Los anti-petristas estamos acostumbrados a culpar al alcalde de todo lo que pasa en la ciudad; los petristas están acostumbrados a saltar cada vez que alguien dice que el alcalde no sirve. Y esto se volvió una pelea eterna, una polarización (¿será por aquello del «Polo democrático»?), que de nada le está sirviendo a la ciudad.
Cuando pensé en escribir este post, pensé con la rabia que trae la impotencia de sentir que la ciudad cada vez está peor. Ahora, no me salten los petristas a defenderlo, este post no busca eso. Por el contrario, quiero que nos pongamos todos de acuerdo. Lo que pasa es que yo siento que la ciudad está cada vez peor, eso me produce frustración y se traduce en rabia contra Petro. Perdonen, es lo que siento. La cosa es que ya me cansé de sentir eso. Yo he vivido toda mi vida en Bogotá y me considero más bogotano que un chocolate con queso y almojábana en Monserrate pero, por primera vez en toda mi vida, estoy pensando en irme a vivir a otra ciudad, con la tristeza del caso, porque no me iría porque apareció una gran oportunidad en otro lado sino porque mi Bogotá está cada vez más maltratada. En serio lo digo con mucha desilusión. Ahora, los radicales que nunca falta dirán «¡pues váyase! Nadie lo está obligando. Si no le gusta Bogotá bien pueda.» Y eso tampoco construye nada. Porque amo mi ciudad y no me quiero ir, estoy luchando por no irme.
Lo que quiero con este escrito es que todos nos «pongamos la mano en el considere» y tratemos de sacar esta ciudad adelante. Ya lo he escrito en otras oportunidades (Leer «El Pico y Cédula«), y creo que aún se puede. Pero les voy a decir cuál es uno de los pasos más importantes: Votar bien. Amigos: Van 3 alcaldías desastrosas y Bogotá no muestra mejoras, por el contrario. Creo que ya estuvo bueno, y ya es hora de volver a buscar un perfil más ejecutivo, más gerencial.
Ahora, ¿de dónde salió la idea de escribir esta entrada? La semana pasada vimos en noticias cómo se estrellaron SEIS buses del SITP, por andar apostando carreras. Al otro día, dos buses del SITP se estrellaron, uno se volcó y fue a dar contra una casa, afortunadamente no se metió a la sala porque pudo haber muertos. Al tercer día: Un bus del SITP no frenó y se llevó 13 carros que estaban esperando el trancón en la Boyacá con 80. ¡TRECE! No hay derecho. Agrego que salieron 10 heridos y 3 fueron remitidos a hospitales. En mi opinión, la sacó barata. Pudo haber alguna fatalidad. Imagínense ustedes medio dormidos en un trancón cuando de repente llegue un bus azul de estos y les sacuda hasta el tamal que se comieron en año nuevo. Aparte que los manden al hospital.
Bueno, compartí la noticia en mi Facebook con el texto: «¡Qué belleza de SITP! En serio… ¿el alcalde no se da cuenta que esta ciudad está vuelta eme?» e inmediatamente aparecieron los comentarios, unos indignados como yo, otros defendiendo a Petro, como están acostumbrados. Básicamente lo que me decían es que Petro no es chofer, por lo que es idiota culparlo por esas cosas. Lo que yo respondí es que estaría de acuerdo si fuera un caso aislado, pero tres casos seguidos, tres días seguidos, con 9 buses del SITP y 13 carros particulares involucrados, más de 15 heridos, 3 de clínica, ya me parece demasiado.
Indignado, de nuevo, porque a mí me sonó a excusa pendeja, escribí (por favor, señores petristas, no se indignen y procuren respirar hondo antes de reaccionar o de, al menos, terminar de leer la entrada):
«¡Estamos llenos de ladrones!»
– Petro no es policía, no puede andar agarrando ladrones.
«Los buses del SITP estrellan 13 vehículos y se vuelcan»
– Petro no es chofer de bus.
