Hoy Bogotá está cumpliendo 477 años. Y es bueno reflexionar un poquito de lo bueno y de lo malo. Yo que soy feliz rajando (criticar es muy fácil) voy a pasar por cada uno de sus puestos repartiendo esta reflexión. Muchas gracias al señor conductor y les ruego no botar el papelito al suelo.

Uno de nuestros grandes problemas como sociedad, si no el más grande, es el bendito individualismo. No somos capaces de pensar como comunidad. Y se nota en todo. Se nota en la niña tetona que sale ebria y agarra a cabezazos a los policías que la detienen. Se nota en el tipo que cree que puede hacer lo que quiera y grita «Usted no sabe quién soy yo» al que se le atraviese. No se me hagan los pendejos: todos somos individualistas y todos hemos hecho alguna vez algo de ese estilo. Y es que eso se pega. Hagan memoria un poquito y reconozcan que en algún momento han sido así de egoístas, sobretodo si viven en Bogotá.

Cuando sucedió el antiguo pero conocido caso de Carulla, por allá en el 2013, aquel en que una mujer aparentemente alicorada vomitó en uno de los pasillos de la sucursal de la 85, el problema se agrandó porque todos pensaron en sí mismos. Acá les dejo el video por si no se acuerdan, o simplemente lo quieren volver a ver.

[Mira aquí la reseña de El Espectador].

Veamos:

La señorita en cuestión, por tragos o por enferma o por lo que fuera, ensució el almacén. Lo correcto es que pidiera ayuda, le avisara a alguien del personal para que limpie. Supongo que pedirle a ella que limpie es demasiado. ¿Qué hizo? Tratar de irse: «Guaaaaaarrrrghghhhrrrghghghpff. Marica *hic* ¡vámonos antes de que nos pillen!» Y patitas para qué las quiero. Es un claro caso de Yoísmo.
El amigo de la señorita en cuestión, la agarró de la mano y «los que corren», pero no contaba con que alguien se diera cuenta y les avisara a los vigilantes que, por supuesto, no los dejaron salir. Más Yoísmo. ¿Qué debió hacer? Pues lo mismo que debió hacer la ebria: Limpiar o pedirle a alguien que limpie.

Ninguno de los dos pensó en el resto de clientes que podrían estar comprando algo en ese lugar. Solo pensaron en ellos y en que no les tocara limpiar.

El vigilante no los dejó salir del establecimiento. Creo que hizo bien en un principio. A mí me habría dado mal genio que un par de personajes se quieran pasar de vivos y dejarme el chiquero en el local para reírse con sus amigos borrachos en la plaza frente al Carulla. Donde la empezó a embarrar el señor vigilante fue en el momento en que le metió la mano al personaje de la chaqueta azul. Se dejó subir el mal genio y reaccionó (creo que a mí me habría pasado igual), pero él, como empleado, debió tratar de mantenerse en su lugar todo el tiempo, sobretodo sabiendo que tenía todas las de ganar. Pensó en sí mismo y en cómo lo estaban ofendiendo y no en el bien de su empresa o del establecimiento. Me imagino que diría «YO no me la dejo montar de este gomelito de m…» y zuákate que le metió su guamazo. Yoísmo.

Luego llega el administrador del almacén, y lo primero que hizo fue pedirle al que grabó el video que se saliera, asegurando que eso está prohibido. Me imagino que lo primero que pensó fue «mierda, ese chino está grabando una pelea acá en MI local y me va a hacer quedar mal«. Todos en coroooo: Yoísmoooo. Hasta le iba a confiscar el celular, no sé alegando qué. No, pues, el colegio. «Me hace el favor y me da ese celular y se lo regreso a final de año».¿Qué debió hacer? ¡¡Pues parar la pelea!! Obvio. Debió calmar al vigilante, debió pedirle a los personajes que se fueran (insisto, ya pedirles que limpiaran era una bobada). De pronto asustarlos diciéndoles que no podrían volver a entrar, que todo quedó en cámara, así no sea cierto. Que se vayan con el susto; pero nada de violencia. Creo que él es el único que habría podido parar esa pelea pero, como siempre, pensó en sí mismo y en el corto plazo. Yo-is-mo.

