Les cuento que la semana pasada estuve en Argentina, por una invitación de Michelin, para el lanzamiento de su nueva línea de llantas, LTX Force. Y la verdad estuvo muuuuy bueno.

Antes hago un paréntesis. Quizás lo más gratificante de escribir un blog es recibir los comentarios de ustedes, los lectores, que motivan a seguir escribiendo, sin importar si estás de vacaciones al otro lado del mundo, o si estás lleno de trabajo. Créanme que se vuelve una obsesión mirar cada nada a ver si hay más comentarios y responderlos. Es mi manera de comunicarme con ustedes. Y gracias a ustedes en Michelin me hicieron esta invitación para asistir al lanzamiento. Esa es otra cosa gratificante de escribir: Que te inviten a eventos, ¿o no? Es algo que no me esperaba, pero cuando me preguntaron obvio lo primero que dije fue que sí.

Blogger.

Me atrevería a decir que en el evento yo era de los pocos enfocados en digital (es decir, no trabajo para un medio impreso, sino puro internet y eso), y creo que fui el único bloguero, lo que no deja de dar un poquito de orgullo. Todos eran periodistas tradicionales, o al menos su mayoría. Ahora, ojalá fuéramos más blogueros, pero es un buen comienzo. No me quejo, jajajaja. Había periodistas, vendedores, distribuidores, con un día especial para cada uno. Y había gente de muchos países latinoamericanos: Honduras, Guatemala, Panamá, Argentina, Brasil, Colombia… y ahí es donde uno se da cuenta de lo diferente que todos hablamos. Lo que para nosotros son «llantas», para los argentinos es «gomas», para otros son «ruedas» y otros dicen «neumáticos». Vaya uno a saber qué son para los brasileños.

En este lanzamiento nos trataron como a reyes, muy bueno el Hotel Madero (en otros post les contaré algo de los hoteles que conocí este mes), ¿y el evento? genial: un despliegue que no se suele ver por estos lados. Sacaron la casa por la ventana. O la llanta. Las cuatro. Más la de repuesto.

El primer día se hizo el evento formal, el lanzamiento. Todo impecable, en una galería de arte, elegantísimo todo, comida muy rica, vino… en fin. Se hizo la presentación por parte de los directivos en Latinoamérica y nos contaron (en portuñol) las grandes innovaciones tecnológicas y todo el rollo que hay detrás de esta nueva línea. Y lo dejan a uno con la boca abierta.

El segundo día nos llevaron al Autódromo de La Plata, en el que hicimos pruebas. Claroooo, es que si a uno le dicen «esta llanta es la ‘machera’ « uno queda como… ah bueno, los felicito. Pero si le dicen «venga, súbase a este carro y pruebe estas llantas. Y compárela con estas otras» … uno dice Wooooowwww, es la macheeeraaa. Es diferente contar lo que se vio a contar lo que se vivió. Y sí, la verdad me partieron el ojo.

Hicimos unas pruebas con piso húmedo, frenando en seco (bueno, en mojado, ustedes me entienden). Arranca ese carro en pura, hasta llegar a los 80 Km/h y luego frene totalmente. Pues la Michelin frena como 2 metros antes que si el carro va con llantas de la competencia (exactamente, en promedio 2.6 metros según las pruebas de ese día). Ahora imagínense uno manejando por la NQS y está lloviendo, cosa que nuuuuunca pasa en Bogotá, y de repente el que va adelante frena por esquivar un hueco, cosa que nuuuunca pasa en Bogotá. Pues esos dos metros de diferencia pueden significar que le metió la trompa al carro de enfrente y se dio un tiestazo ni el hijuemadre, o que frenó apenas y no pasó nada. 2 metros pueden ser de vida o muerte. Literal. ¿Saben qué tan costosa puede ser esa diferencia de dos metros? Para no pensar en vidas, esos dos metros pueden ser la diferencia entre pérdidas totales del vehículo o un rayoncito de pintura. Eso en plata es un jurgo. ¿Cuántos accidentes se pueden evitar?

Uno de los escenarios para las pruebas.

