
La inquietud relacionada con la existencia de otra vida después de la muerte es uno de esos temas que nunca se acaban. De cualquier manera, sea que se piense que sí o que no, el fin de la existencia física de un ser querido llena a unos de temor y a otros de ansiedad. Nadie quiere perder a una persona que ama. Sin embargo, la realidad, casi siempre cruel, nos obliga a aceptar que nadie es eterno en el mundo, como dice la popular canción. Ese hecho infausto y doloroso (la muerte de la persona amada) determina a los deudos en términos inmediatos a tomar una decisión, a veces difícil: inhumación o cremación. Aunque parezca intrascendente, optar por una opción o por la otra puede generar controversia. Recuerdo el caso de una señora muy devota quien me decía que a ella debían sepultarla porque cuando llegara el momento de la resurrección de todos los muertos según la Biblia, su alma tenía que recuperar los restos de su cuerpo. Otra persona que decidió cremar a su abuelo paterno y esparcir en el mar sus cenizas, me dijo que sentía un malestar interior porque no había quedado un lugar donde honrar sus restos. En fin, independientemente de lo que se disponga en este sentido, superar el deceso del ser querido fallecido es penoso para algunos porque en los días posteriores los asalta el deseo de saber dónde está el espíritu de esa persona y cómo se encuentra. Incluso, sienten remordimiento y se auto recriminan al recordar, por ejemplo, momentos en los cuales eligieron no compartir su compañía por estar en otro sitio o con otras personas. O cuando callaron verdades para evadir un momento difícil. Tal vez, también, aquellos instantes en los que debieron expresarles su amor y se abstuvieron o le enrostraron ofensas y groserías sin justificación. Todas esas situaciones, en medio de lágrimas, sacan a flote el deseo de verlo una vez más para manifestarle lo que se quedó guardado o pedir perdón.
Además, cuando esa persona que ya no está era la encargada de dirigir el hogar y resolver los problemas cotidianos, el pánico cunde en medio de la familia y todos anhelan que pudiera volver aunque fuera por segundos para pedir su consejo y dirección. Por fortuna estas sensaciones se calman cuando ese ser querido aparece en sus sueños para satisfacer inquietudes y temores y concederles el perdón. También les infunde confianza para que aprendan a seguir adelante por sí solos.
Esa nueva forma de relación perdura por mucho tiempo y se convierte, si estamos dispuestos a aceptarla, en un diálogo permanente. Lo sé de buena fuente no solo por mi propia experiencia sino por la de otras personas que resolvieron problemas propios o conflictos familiares gracias a los consejos que recibieron en sueños de sus padres, abuelos u otros allegados fallecidos. Sorprende, a veces, la manera como se expresan para transmitir sus mensajes. Una amiga me contó un sueño en el cual su difunta suegra la insultaba y le vociferaba vulgaridades ofensivas. Mi amiga, muy extrañada, me dijo que en vida su suegra la relación entre ellas además de cariñosa fue muy respetuosa. Por eso no entendía el motivo de los insultos en el sueño. Adicionalmente me narró otros detalles y el conjunto de las imágenes me permitió decirle que su suegra solo pretendía llamar su atención para que evitara que su hijo (el esposo de mi amiga) hiciera un negocio con unas personas que eran estafadores profesionales. A pesar de la advertencia, mi amiga no pudo impedir el negocio y como consecuencia su esposo perdió cientos de millones de pesos.
Como ven, la comunicación, el diálogo, con quienes partieron de este mundo continúa en esa dimensión que llamamos el más allá. Solo necesitamos saber que en ese lugar ellos lo ven todo, lo saben todo y por eso no podemos mentirles ni ocultarles secretos. Pero ellos tampoco mienten. Los espíritus son sinceros. Allá rige la verdad. El siguiente sueño, que una mujer envió a mi correo, nos demuestra lo dicho anteriormente:
“Señora Candy soñé con mi mamá fallecida hace un año, la vi mirándome con rabia, la forma cómo me regañaba me despertó llena de angustia, solo recuerdo que me decía: TIENES 4 HIJOS, NO PUEDES REPETIR LA HISTORIA. La verdad no sé por qué decía eso. Solo tengo 2 hijos y en la actualidad tengo un retraso de 3 semanas y no he decidido si lo voy a tener. Por favor, me ayuda a saber qué me quiso decir mi mamá, no entiendo.”
Mi respuesta para ella fue la siguiente: “Los mensajes de los sueños con frecuencia son muy directos y en tu caso debes entender que tu mamá ya sabe tu secreto. Interrumpiste tu primer embarazo cuando eras muy joven y ahora estás pensando hacer lo mismo. De ahí su mensaje NO PUEDES REPETIR LA HISTORIA. Ella tiene razón, has concebido 4 hijos. Por eso debes reflexionar y escuchar a tu mamá. Un hijo siempre será una bendición.»
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