Yo creo que en una vida pasada fui taxista. Y que además fui de los más indios y guaches, de esos que se la montan a todos los pasajeros. De los que cobra de más a los que ve con cara de gringos, o de los que no llevan a nadie que no sea para donde a mí me sirve. Debí ser de los peores porque desde hace rato estoy pagando el karma.
Como ya di esa batalla por perdida, decidí no tomar más taxis y así evitarme peleas pendejas, que igual no voy a ganar. Cuando vivía en Cedritos «no había poder humano» que me sacara de allá para poder ir a la oficina, así que en lugar de salir a las 8 am y durar hora y media esperando que un taxista se apiadara, me esperaba a que se acabara el pico y placa y me iba en carro. Al menos yo tenía esa posibilidad. Y no les miento: duraba hora y media parando taxis que solo se burlaban de mí. Era muy frustrante.
Alguna vez en Cali desde el Terminal de Transporte me dieron un montón de vueltas por cuanta calle había. Cuando llegué al apartamento me preguntaron por qué me demoré tanto y les respondí que cómo así, si el taxista me llevó de una. Me sacaron a la ventana y me dijeron «pero si el terminal esta ahí, a dos cuadras«. ¿AH? Y eso que yo no tengo mucha cara de gringo. Entre varias cosas que me han pasado, ayer esta aplicación Timehop me recordó que hace 5 años estuve en Alemania. Y les voy a contar algo de eso.
Otra cosa que pensé que sería diferente es el manejo del inglés. Yo pensaba que en Alemania todo el mundo habla inglés, pero no. En un restaurante fui a pedir comida para llevar, pero por poco no la logro. La niña que me atendió no sabía ni cómo decirme que no habla inglés, ni yo supe cómo decirle que me había dado cuenta hace rato. Pero bueno, es divertido tratar de comunicarse a señas con la gente. Y ese fue el primer “choque” en ese país. Fue con el taxista que me recogió en el aeropuerto.
El taxi fue contratado, así que el man iba a buscarme a mí, pero yo casi no lo encuentro, porque no le presté atención al correo en el que me decían exactamente en qué entrada estaría el man. Imagínense a este chibcha con cara de perdido, recorriendo medio aeropuerto con maletas gigantes, rodeado de tipos y viejas gigantes, monos y con ojos azules. El caso es que después de como media hora logré ubicar el taxi. «YESSSS. ¡ME SALVÉ!«, pero cuando llego al taxi, está solo. Sin taxista. Nothing, nada, nichts. Supongo que fue a buscarme. Igual no habría sido difícil reconocerme. Cuando finalmente nos encontramos le dije en inglés que lo sentía mucho, que me perdí, que so sorry, que di vueltas por todo lado, que soy un taradeishon, que llamé a la empresa de taxis a preguntar… Cuando terminé de contarle, el tipo –que no paraba de sonreír muy amablemente- hizo con las manos el signo de pulgares arriba, me dijo “good” cogió mis maletas, las echó al baúl… y nos fuimos. Yo me imagino que diria “uish, estos gringos si es que hablan mucho, ¿no?” Bueno, al menos en Colombia todo el que llegue hablando diferente es gringo, sea griego, francés, o escandinavo. De pronto en Alemania también.
La otra fue que el GPS «decía» algo que sonaba “osfart”, y el man luego repetía “osfaaaart”, con cara de lelo. Pues claro, uno dice “marica, el man este se perdió. Señores… se murió Gamboa”. Al poco rato veo una desviación y un letrero que dice “Ausfahrt” y… ¡¡EL MAN SIGUIÓ DERECHO!! Yo dije “¡Mierda! nos pasamos. Señoressss… ¡¡raptaron a Gamboa!!”. Bueno, no es que yo sea tan importante, pero de pronto alguien pague recompensa por mí, así sea para que no me regresen. Varias veces pensé en decirle al man “oiga, ud me perdonará don taxista, ¿no? pero… ¿no teníamos que irnos por la autopista que se llama osfart? Eso le dijo el aparato”. Pero él sólo hablaba alemán y yo en alemán solo sé decir bolcsbaguen y Berlín. Jodidos. Opté por decirme a mi mismo “lo peor que puede pasar es que nos demoremos el doble, algun día llegaré”. Al rato pasamos otra desviación con otro aviso «Ausfahrt». Ya luego lo veía a cada rato. ¿ESTE MAN A DONDE ME LLEVAAAAAA?
Como a las 2 horas llegamos al hotel. Ahí solté el cepillo de dientes que tenía agarrado para defenderme en caso de un ataque taxístico.
Esa noche casi no puedo dormir, pero al otro día, cuando le pregunté a mi amigo qué significa «Ausfahrt», me dijo «Salida».
AAAAAAAAAAAHHH, con razón. Menos mal no le dije nada al señor don taxista. Qué oso.
Algunos de ustedes saben que entre mis pasiones está producir los PremiosTW (premios a lo mejor de las redes sociales). El evento ya lleva 6 ediciones, ya vamos a empezar a producir la 7ma. El caso es que hace poco me entregaron el video que resume lo que pasó este año y, la verdad, se me aguaron los ojos de la felicidad. Es muy emocionante ver cómo las cosas que has soñado se van cumpliendo. Es bonito ver cómo se hace realidad aquello por lo que has trabajado tanto.
Y hoy quiero compartir esa felicidad con ustedes. Les dejo el video para que lo vean y me cuenten qué tal les pareció. Para mí… sencillamente es un sueño cumplido. Y faltan muchos más. Muchas gracias a todos por leer, apoyar, comentar, preguntar si ya voy a escribir el Marmotazo de la semana. Ustedes son un hit, ya lo saben.
Entradas anteriores: «Sal con alguien valiente«, «Primero yo, segundo yo«, «La novia no-modelo«.