¿Y el que grabó el video?… ooootro. Creo que en ningún momento pensó en parar esa pelea. Dice que es lamentable que los clientes del local tengamos que presenciar eso. YO como cliente no debería ver estas cosas vergonzosas. ¿Y si hubiese intercedido y les pide a los vigilantes, de manera amable, que los deje salir? ¿O a los clientes pedirles que limpien o que respondan por el daño? ¿Qué hizo? Grabó su video, lo subió a Youtube y se dijo «por fin voy a ser famoso«. Hasta lo entrevistaron en radio. Yoísmo mezclado con un toque de oportunismo.

Ejemplos como ese hay muchos, ya sabemos: Los borrachos que manejan irresponsablemente y atropellan a alguien. El concejal que maneja borracho y se mete en plena Escuela Militar. El alcalde que lo único que piensa es en cómo terminar su mandato sacándole la mejor tajada al tema, sin importarle la ciudad. ¿O es que ustedes dudan que Petro en lo único que ha pensado este tiempo es en cómo salir presidenciable? Para él Bogotá no existe después de tres años. Si hasta confundió una foto de la 26 con Medellín.

¿Y los votantes? Ah, YO voto por este candidato porque me regaló un tamal, o porque me prometió nevera, como está pasando por estos días en la Costa. La siguiente imagen la encontré en El Heraldo, con el título «Lavadoras, mensualidades de colegio y cámaras de vigilancia a cambio de votos».

Circular en un colegio de Soledad (Atlántico).

¿Qué me importa que el resto de la ciudad se vuelva un mugrero? Lo que me importa es MI barrio. ¿Los contratistas corruptos? A mí qué me importa que en dos años la calle se llene de huecos. Lo que me importa es la tajada que le sacaré al contrato. El resto me importa tres tiras. ¿El taxista? si va con pasajero le pita a todo el mundo y se mete en el más mínimo espacio que le den. Pero si ese taxista va solo, transita a 20 km/hora y no le importa que arme el trancón. ¿El pasajero? si va en buseta le echa la madre al taxista, pero si va en el taxi piensa «qué importa, voy de afán. Paguen más, parranganada de líchigos.»

Todos somos así. Nada nos importa mientras no nos toque. No nos duele la ciudad desde que no sea el barrio. Está en nuestra cultura criolla y subdesarrollada. El día en que pensemos a largo plazo, como sociedad, de pronto ese día prosperemos. Ojalá les enseñemos a nuestros niños a no ser tan egoístas, a no pensar en el atajo, a valorar el bien común. A ver más allá de nuestras narices. El día en que dejemos de pensar en nosotros individuos y pensemos en nosotros comunidad seremos mejores. Ojalá llegue el momento, YO sueño con verlo algún día.

@OmarGamboa


Les cuento que he estado trabajando en varios proyectos que salieron por esta época, por lo que ando atareado. Por eso no les pude cumplir con el podcast. Pero ustedes me perdonan, ¿cierto? Muchos lindos, carajo. Si todo sale de acuerdo a lo planeado, la próxima semana les comparto dos blogs nuevos, uno escrito por mí, otro escrito por ustedes. Y también les compartiré un video muy bacano que hicimos de los PremiosTW 2015. Un saludo para todos, particularmente para los que me escribieron desde Bonita Springs, Viena, Nueva York, y Brisbane y Melbourne en Australia. Obvio, también para los que escriben desde toda Colombia, los bogotanos que estamos celebrando hoy cumpleaños 477.


Entradas anteriores: «Sal con alguien valiente«, «Bogotá tiene la ventana rota«, «La novia no-modelo«.


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