Luego hicimos otra prueba de campo y manejamos por un terreno de tierra, con huecos, rampas, montañitas, charcos… genial. Es rico sentirse en el rally Paris-Dakar en un espacio diferente a la Avenida 19 con 127 hacia el norte.

Para terminar hicimos pruebas de «derrape» también en piso mojado. Así bien extremos. Primero pasamos en el carro con llantas Michelin, a 80 km/h en curva, y relajados, como si estuviera seco el piso. Mejor dicho, casi que me pude haber tomado un vino tinto argentino y no se me habría regado. Pero luego pasamos con la llanta de la competencia… casi devuelvo el vino que no me había tomado todavía. Ese carro patinó y, si no fuéramos con un piloto profesional, habríamos podido parar en la tribuna. Aunque fue emocionante y pedí repitis, había como 50 periodistas y me hicieron bajar del carro. Ni modos. Es que no tenía manilla para todas las atracciones.

Esto de que el carro patine cuando hay charcos ya me había pasado hace como 5 años en la autopista norte con 190 a las 11 de la noche, donde se forman unos charcos monumentales… sobra decirles que llegué pálido a la casa y a tocar tierra firme. No se lo recomiendo a nadie.


Les voy a ser muy sincero: yo fui al evento a ver qué, aunque emocionado, iba con toda la expectativa y el escepticismo del mundo. Pero cuando me contaron toda la tecnología que hay detrás y luego cuando hicimos las pruebas, quedé muy convencido. Esas llantas son muy buenas. Están hechas para la línea de SUV y camionetas pequeñas, que son vehículos que se mueven en lo urbano pero también se pueden meter en terrenos difíciles, como en lo rural. Mejor dicho, si yo voy al Neusa, preferiría irme con unas Michelin en el carro, tranquilamente.

En la presentación nos hacían una reflexión muy real: Hoy en día la gente ya está cansada del caos de la ciudad y está buscando vivir en las afueras, aparte si uno carga familia, hijos, suegra, la tía loca… por eso la gente está comprando cada vez más carros grandes en lugar del sedán hecho para ciudad. Y tienen toda la razón. Yo mismo he querido alejarme de este caos bogotano y vivir afuera, tratar de venir a reuniones una vez por semana o algo así. Y sé que no soy el único que lo haría, o que ya lo hizo. Entonces en Michelin dijeron «se necesita una llanta que sirva para ambos escenarios» y Zuákate que hicieron la LTX Force y les quedó muy bien. Pa qué.


Aunque casi me tienen que dar ciudadanía argentina porque la aerolínea casi no nos trae de vuelta (dicen que el Boca Juniors ya estaba considerando mi fichaje), el viaje fue increíble. Como les decía, en otro post les hablaré de los hoteles y la experiencia.

Es muy bueno que las marcas se fijen en los blogueros y se salgan un poco de los medios especializados. Y en el caso de Michelin me pareció el mejor acierto permitirnos manejar y sentir la diferencia entre ellos y la competencia. Pocas marcas se atreven a invitar a la gente y decirles «venga, pruebe tranquilo, esta es la competencia, esta somos nosotros». Les salió muy bien.

Paulo Sergio França, Director Comercial.

Con este post quise contarles un poquito de lo que viví yo allá, sin los aspectos y términos técnicos usuales. Para eso están las revistas y publicaciones tradicionales. Allá les dirán cómo es el labrado y por qué evacúa el agua con mayor eficiencia, por qué es mejor un rin 17 a un 15, y cómo es la relación peso/velocidad en la que se empieza a producir el aquaplaning. Procuro contarles como si todos estuviéramos allá y ustedes también hubiesen manejado por esos terrenos. Espero que les haya transmitido algo de eso. ¿A alguno le ha pasado que les patina el carro en la lluvia? Yo no sabía eso del aquaplaning. Creo que por la Boyacá hay otros puntos tenaces para los charcos. Y en Santa Marta ni hablar. Denle, compartan el cuento.


Entradas anteriores: «Sal con alguien valiente«, «Le pasó a un amigo: La tenista«, «¿Rato o amanecida?«.


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