Desde hace unos días tengo una pregunta constante en mi mente: ¿qué tienen en común los grandes triunfadores? No me refiero a aquellos que han almacenado grandes fortunas, claro, de hecho son triunfadores en lo económico, ni a quienes han llegado a escalar importantes puestos en grandes corporaciones, también lo son obviamente.
Pero no, mi pregunta va encaminada a aquellas personas que no solo han triunfado en lo personal, sino que irradian una energía positiva tal que cautiva y se convierten en modelos a seguir y hasta clasifican para las respuestas preferidas por las participantes en alguno de los 1001 concursos de belleza existentes. Una madre Teresa (ven? típica respuesta de reinita), una Shakira, un Juanes, un Bill Gates, un Mahadma Ghandi o un Obama (claramente Barack no Bin Laden).
Creo que parte de la respuesta está en que no soportaron estar en su zona cómoda, en el espacio en donde la ley del menor esfuerzo predomina y el maná brota del cielo (¿se leyeron esa partecita de la Biblia no?). Ahh y algo adicional, tuvieron UN SUEÑO lo suficientemente fuerte como para enfrentar con valentía a los «MATADORES DE SUEÑOS» que pululan a nuestro alrededor y les importó poco dejar de «lucir bien» ante los demás.
¿Qué hubiera sido de Shakira si se hubiese dejado apabullar por aquella profesora que no la dejó entrar al coro porque tenía «mala voz»?, o ¿Donde estaría Obama si hubiera escuchado a quienes podrían haber empeñado su alma apostando que un negro no llegaría a la presidencia de una de las naciones históricamente más racistas del mundo? o ¿qué habría pasado si la hermana Teresa se hubiera quedado en la comodidad de su amada comunidad de Loreto Entally en Calcuta, donde enseñó en la Escuela para chicas St. Mary?». Se borrarían de la historia páginas y páginas de registros de los triunfos de cada una de estas personas.
¿Pero basta con soñar para ser triunfador?. No. A ellos no les fue sencillo emprender el camino. Ir detrás de un sueño generalmente, – pueden haber excepciones, que dicha-, pero generalmente exige esfuerzos importantes. Soñar sin HACER no produce resultados. Y sumado a ello, debemos prepararnos para sortear conflictos – en el sentido positivo de la palabra- con quienes nos rodean, recordemos aquellas sabias palabras populares de «no hay cuña que más apriete que laa del mismo palo», pues no acostumbramos a pararnos en los zapatos de los sueños de los demás. Y es lógico, pues ni siquiera acostumbramos a pararnos en los zapatos de nuestros propios sueños.
Pero cuando nos paramos ahi, las cosas empiezan a verse de otro color. Uno de mis motores en los últimos años ha sido que si un día me levanto, abro los ojos y no me saltan maripositas en mi estómago al pensar las cosas que voy a hacer, no me palpita el corazón con mas fuerza y dibujo una sonrisa en mi rostro ( como cuando estamos enamorados), y luego viene otro día así, y luego otro y enseguida otro y varios más así, no estoy viviendo la vida que merezco vivir y entonces ¿que carajos estoy haciendo?.
Cada día de la vida que merezco vivir debe empezar con todos los síntomas descritos en el párrafo anterior, SI, CADA DIA, CA-DA- DIA, TODOS, seguidos de un impulso fuerte por levantarme de la cama para empezar a HACER , sin importar que deba afrontar coyunturas difíciles, decretar cosas que pudieran ser calificadas de imposibles y terminar cada noche con un deseo enorme de continuar soñando y anhelando la mañana siguiente para volver a vivir como el día que acaba de terminar.
Pero, claro, es más cómodo continuar en ese puesto que me da estabilidad y además ganó bien, y hasta con esa pareja que está ahí… está ahí…no llena mis expectativas, ni comparte mi vida, pero, como dice el argot popular juvenil «pior es nada». Como diría mi hija «A ver!!!!!»
Todo en la vida tiene un propósito, cada experiencia que vives por dolorosa o magnifica que sea, cada decisión que adoptas te lleva por un camino que de seguro va a desembocar en algún lugar. Eso le dijo el señor Conejo a Alicia (¿ te leiste el cuento de Alicia en el País de las Maravillas?), cuando la niña le pide ayuda «¿Me puede indicar el camino?». «¿A dónde quiere ir?», le pregunta el Conejo. «No estoy segura», responde Alicia. «Pues entonces, ¿qué más le da qué camino tomar?»
La sabiduría de los cuentos infantiles es inmensa. Lástima que cuando se los leemos a nuestros hijos nos quedamos en la superficialidad, sin ver que por allí podriamos empezar a generar pensamientos que los lleven a un éxito verdadero para sus vidas
!!!!!!Que más da que camino tomamos, si no sabemos donde queremos llegar!!!! cualquier camino que sigamos, nos llevará de seguro a cualquier parte. Yo he llegado a varios lugares por varios caminos, pero ya tengo claridad ¡¡¡¡¡¡¡¡¡por fin!!!!!!!!!! a donde quiero llegar y elegí el camino.. ¿ Y tu?
«TODO TIENE UN PROPOSITO, ENCONTRARLO DEPENDE DE TI»
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