«El tráfico en Bogotá es terrible»
– Eso viene de hace tiempo, Petro no tiene la culpa.
«Las obras de la 94 se pararon porque se hicieron mal los estudios»
– Petro no hizo esos estudios, eso no es su culpa.
Entonces… ¿para qué coños sirve el alcalde? ¿Para tuitear? Excusas tan pobres que no sirven para nada.»
En serio, disculpen si ofendo a alguien (aunque el ofendido, máximo, debería ser Petro, no los petristas), pero quitándole a Petro las responsabilidades no estamos haciendo nada. Entre los comentarios a ese estatus resalto este que resume muy bien mi pensamiento, y pertenece a Jessica Judex, una amiga que considero muy inteligente y a la que le admiro muchas cosas:
Con la obligación de llevar la empresa adelante, hacia arriba (no al contrario) es el responsable de sus áreas (entiéndase policía, SITP o como las quieran llamar) es el responsable de liderar de forma correcta, de hacer que «sus áreas» vayan para donde van todos. Entonces no salgan con cuentos que la culpa no es de él, que no es del todo de él, que pobre porque no puede estar pendiente de todo. ERROR. El gerente siempre es responsable del rumbo, del camino y de los logros. Y por eso la responsabilidad de un gerente es de rodearse de los mejores. Y cuando alguien del equipo no funciona, debe ser el primero en buscar al correcto. Entonces si no tienen claro que Bogotá es una empresa los invito a que lo piensen dos veces. Bogotá no necesita más Petros, necesita menos discursos baratos. Aquí vivimos más de 8 millones y la falta de sentido común y la sobra de indiferencia hace que cada día esta ciudad no sea Bogotá humana (mentira más grande) sino que se esté convirtiendo en un infierno muy costoso para vivir. Además que a Petro no se eligió para que pudiera con algunas cosas y con otras no. Simple.»
Ahora les pido a todos los bogotanos que hagamos un ejercicio mental: imaginémonos que Bogotá es una empresa. En toda empresa hay normas de convivencia, reglas, etc. Y TODOS deberíamos aportarle a la empresa a la que pertenecemos (o a la ciudad), todos debemos ser productivos: no ensuciar la oficina, no madrear al vigilante, cuidar las instalaciones, llevarnos bien con los compañeros de oficina, saludar a doña Tere cuando nos sirve el tinto. Pues adivinen qué: ¡¡Nadie hace eso en Bogotá!! Nos la pasamos peleando, solo pensamos en nosotros, el taxista se nos atraviesa, nos madreamos, el del SITP estrella 13 carros, el ladrón nos quita el celular… y así. Entonces, la mayoría de «empleados» de esta empresa que se llama Bogotá no funcionan (o funcionamos). Si ustedes fueran los gerentes de esa empresa, ¿qué harían?
Ahora pasemos al responsable de que esta empresa funcione: el gerente. O para efectos reales, el alcalde, Gustavo Petro. Si la empresa va mal, ¿quién es el responsable? ¿el vigilante? ¿doña Tere, la señora de la cafetería? ¿Martínez, de contabilidad? Exacto, pensaron bien: el gerente.
Es el gerente el que tiene que tomar acciones correctivas: si a la gente no le pagan a tiempo hay que hablar con el responsable del área de Contabilidad a ver qué carajos pasa. De pronto allá dirán que no, que es que la culpa es del departamento de Ventas porque no venden un carajo y no hay plata. Y los de Ventas dicen que es de Mercadeo porque ¿cómo van a vender si no hay publicidad? Y en últimas todos se tiran la pelota y no hay nadie responsable. Entonces el gerente dice muy decentemente «cáspita, zambomba, recórcholis. La empresa se me está yendo para la mismísima mierda«. Y toma acciones: reúne a sus gerentes y les dice «MARTINEZ: o paga a tiempo la nómina o se me va». «LOPEZ: O me cumple las cuotas de venta del trimeste o se me larga!«. «PEREZ: O me arma unas buenas campañas o empieza a empacar sus chiritos!!«. Y Martinez, López o Pérez no se van a poner a decir «es que… es que… Valentina se enfermó y no vino dos días, y a Julianita se le dañó el computador y perdió el trabajo de toda la tarde». NOOOOO. No hay espacio para excusas pendejas.
