¿Cuántos de ustedes sienten que llega el viernes, no son ni las 3 de la tarde y se sienten agotados mentalmente? Llevo un par de meses así. Siempre me he considerado medio workaholic (adicto al trabajo) y desde que me independicé, hace casi 11 años, se nota más. Cuando uno disfruta lo que hace se le pasan las horas y no se da cuenta que ya es hora de parar. Trabajé 7 días a la semana durante al menos 8 años, creyendo que así estaba siendo más productivo «porque esas propuestas no se hacen solas», fue siempre mi excusa.
Sin mentirles, los sábados que iba a visitar a mi familia, me llevaba el computador y mientras todos hacían visita en la sala, yo estaba en el computador desatrasando trabajo. Siempre pensaba «el otro fin de semana descanso», pero eso nunca pasó porque siempre tenía algún pendiente. Todo cambió un festivo que me fui de paseo a Villa de Leyva. Obviamente me llevé el computador para trabajar, para entregar esa propuesta «urgente» el martes a primera hora.
Por primera vez en mucho tiempo me levanté sin pensar en la hora, en que a las 11 de la mañana ya debía hacer esto o aquello. Mi única preocupación era desayunar en el hotel y luego ver dónde almorzar. Creo que si me hubiese despertado con el mismo afán de siempre, mi día habría sido exactamente igual, pero estresado. De hecho creo que me rindió más trabajando porque lo hice tranquilo. Desde ahí me cambió el estado mental, dejé de estresarme tanto y empecé a bajarle a la obsesión por el tiempo. Incluso dejé de usar reloj en mi muñeca. De eso hace como 3 años.
Pero con la cuarentena ahora todos vivimos sin horarios. Como ya no tenemos esa pausa laboral automática que representaba salir de la oficina, a muchos se les pasa el tiempo sin darse cuenta que ya es hora «de irse a la casa». ERROR FATAL. Hay que descansar.
Debemos quitarnos de la cabeza eso de trabajar los sábados y los domingos. Si algo me enseñó la vida de independiente es que siempre hay pendientes. No recuerdo un solo viernes en que yo me diga que hice todo lo que tenía que hacer. El día que noté eso empecé a descansar de verdad y ahora mis tiempos de trabajo son más productivos.
Hace poco tuve una discusión en un grupo de trabajo en Whatsapp, de un proyecto colaborativo. Las reuniones siempre las ponían a las 8 o 9 de la noche, o los sábados. La última a la que asistí fue un sábado a las 6 de la tarde, y se me cruzaba con unas onces familiares por videollamada, familia que llevaba sin ver 2 meses; por supuesto tenía un ojo con mi familia y el otro en la reunión. Cuando discutí por la hora me miraron de arriba a abajo (o sea, si los hubiera tenido al frente), indignados porque fui tan osado que dije que deberíamos hacer la reunión a una hora decente. Básicamente soy un pecador y me iré a la hoguera del emprendimiento. Creo que les habría dolido menos si les echo la madre.
Cuando eres independiente siempre habrá pendientes.
No me malinterpreten, soy feliz trabajando, solo que ahora respeto mucho mis tiempos de descanso. Suelo recibir mensajes de trabajo a media noche, y al otro día me escribe otra persona a las 6 de la mañana. ¡Para pedir favores! Pero ahora los ignoro. Recuerdo un sábado en que me escribió un desconocido tipo 9 p. m., yo estaba viendo una película, y esta persona me decía que me habían recomendado porque necesitaban hacer un website con e-commerce para su empresa. Si le respondía a esa hora le habría dicho «perdona, no trabajo los sábados (y menos a estas horas), hablamos el lunes», entonces, para no ser muy grosero, esperé al lunes a primera hora.
Me respondió muy amablemente que ya habían escogido a otro proveedor para eso. ¿Ese es el mundo en el que vivimos? ¿En el que para tener clientes hay que olvidarse de que tenemos vida propia? ¿En el que hay que parar la película, pedirle excusas a quien está viendo la película contigo y atender un prospecto, hacer la propuesta un domingo y ver si de pronto te escogen a ti? Es decir, me alegra mucho que haya conseguido un proveedor a esas horas, pero no es el tipo de cliente que quiero tener.
No sé a ustedes pero a mí me gusta descansar; duermo 7 horas sagradamente. Aunque imagino que en los diez mandamientos del emprendimiento están «Honrarás a clientes y colegas» y «Acuérdate del día del domingo para trabajarlo» y yo no tenía idea.
