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El fin de semana pasado hicimos reunión de exalumnos del Colegio Santo Tomás de Aquino. Soy de la maravillosa promoción 420 años, en el colegio más antiguo de Colombia. Una de las cosas que más me llamó la atención es que nos reunimos muchos; yo quedaba contento con 30 compañeros, pero fuimos como 45 mas 4 profesores. Mucho poder tan convocatoria en la vida.

Me pidieron que diera las palabras, pensando que por escribir en El Tiempo o dar conferencias se me iba a facilitar, pero todo lo contrario: Nunca me había costado tanto escribir algo, y les voy a contar por qué.

Claramente mis compañeros iban a ver a sus amigos, no a escuchar a un man equis (o sea, un X-men) del salón. Los aburrí un poquito y después del minuto 21 ya no me estaban prestando atención. Mentira, fue mucho menos que eso, pero como les dije a mis amigos cuando me pusieron tan honorable tarea, yo no tengo tantos recuerdos de mis años del Colegio. Fui a estudiar y a sacar buena nota, no a hacer amigos. Jaider Villa come chitos al lado mío.

Como todo discurso que se respete, empecé agradeciendo a los organizadores, al Colegio, a los profesores y a los alumnos asistentes. Y es que me alegró mucho verlos; gracias a ellos no me siento tan viejo, gracias a tanta barriga, a las calvas y a las arrugas de mis amigos me dije «yo lo que estoy es bien». Incluso algunos  ya son suegros, que es el primer paso para ser abuelos.


Para la convocatoria creamos un grupo de Whatsapp en el que logramos reunir como a 80. Nunca, léanme bien, NUNCA había estado en un grupo en el que la gente escribiera tanto. Sin mentirles eran más de 1.000 mensajes diarios. Seguirles el paso fue imposible. Es como si los acabaran de sacar del monasterio con votos de silencio y estuvieran que se hablaran. No sé si las esposas no los dejan hablar en la casa, pero qué intensidad tan bárbara en ese chat.

Al principio los leía y me di cuenta el montón de historias que pasaron varios de ellos: paseos, borracheras, reuniones, partidos de fútbol, noviazgos con las del Siervas de San José (que queda a una cuadra de mi colegio) o con las hijas de una profesora. Esa gente vivió el colegio completamente, lo que me hizo pensar en que yo no. Y lo digo con algo de pesar.

OmarGamboa-Marmotazos-Colegio_Santo_Tomás

(Premio para el que me encuentre en la foto).

Yo fui muy buen estudiante (en el colegio porque luego en la Nacional perdí cuanta matemática se me atravesara). Sacaba las mejores notas, fui uno de los mejores ICFES y los profesores me querían. Pero hasta ahí. Por diferentes razones nunca fui a un paseo o me metí a ningún comité.

La reunión pudo ser algo tipo «Se acuerda de la vez que a Gamboa… ah no, no. Ese man no estuvo». «UY, y la vez que nos fuimos de paseo y… ah no, verdad que Gamboa no fue». «¿O el día que a Omar lo llamaron a rectoría para echarlo? Ah, cierto que eso fue a Delgado». Yo no tengo muchas vivencias en esos muros, creo que pasé más tiempo del colegio estudiando que viviéndolo, y no lo digo con orgullo, porque a pesar de las buenas notas, no tengo tantos recuerdos bacanos como el resto de mis amigos.

Mis historias de colegio se resumen en algunos recreos con dos amigos coqueteándole a una profesora de 5º primaria que estaba buenísima. Bueno, me acuerdo mucho de un susto que nos metimos en el convento de Santo Ecce Homo en Villa de Leyva, por cuenta de Fray Juan. Otro día les cuento con detalle, con unos tragos encima.


Todo eso me hizo pensar en que quizás debí vivir el colegio de otra manera, me hizo pensar que lo importante no son las notas sino las experiencias. Que salir del colegio con grandes amigos es muy valioso, que reírse es más importante que un 10 en química. Que vale más la amistad que un cartón.

La enseñanza con la que salí del encuentro es que hay que vivir, que hay que disfrutar la vida y los amigos. Y ese mensaje va también para ustedes: Valoren a sus esposas, sus hijos, sus familias. Si sus mamás aún viven llámenlas más tarde y díganles cuánto las aman. Los que tengan hermanos, llámenlos a echarles la madre, porque sí. Esos 3 minutos valen oro. Y si tienen hijos déjenlos vivir, no los jodan tanto por las notas ni sean tan estrictos. Si ellos supieran todo lo que ustedes hicieron en el colegio… No se hagan, yo me los conozco.

@OmarGamboa


No me puedo ir sin agradecerle a Engel, a Rodrigo y al señor decano Cacerolo, por hacerme barra durante mis 51 minutos de intervención. No sé si era por el trago, pero me dieron la moral que necesitaba y de paso bajarle al estrés. Gracias a Gallo Beto, Pacho y Hugo por organizar tan buen evento. Y a Carlos Diego, que resulta que es un lector de los Marmotazos sin saber que era yo.

Tengo un montón de cosas que contarles. Para empezar, la semana pasada hicimos el lanzamiento oficial de los PremiosTW 2019. Cumplimos 10 años desde la primera edición (2009). Desde ya empezamos a buscar los patrocinadores oficiales del evento, que será en junio del 2019. Va a estar un ultra-hit. Muchas gracias al BBVA, a RedBull y a VivaAir por el apoyo al evento. Salió increíble. Las fotos las sacamos esta semana en el Facebook de PremiosTW.

Les cuento que la tienda de Colombian English (colombianenglish.com) va muy bien. Me he divertido mucho con los comentarios de la gente en las redes sociales (en Instagram @colombianenglish).

Ando aprovechando para escribir más seguido ahora que estamos en diciembre y la cantidad de trabajo baja. Gracias a los lectores fieles, los que siguen acá después de tanto tiempo. ¡Un abrazo para todos!


Si quieren encontrar todas las entradas, están en este enlace: http://blogs.eltiempo.com/marmotazos/

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Algunas entradas anteriores: «No más humo«, «¿Rato o Amanecida?«, «Emprender es de valientes«.

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