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Ahora sí estamos entrando a la Asia real, a la que vive en nuestro imaginario cuando pensamos en este lugar el mundo. Entré a Asia por Singapur y continúo el recorrido en Bangkok, capital de Tailandia. Al norte de Singapur y a una hora y media de vuelo está esta ciudad, que no podía ser más distinta que la primera. Casi que son polos opuestos Singapur y Bangkok. Mi primera impresión cuando iba aterrizando en BKK fue ver una enorme capa de smog sobre la ciudad. Había leído algunas cosas de este destino, pero nadie me dijo que había tanta polución. Incluso algunos locales dijeron, entre risas, que en realidad era neblina. Una neblina que no se quitó en los 5 días que estuve ahí. 

El vuelo duró poco menos de dos horas, pero para llegar al hotel demoré tres. No exagero, entre que salí, pasé por migración, hice la fila para tomar el taxi, me senté en el tráfico, moviéndome a 10 k/h y las vueltas que dio el taxista para encontrar el lugar, llegué al hotel tres horas después de haber aterrizado. Después miré el mapa y me di cuenta que no estaba tan lejos, pero es que el tráfico en Bangkok es de terror. En serio, de terror. Por fortuna, el BTS, el sistema de trenes, es muy económico y lo puedes tomar casi para todas partes. 
Superando el terror del tráfico y la polución, Bangkok me encantó. Es una ciudad con olores y caos, con mucha gente en las calles, con motos que se atraviesan por el camino, inseguridad, pobreza, desorden, pero con la mejor gente que he conocido en el mundo hasta hoy. Tailandia, en general, es el país de la gente más sonriente. Son felices y creo que es por tanto sonreir. Vas caminando por la calle y cruzas mirada con alguien y te sonríe. Estás preguntando algo y no entienden inglés, acentúan y te sonríen. El Tuk Tuk (mototaxi en Tailandia) te está cobrando el doble de lo que vale la carrera y todos los sabemos, pero el hombre te sonríe. Nunca conocí gente tan hospitalaria, buena y con la adecuada dosis de pillos. 
La comida Thai es simplemente espectacular. Hay comida callejera cada dos por tres, las señoras preparando ensaladas o curry en la mitad de la calle, o el señor fritando pollo bien temprano a la mañana. No sé cuál es la norma alimenticia, como la tenemos nosotros los colombianos (más o menos): desayuno huevos, almuerzo con arroz y cena ligera, porque en Tailandia parecen comer cualquier cosa a cualquier hora. No importa si son las 6 de la mañana, a esa hora te puedes comer una Wonton Soup o una Tom Yum con camarones
Por mi parte, traté de comer lo más ‘normal’ posible para mí, a las horas ‘normales’, y aunque me dijeron que porque no comía picante iba a sufrir en Asia, déjenme decirles que NO he sufrido y en cambio, ¡AMO la comida tailandesa con loca pasión! podría comer este tipo de comida toda mi vida y no aburrirme. Y para una colombiana come arroz como yo, este es el paraíso. Todos los platos vienen con arroz. Ok, sí es verdad que cada vez que pido algo me toca aclarar que no sea picante y algunas veces me dieron un ‘no picante’ bien picantico, pero es tolerable y además con la cantidad de arroz que te ponen eso se baja rapidito. Además es bien barata: un plato costoso en la calle está en 150 Baht (la moneda de Tailandia), que son como 9 mil pesos colombianos o 5 dólares, pero encuentras muy buenos platos entre 50 y 70 Bath (apróx 2 usd). Los restaurantes también son baratos (excepto el agua con gas que vale dos veces el precio de un plato de comida), en promedio una cena para dos, en un buen lugar, cuesta entre 300 (10 usd) y 450 Baht (15 usd). Dime tú si vas a cenar con tu pareja en un restaurante chévere en Colombia y te vas a gastar 30 mil pesos.
Tailandia en general es barato. La relación precio-calidad que encuentras en los hoteles es muy buena, pues si pagas un hotel caro, obtienes muy buenas opciones, y si pagas uno más normal, el servicio y las habitaciones son igualmente buenas. 
Bangkok es una ciudad que ofrece diversas opciones de disfrute. Si vas a tirar la casa por la ventana en cosas de lujo, bien puedes. Si vas a salir de fiesta todas las noches y ver cosas muy raras, también puedes. Si vas a turistear y caminar por ahí sin gastar tanto, también se puede, pero tienes que tener cuidado con las motos y los Tuk Tuk, que esos no tienen ley ni orden. Y si vas a comprar, bingo! En los centros comerciales los precios son igual que en cualquier otro lugar, caros. Pero, el gran mercado de fines de semana, Chatuchak, ofrece todo muy barato. Aja, TODO. Desde elaboradas piezas de arte hasta llaveros, cualquier cosa que vayas a comprar viene con descuento de un precio que ya es regalado. Mucha gente va ahí a surtirse de productos y llevar a sus países de origen para vender al triple del costo. Yo hubiera hecho lo mismo si todavía no me quedaran dos meses de viaje y una sola maleta. Este también es el lugar para practicar tus habilidades para regatear y obtener una ganga. Tristemente, las mías son bastante pobres. 
Así que, atrás quedó Singapur y sus postales futuristas. Ahora estamos en Tailandia, donde Asia se siente más real y donde no poder leer los letreros o comunicarte con torpeza con otra gente, hacen la aventura. ¡Y qué aventura que es venir a Bangkok!

En la siguiente entrada les contaré un poco más de la cultura, la religión, la segunda ciudad tailandesa llamada Chiang Mai, las islas, las playas, los elefantes y los masajes. 
 

Bangkokpresentacion imagenes

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