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El corredor ecuatoriano hizo historia ayer en Verona al consagrarse como el nuevo campeón del Giro d’Italia 2019, recorriendo un camino difícil y lleno de retos los cuales superó.

 

Foto: AFP (2019) – Richard Carapaz campeón del Giro 2019  

Foto: AFP (2019) – Richard Carapaz campeón del Giro 2019

 

Tres semanas atrás en Bolonia iniciaba un sueño para 176 valientes que irían en búsqueda de la “Maglia Rosa”. Todos jugaban con su baraja de favoritos, los apellidos Nibali, Roglic, López, Dumoulin o Yates eran los más sobresalientes y los de mayor opción de quedar tatuados en el trofeo. Richard Carapaz llegaba con un perfil especial, en principio, el de gregario de lujo de Mikel Landa, un hombre que podía aspirar a quedar en el top-10, pero hasta ahí, porque al estar en un equipo español con un líder de esa nacionalidad nos hizo pensar a muchos que por más protagonista que él quisiera ser, su escuadra tendría el gran deseo de ver vestido de rosa a Landa, pero como el dicho dice, “Si crees en ti, ni el cielo será tu límite” y eso hizo Carapaz, confió en él mismo y rompió todas las barreras que se le podrían presentar en la carretera.

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Ese sábado 11 de mayo, inició la competencia sin presión alguna y finalizó con una decorosa actuación en la contrarreloj, invirtiendo 20 segundos menos que el líder de su equipo. Claro, los comentarios no se hicieron esperar y muchos empezaban a ver la posibilidad de que él liderara al Movistar, sin embargo, siempre mantuvo el discurso de que Landa era el líder, que él lo respaldaría en todo momento y que tenía claro que el alavés no lo decepcionaría. Todo eso parecía tornarse real cuando dos días después una avería mecánica le hizo ceder 46 segundos, pero en el Giro todo puede pasar y Richard no sabía que 24 horas después esa amargura se transformaría en alegría, pues su triunfo en la cuarta etapa le devolvía todo ese tiempo perdido y lo metía en la pelea.

Pasaron los días y se siguió mostrando fuerte, sorprendió a todos con su actuación en la crono de 34 kilómetros, donde sin ser especialista cedió apenas 2 minutos a Roglic y volvía a superar a Landa. Silenciosamente fue escalando posiciones en la general, le dio el espacio a Landa para que en la segunda semana empezara a descontar el tiempo cedido, mientras que él se refugiaba con los demás favoritos y aprovechaba sus ataques para responderlos y sacarles un poco más de tiempo. Aprovechando que muy pocos lo tenían como el gran rival, realizó una magnifica exhibición en la fracción camino a Courmayeur y anexaba su segundo triunfo de etapa en esta edición, les arrebataba dos minutos a los demás favoritos como Roglic y Nibali, que, sin saberlo, enterraban sus opciones de ganar al dejar marchar al mejor escalador del Giro. Ese día lograba colocarse como líder de la general y tenía la misión de mostrar la debilidad de Primoz Roglic en la montaña para afrontar la última contrarreloj con un margen importante.

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Su lectura de carrera, serenidad e inteligencia, los mezcló perfectamente con su condición física y día tras día se fue acercando a ese sueño. Sobrevivió a los retos más temibles de la corsa rosa, las ascensiones más duras, los ataques de sus rivales o la presión de ser el líder, sacó la casta de su experiencia y se aferró a la confianza de su equipo y de él mismo para sobreponerse a todo eso y salir adelante. Más allá de estar en la parte alta de la tabla mantuvo esa humildad y ese pensamiento de trabajar en pro del equipo, en la penúltima fracción se entregó totalmente para ayudarle a Landa a lograr el podio, tiró del grupo, gastó todas sus fuerzas y sudó hasta la última gota de sudor para que su compañero lo consiguiera, esa era la muestra de que el Giro d´Italia tenía un gran líder, un digno portador de la “Maglia Rosa”. Ayer convirtió a la Arena de Verona en su nuevo palacio y frente a la masiva presencia de la fanaticada italiana y ecuatoriana se consagró como el nuevo rey del Giro, el público presente fue testigo del nacimiento de una nueva estrella.

Este éxito de Richard se dio gracias a su humildad, por pedalear siempre en pro de su conjunto, por su inteligencia, serenidad, sacrificio y confianza en él mismo. En carrera se premió al más fuerte, al mejor y al único que no tuvo un mal día. Es un triunfo más que merecido para este ciclista ecuatoriano quien es la muestra de que los sueños se pueden hacer realidad, que hay que trabajar con pundonor y recorrer un camino lleno de retos para lograrlos. A Carapaz muchas felicitaciones y que disfrute de esta victoria, pues sabe que se convirtió en el pionero de las glorias del ciclismo ecuatoriano, ojalá que este sea el primero de muchos éxitos que va a tener en su carrera deportiva.

Alejandro Matiz

@amatiz12

 

 

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