Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

James, tu pasión por la camiseta amarilla y tu calidad me llenan de orgullo. Un consejo: dedícate a lo que más te gusta y despégate de la presión mediática y comercial. La Selección necesita de tu magia.

James, te escribo horas después de ver tu garra, pasión y entrega en el partido amistoso contra España. Te escribo días después de ver tu cara de decepción en Cardiff cuando supiste que no ibas a estar en el juego más importante de la temporada. Sé que te sentiste prescindible, moneda de cambio para un partido que le da sentido a toda tu trayectoria.

No ha sido el mejor año; has gozado de muy pocos minutos, pero has rendido en cada una de las pocas oportunidades que te han dado en el Real Madrid. No soy quién para juzgar si el trato que Zidane te ha dado es justo o no. Al final, los resultados lo respaldan y uno podría aducir que ha manejado a perfección la plantilla. Eso sí, quizás la forma de manejarlo no ha sido del todo clara; pero eso lo sabes tú más que yo….

Cuando te enfundas la camiseta de la Selección demuestras que eres nuestro líder, que quieres la gloria y que luchas por llevarnos a Rusia 2018. En tus ojos se ve ese fuego, la frustración de una temporada en la que querías figurar, pero no fue posible. Incluso, con Colombia no fue fácil; afortunadamente, la mentalidad ganadora que derrocha en ti contagió a un grupo que necesitaba de buenos resultados para ponernos en camino al próximo Mundial. Esa debe ser la prioridad.

Lee acá ¿De quién es el fútbol?  

Me acuerdo cuando oí de ti por primera vez, James. Debo confesar que no fue en Envigado, sino en Banfield. Era una historia similar a la de Radamel, y ya se hablaba de una promesa con una zurda de oro. Recuerdo tu golazo al ángulo desde fuera del área y cómo me parecías un jugador rápido y punzante con mucho gol. En el Porto estuviste opacado por la irrupción de Rada y Guarin, pero siempre lo hiciste bien de jugador número 12. Me acuerdo como si fuera ayer liderando a la Selección Sub 20 en el Mundial, disfrutando de tus pases en El Campín mientras le gritábamos con rabia a Michael Ortega por no entenderte. Asimismo, tu paso al Mónaco, a la sombra de ‘Falca’ me llenó de mucha ilusión por verlos juntos en tu madurez. Y al final brillaste tú.

James, no soy un Hincha Golondrina, nunca me volví hincha de los equipos a los que llegabas, ni buscaba el éxito inmediato con ellos (especialmente con el Real Madrid), pero siempre simpaticé con tu injerencia en el juego y en la gestación de gol. Y debo confesarlo, después de verte en el Maracaná marcando ese pedazo de gol, pensé para mis adentros: ha nacido una estrella.

Y es que James, tú haces parte del Olimpo del fútbol como jugador y como marca. Tu mueves millones con tu cara y sonrisa, pero creas sueños e irradias felicidad con tus goles y asistencias. No deberías ponerle atención a la prensa y a toda la parafernalia del fútbol moderno que te rodea. Si bien Jorge Mendes es tu agente y como buen empresario buscará la mejor comisión en tu posible transferencia (porque así siempre es), debes desentenderte al máximo de eso.  La prioridad es Rusia 2018 y para ello debes tener el mejor entorno en tu club.

Sabes ¿Qué pasa en Once Caldas?

Si me preguntas, deberías quedarte en el Real Madrid; pelear por tu puesto, demostrar que eres un jugador a la altura del que, sin duda, es actualmente el mejor equipo del mundo en cuanto a resultados se refiere. Que si Zidane no está convencido, demuéstraselo. No te dejes abrumar por el dinero y las oportunidades de ‘activación de marca’ y cierre de negocios. Todos sabemos que lo único que te interesa es utilizar tu zurda de oro para marcar goles y generar opciones de juego.  En últimas, de eso se trata el fútbol.

Ahora bien, si tu decisión es salir de Valdebebas, te espero por Manchester para verte en vivo y demostrarle así a todos los escépticos que sí eres un jugador de clase mundial. Trae paraguas y una buena chaqueta. Hará más frío que en Madrid.

Compartir post