Pues no, ¡me opongo! Créanme, lo urgente no es más que algo mal planeado. Si algo es para hoy, me lo hubieses podido pedir ayer. Y si era para ayer, pídemelo antier. Claro, hay excepciones, pero es que ahora se volvió la norma; no hay tiempos de descanso. Hay gente tan intensa que te hace sentir mal por tomarte una hora de almuerzo. Y en eso caen compañeros de trabajo, jefes y clientes. O caemos, para no excluirme. El que esté libre de culpa que tire la primera cotización.
Descansar se volvió pecado.
El hecho de que hayamos caído en este círculo vicioso de trabajo sin descanso es culpa de todos nosotros. Todos estamos en nuestro derecho de decirle a alguien que los viernes a las 6 p. m. no recibimos más solicitudes, que con mucho gusto el lunes a primera hora. Ya hasta se está impulsando un proyecto de ley para asegurar estos derechos.
Igual aclaro: Si somos de los que disfrutamos mucho trabajar a altas horas de la noche (soy de esos) o que no le vemos problema en trabajar un domingo, buenísimo, ¡hagámoslo! Pero eso no quiere decir que el resto de la humanidad lo haga. Por favor, respetemos el tiempo de los demás, no seamos maleducados y esperemos para escribir al otro día o al lunes. Y a horas decentes, por Dios bendito. No más reuniones de trabajo después de las 6 p. m., ni los fines de semana. Y eso aplica para chats como Whatsapp y para correos electrónicos. Personalmente me parece una falta de respeto que alguien me escriba un sábado a las 8 de la noche a hablarme de trabajo. Y eso que no tengo hijos o esposa. ¿Les conté que el día de mi cumpleaños me llamaron a las 11 p. m., me felicitaron y a los tres minutos me pidieron una propuesta «urgente»?
Ahora, pensar que el resto de la humanidad va a escribir solo en horas laborales es una falacia, empezando porque cada vez es menos claro cuáles son las horas laborales. Entonces mi consejo es el siguiente: así como es normal tener un correo electrónico para el trabajo y otro personal, hagamos lo mismo con Whatsapp y el celular. Traten de levantarse un smartphone barato y pónganle una SIM con otro número. Así al del trabajo le pueden apagar las alertas cuando estén descansando. El mundo no se va a acabar si no responden algo entre las 8 p. m. y las 7 a. m., o si descansan un domingo.
Yo necesito tiempo para descansar y lo respeto, lo uso para recargar energías y así volver el lunes con muchas ganas y a dar lo mejor de mí.
Esta semana tengo varias cosas para contarles. Pensando en cómo apoyar personas y empresas que andan pensando en cómo definir sus estrategias digitales, se me ocurrió armar uno o dos grupos de máximo 6 emprendimientos para asesorarlos al tiempo. Así se reducen costos y tiempo. Si alguno de ustedes está interesado, la información la pueden encontrar en mi página personal: https://omargamboa.com/emprendimiento-en-parche/
Por otro lado, les quiero recomendar un emprendimiento colombiano que soluciona el estrés de profesores y sus clases online, ahora que tanto lo necesitamos, se llama 911 Clic. Justo hablando de que hay que bajarle al estrés. En resumen, es un portal web que a través de chats y llamadas ayuda a hacer más feliz el trabajo de los docentes. Péguenle una mirada a 911clic.com, súper recomendado.
Como algunos saben, todos los martes en la noche estoy haciendo un Instagram Live invitando expertos en emprendimiento, digital y creatividad. Anoche estuvimos con Diego Cáceres, teclista de The Mills, un músico bárbaro. Tristemente no quedó grabado porque Instagram presentó problemas, pero pueden encontrar todos los demás en mi canal de YouTube. Acá les dejo el enlace para que se suscriban.
Eso es todo por esta semana. Como siempre, muchas gracias a todos por leer y comentar. Nos leemos la semana que viene. ¡Chau!
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Algunas entradas anteriores: «Colombia podría ser potencia mundial en 30 años» «Le pasó a un amigo: Andrés, no me des besos» «Le pasó a un amigo: La prima«.
Desde hace ya unos 5 años, prendo el teléfono, de lunes a viernes de 6 a 6.
Por qué tuve que hacerlo? Estaba saturado, enfermo ya de de exceso de trabajo. Había clientes que me llamaban martes a las 3 am, Domingo 7 am, domingo 11 pm.. Me aburrí de eso y me impuse un horario. Ahora trabajo con los que son, y el que venga, se sujeta a mi horario si requiere y desea mi servicio. Saludos
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Bien hecho. ¡Muchas gracias por opinar!
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