Hace unos años había un blog buenísimo que escribía una prepago, como en el 2009, si mal no recuerdo. Para la Revista Soho, esta mujer que se presentaba como Andrea en el blog escribía muchas de las cosas que le pasaban en «la profesión más antigua del mundo». De hecho el blog se llamaba así: diario de una prepago. Andrea se volvió «celebridad», cuentan que en los corrillos de oficina se preguntaban quién carajos será Andrea.
– «Yo la vi entrando a una sesión de fotos, está buenísima», decía uno.
– «Para mí que esa vieja no existe y es puro teatro», comentaba Martínez, que siempre fue escéptico.
– «Dicen que estudia en mi Universidad», aseguró Parra.
– «Yo voy a llamarla a pedir el servicio y los saco de dudas», respondió Idárraga.
– «Sin compromiso, solo dale hasta el piso, suelta tu pelo rizo», dijo J Balvin.
En fin, yo creo que varios de ustedes lo leyeron, sobretodo los hombres. No se me hagan los pendejos. Bueno, pues yo lo leía, no lo niego. Y la nena contaba un poco de cosas que lo dejaban a uno con la boca abierta. Historias de notelopuedocreer, con llamadas a media noche «mijita, venga a mi apartamento y haga maleta porque nos vamos para una isla esta noche», hasta bacanales que avergonzarían a los mismísimos dioses del Olimpo. Y leyendo ese blog aprendí muchas cosas, pero no para volverme prepago y todo eso, no sean tan malpensados en la vida (obvio si me metiera en esos oficios les quedaría debiendo). Lo que aprendí fue más sobre blogs y sobre la sociedad misma. Bien dicen que todos los días se aprende algo nuevo y que «uno nunca sabe de dónde puede sacar ideas»: Omar Gamboa, 2016.
En ese entonces me puse a pensar que ese blog sería imposible si esta niña no usara el seudónimo Andrea sino su nombre real. Yo tengo varias historias que quisiera contar pero no me atrevo porque no quisiera que la gente se enterara que fue conmigo. Pero si usara un seudónimo…
Ahí fue donde nació el Blog Soy Anónimo (blogsoyanonimo.com). Creamos un espacio para que cualquier persona escriba sus historias ahí sin necesidad de dar la cara. O el nombre, pues. Allí la gente escribía y contaba unas cosas increíbles. Recuerdo mucho un par de historias que me dejaron perplejo: Un universitario que por plata se metió a prepago (o como se llame) y que, en su primer trabajito, tuvo que atender a la esposa de un viejito porque el man no podía con todo eso, «if you know what I mean«. La señora tenía más expectativas de las que el señor podía llenar. Pues el man cuenta que aceptó porque la paga era buena, pero se empezó a arrepentir cuando el señor se quedó ahí, mirando. Y peor aún cuando el señor, con su anatomía entrada en años entró también a la cama. El tipo cuenta, si mal no recuerdo, que salió corriendo, sin plata y sin dignidad.
Bueno, el blog quedó en pausa por múltiples ocupaciones del señor administrador (o sea, yo) y muchas de esas historias quedaron ahí. Pero hace un tiempito, charlando con mi gran amiga Lina Parra (@wildlina), decidimos re-lanzarlo. Es un proyecto muy bonito y quisimos retomar. Gracias a Lina, quien actúa como editora (y se ha esmerado por incluir unas ilustraciones geniales para cada historia) y a Daniela Echeverry (@faerica), nuestra talentosa editora de estilo, estamos publicando cada semana una historia diferente.
Quería contarles esta historia (se las debía desde hace rato), y de paso invitarlos a que cuenten las suyas. Estoy seguro de que todos tenemos algo qué contar, algo que siempre hemos querido contarle a la gente, pero que no nos atrevemos por miedo al qué dirán, o por respeto a los otros protagonistas de la historia, o porque «nos da oso». Este espacio es libre de prejuicios, libre de estigmas y abierto a todo tipo de opiniones. Lo único que no publicamos es lo que atente contra la integridad de otras personas. Acá encuentran las normas de convivencia de la comunidad.
Ustedes que son tan bacanos conmigo cuéntenme qué opinan del blog. ¿Aguanta? Creo que puede dar para mucho rato. Con mi amigo Diego Giraldo (@DagoGiraldo) queremos hacer una evolución del proyecto, luego les contaré.
Es más, ¿tienen una historia? ¿Algo que les pasó con la tía de un amigo y su amigo no sabe? ¿Les gusta la mamá de su novia? ¿Algo que quieran confesar? Pero claro, se les tiene. Basta con que entren acá y escriban la historia, o si lo prefieren nos la envíen por correo a historias@blogsoyanonimo.com. No tienen que dar nombres (si hay nombres, los cambiamos para asegurar el anonimato), ni nos interesa quién las cuente. Lo importante son la historias.
Por supuesto también hay página en Facebook: (https://www.facebook.com/BlogSoyAnonimo). Y la cuenta en Twitter es @blogsoyanonimo. Ahí las estaremos publicando cada semana sin falta. Les quiero pedir un favor, compartan este post en Facebook, para que muchas personas escriban y nos conozcan. Tan lindos, carajo.
¿Y entonces? ¿Confesiones o miedo?
Como siempre los dejo con la banda sonora de la semana. Nos leemos el otro jueves. ¡Chau!
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Pero si quieren les recomiendo algunas entradas anteriores: “Ay, tan maduras“, “La crisis con el Madrugón en Falabella“, «Las mujeres la tienen fácil«.
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