«Cuando sea grande quiero tener mucha plata para sentarme a contar cuanta tengo»
«Cuando sea grande quiero tener mucha plata para sentarme a contar cuanta tengo»….
Esa frase está solitaria en una página blanca a la cual le preceden y le siguen otras no tan solitarias, llenas de colores, vida, relatos, pequeños textos, poesía pura, escritos por un grupo de pequeños de las localidades de Bella Flor y Paraiso en Ciudad Bolivar, al sur de Bogotá, quienes hoy se dieron el lujo de decir lo que para muchos todavía es un sueño: «yo escribí mi primer libro».
¡Y vaya libro! Se llama Letras del Sur y es una ventana a lo que piensan, sienten y viven los niños en ese rinconcito de mundo en donde la pobreza, violencia y drama social son el pan de cada día.
A ver si a los colombianos o mejor aún a quienes vivimos en Bogotá nos suenan frases como «Crecen índices de violencia en Ciudad Bolívar» «De 803 pandillas que se ubican en 19 de las 20 localidades de la ciudad, 204 están en Ciudad Bolívar», nada extraño ¿verdad?
Y que tal estas otras: «en Ciudad Bolívar se forman líderes con la capacidad de descubrir oportunidades donde otros no las ven»»los niños tienen la capacidad de llegar tan lejos como ellos sueñen». No son tan comunes.., pero las unas y las otras forman parte de la realidad de una misma comunidad.
Pero bueno, enfocadita. Más allá de cualquier consideración a la problemática social de esta zona de la ciudad, que bien podría ocurrir en cualquier comunidad desfavorecida de cualquier ciudad de cualquier país de cualquier continente en el mundo, se esconde una verdad aún más cruel y que se refleja en uno de aquellos famosos dichos populares: «el que nació para pobre, aunque le rieguen dinero»
¿Será eso cierto?
¿Para tí, qué fue lo más difícil de escribir el libro?… el niño guardó silencio y miró al auditorio de por lo menos 200 personas que estaba mudo frente a él esperando su respuesta, que no pudo ser más contundente: «ESCRIBIR» y otro de sus compañeros agregó «La ortografía». No hubo consideraciones como «con que plata» » con qué tiempo».. «con qué…» ¿te suenan conocidas?
¿Y despues de escribir y ver ahora el libro que sintieron?.. fueron varias las voces que se oyeron con palabras como «felicidad» y «alegria», y de repente una frase resumió el milagro que quienes estabamos allí teníamos el honor de presenciar: «que los sueños si se pueden hacer realidad»
¡Eureka! No importa la desesperanza, no importa que la sociedad entera califique de imposible lo posible, nada importa, porque cuando cambiamos las creencias podemos cambiar la realidad. Y estos niños empezaron a entender que no solo tienen el derecho a tener metas en la vida, sino que tienen en sus manos la posibilidad de alcanzarlas. Y más allá aún, me atrevería a decir que el auditorio allí presente también lo entendió.
¿Cuantas veces enterramos nuestros sueños porque las condiciones nos parecen desfavorables? Y la frase aquella de «mmhh debe ser que no convenía» es mágica y soluciona todo, nos da una excusa perfecta para justificar nuestra incapacidad de pararnos por nosotros mismos y dar el primer paso hacia la consecución de ese sueño.
Y esto tiene un elemento adicional. Estos niños no lo lograron solos. Tuvieron a su lado a personas que dejaron la zona cómoda de mirar las necesidades de los demás y comentarlas en la mesa con la familia o los amigos, y decir frases como «hay que tener paciencia que todo se mejorará» o «algun dia esta sociedad debe ser mejor», pero no mueven un dedo para ayudar a quién está necesitado.
Ellos, léase voluntarios de la Fundación Bella Flor, se movieron de ese espacio y durante 7 años han venido trabajando para cumplir su propio sueño: enseñarle a quién pareciera que solo puede heredar pobreza física y de espíritu, que el horizonte es más amplio y que solo se requiere determinación para conquistarlo.
Nunca estamos solos. De seguro hay un voluntario cerca de cada uno de nosotros dispuesto a hacer la diferencia frente a los demás, para darnos una mano y acompañarnos en la consecución de nuestros sueños.
Cierro con el resumen de un relato de otro de estos pequeños gigantes de las letras urbanas: Título del relato «Una rutina muy estresante». Y dice mas o menos así: soy un ejecutivo y estoy en la hora del almuerzo, descansamos recochamos.. luego me siento en el escritorio en la ventana de la oficina y vuelvo al trabajo, me como unas papitas de pollo y luego me voy en mi ferrari y escucho un cd completo de vallenatos, voy a la casa y luego al otro dia empiezo otra vez mi rutina estresante..
Como dijera otro de estos relatos: quiero tener un espejo mágico para que todo lo que yo me imagine se volviera realidad… ¿donde escondiste el tuyo?¿acaso dudas que lo tienes?
No hay nada allá afuera, que ya no esté en tí
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