Ahora, ¿por qué el gerente de Bogotá no hace eso? Porque la junta directiva (o sea nosotros los ciudadanos) no le dice «¡PETRO! O me arregla ese mierdero y empieza a mostrar todas las cifras en positivo o se va por donde vino». Eso no pasa. Bueno, lo intentamos, pero la revocatoria se revocó. Entonces en esta empresa que se llama Bogotá tenemos un gerente que en vez de gerenciar, se la pasa hablando con la junta directiva y diciéndole «¿si vieron que arreglé la cafetería? ¿si pillaron que le compré lápices de colores para las niñas de recepción? ¿vieron que mandé tapizar las sillas de toooodas las secretarias de la empresa?». Vive más defendiendo su cargo que ejerciéndolo. Y pues… sí, muy bonitas las sillas de todos los empleados, la cafetería está bien bonita y moderna, ¡PERO LA EMPRESA VA PARA LA QUIEBRA!
Y eso es lo que tenemos que comprender, amigos bogotanos, petristas y no petristas. Adeptos del Polo Democrático o del Verde, o de la U, o de cualquier otro partido. TODOS estamos metidos en esta empresa que está que se quiebra. Lo primero que les pido a los petristas es que, de por Dios bendito, dejen de excusar a su mesías con frases como: es que Petro no puede estar en todas partes. Un Gerente no se va a sentar a sacar la contabilidad del mes, pero debe garantizar que el área tenga todos los elementos necesarios para cumplir su labor. Aquí no hay «es que» que valga.
Pongamos otro ejemplo: Si un equipo de fútbol empieza a fallar, y lo hace constantemente, al primero que miran es al técnico. Pero no es el técnico el que está en la cancha comiéndose los goles, o jugando sin ganas, o dejándose golear. No. Pero es el responsable del equipo. Y sí señores, Petro es nuestro técnico: los bogotanos estamos «jugando» sin ganas por la ciudad. Hacemos cada vez más lo que se nos da la gana (es decir vivimos en la anarquía). Si no, miren estos ejemplos («El doloroso retroceso de la cultura ciudadana»), o miren que cada vez más personas se meten a Transmilenio sin pagar, aunque puedan MORIR atropellados. ¿No les parece eso mucho decir?
Ahora imagínense a Pékerman haciendo lo que haría cualquier político: «Es que los jugadores vienen mal desde la sub 20, y yo no soy el técnico. No es mi culpa». «Ese jugador viene desde que Leonel era técnico, a mí no me miren». Pues eso es lo que hacen los políticos, y nosotros lo permitimos porque lo vemos «normal». No señores, paremos esto ya. Dejemos de excusar a nuestros técnicos. Gracias a un buen técnico, como Pékerman, es que nos fue bien en el Mundial, gracias a él se pudieron lucir jugadores como James, Cuadrado, Ospina… y eso nos despertó el amor por la Selección. A Pékerman no le servía decir «ah no, es que Falcao se lesionó y eso no es mi culpa».
Mi última solicitud, si no es mucho pedir, es que votemos bien, no votemos porque me prometieron la silla tapizada. Votemos porque queremos que el siguiente gerente de esta empresa nos saque adelante, porque empecemos a ver cómo se recupera de adentro hacia afuera. No votemos por un político, votemos por un gerente. No votemos por alguien que venga a prometer mil cosas (metro incluido, que fue la promesa de Petro), sino por alguien que de verdad haga las cosas, alguien a quien le duela la ciudad y quiera verla mejorar. No votemos por alguien que solo quiere figurar y asegurar su candidatura a la presidencia (si dudan que eso es lo que le importa a Petro, esperen unos añitos para que se lance como pre candidato, se acordarán de mí). Igual ya no importa lo que hizo o dejó de hacer Petro. Él ya casi termina su mandato, ahora pensemos en el futuro, y pensémoslo bien.
