Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Por: Gustavo Vega Villamil

Presidente de ACH COLOMBIA

Han pasado nueve meses desde el inicio de 2020 y, sin duda, muchas dinámicas han cambiado en el diario vivir de todos los seres humanos. La llegada del coronavirus permeó todos los aspectos de la vida de cada uno de nosotros, pues desde el momento en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) oficializó esta situación como una pandemia, hemos tenido que moldearnos a una nueva realidad que seguramente nos acompañará durante un largo periodo.

Este contexto, que ha sido retador para múltiples sectores industriales, ha traído una oportunidad única para la banca digital, favorecida frente a otras industrias que se han visto afectadas ante la imposibilidad de trabajar eficazmente. Las entidades financieras han visto un crecimiento importante en el número de personas que están haciendo uso de sus servicios, pues muchos de ellos, tal vez de manera obligada, se han dado cuenta de los beneficios en términos de facilidad, seguridad y rapidez que pueden obtener para cumplir con sus obligaciones sin desplazamientos, ni restricciones de horarios.

En Colombia, por ejemplo, se ha experimentado un acelerado proceso de bancarización, especialmente en el acceso y uso de servicios del ecosistema. Debido a la emergencia económica y al aislamiento que provocó la coyuntura cerca de 1,5 millones de colombianos se bancarizaron; la proyección, de acuerdo con expectativas de Asobancaria, es que incluso estos números aumenten a 2 millones de usuarios nuevos al cierre de 2020 para alcanzar un total de 30,4 millones de personas en el país. La entidad aseguró que esta evolución ya sobrepasó la meta de alcanzar el índice de bancarización del 85 % que se tenía planteado para 2022.

No obstante, pese a estas cifras de mucha relevancia para el desarrollo económico y social del país, se prevé que el sector enfrentará diferentes retos durante los próximos meses, no solo para continuar por este camino, sino también para mantener a los clientes que ha ganado en estos últimos meses por razones vinculadas al covid- 19. Está planteado el escenario ideal para que las entidades financieras trabajen de una manera mucho más articulada y estratégica, de tal forma que los mayores beneficiados sean los consumidores finales, quienes buscan un acompañamiento a lo largo de estos procesos de inclusión financiera.

No en vano, el director de Banca de las Oportunidades, Freddy Castro, aseguró recientemente que si bien cerca del 70 % de los nuevos clientes del sistema ingresaron por medio de la creación de cuentas de ahorro y depósitos electrónicos, es cierto que en el último trimestre de 2019 alrededor de 43 millones de este tipo de cuentas no registraron ningún tipo de movimiento, lo que lleva a pensar que hace falta un seguimiento estratégico para analizar y entender el por qué los colombianos, en algunas ocasiones, dejan de lado los grandes beneficios que traen consigo las herramientas tecnológicas.

Es un proceso que tomará años, seguramente, pero justo esta coyuntura nos ha traído a los actores del ecosistema, al Gobierno Nacional y a la ciudadanía una oportunidad única para reducir las brechas sociales y económicas por medio del acceso al sector financiero, sector que sigue trabajando en facilitarles la vida a los colombianos.

 

Compartir post