia y, claro, el micrófono. Con los mejores jugadores a sus órdenes supieron mostrarse como los mejores. La mujer del César no solo debes serlo, sino parecerlo. Van de un lado para otro, de España a Alemania, de España a Inglaterra y mañana quién sabe adónde. Venden y venden. Titulares y titulares. Elegancia, desparpajo, planificación, arrogancia, millones de euros. Todo lo que encandila, todo lo que falta en un partido entre Alianza Petrolera y Tigres F.C.
Un especial agradecimiento para ‘El Arte del Piscinazo‘ por su colaboración en torno al Hincha Golondrina. No se pierdan todo el contenido gráfico y prosa de alto contenido futbolero que estos artistas hacen en su página web.
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