Amigos, ayudemos nuestra ciudad. No importa sin nacimos o no en Bogotá, todos los que vivimos en Bogotá la debemos ayudar. Escojamos un buen técnico que nos permita encontrar nuevos James y Cuadrados. Si esta ciudad está bien dirigida, imagínense qué maravillas pueden surgir de ahí. Bogotá es muy bonita, pero necesita quién la dirija bien.
En serio, aprendamos de los errores y votemos mejor. Por favor.
Me permito copiar este comentario de un lector:
«El tema Petro mi estimado Omar, sin llegarlo a encasillar, sucede que cuando los opositores, señaladores y críticos del establecimiento cuando pasan a ser parte de él, se nota su verdadera capacidad de gestión y esta casi siempre es pésima, un ejemplo claro aparte de este es el español con su PP.
Aquí también lo que se suma es que el mandatario tiene que prometer mucho para poder llegar a tener votación haciendo campaña con los que tienen mas necesidades y cuando ya esta en el puesto pues esta empañado y tiene que cumplir con esos compromisos entonces se ocupa de esas deudas particulares y olvida lo verdaderamente trascendente de servicio general. lo que desenfoca una administración, perdiendo el rumbo sin priorizar los asuntos básicos de una gerencia pública.
Ahora lo específico y característico de la alcaldía de Petro, es que ha creado crisis y luego proporciona una solución milagrosa y cuando esta no funciona saca el recurso del complot, la persecución y demás, para salir como la victima crucificada. y así se exculpa y vuelve a arengar desde el balcón o sea populismo, ejemplo; con la basura, con la tapahuecos, el sitp, los 6 metros cúbicos de agua, transmilenio, los jardines infantiles, sus obras y propuestas negadas por el concejo, la inseguridad, la ALO, la valorización, los centros de atención a drogadictos y la plaza de toros entre otros….
Lo que si podría salvar los muebles es que si se votara por conciencia y no por interés y escoger el menos malo, pero mientras estén el hambre y la gana de comer y los del voto opinión no les de pereza sufragar estaremos igualito.»
Estoy empezando a hacer el esfuerzo de escribir dos veces en el blog. Sobretodo porque de un tiempo para acá solo quiero escribir de Bogotá y quejarme de Avianca y todo eso, y no quiero que se me aburran los que vienen a leer historias ligeras. La idea, si la logro, es publicar lunes y jueves. Como podrán notar ya empecé mal porque hoy es martes. Pero de acuerdo a lo planeado, los lunes (o martes) publicaré algo de opinión, y el jueves algo más «ligero», como las historias de Le pasó a un amigo. ¿Será que la logro? ¿Ustedes qué dicen?
¿Será que nuestro escritor puede publicar dos veces por semana? ¿Podrá cogerle el ritmo y organizar su tiempo? ¿Y Andrés volverá con sus andanzas? ¿Será que la Selección Colombia llega a tiempo a Chile y Avianca no les retrasa el vuelo? ¿Será que Colombia le gana a Portugal en el Mundial Sub 20? ¿Cuánto durará Blatter en la FIFA? ¿Qué es lo que quiere la nena? ¿Qué va a pedir la princesa? ¿Qué se le antoja a la reina? ¿qué quiere la chica gomela, chica gomela, chica gomela?
La respuesta a estas y otras preguntas en nuestra próxima entrega de… ¡Dobles Marmotazoooooosssss! ¡Chau!
Entradas anteriores: «Qué pereza ser millonario«, «Y no son shantas, son gomas«, «Le pasó a un amigo: Un día Juliana llegó«.
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