Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Carlos Pinzón, aquel “filántropo” creador de la Teletón y el clásico  “el club de la televisión” reclamó su autoría en ser el primer hombre de radio del país en programar rock.  Lo hizo en la edición del domingo 18 de febrero/07 de El Tiempo donde contó: "Presenté el rock and roll en Monitor -un programa de los domingos- porque llegó la película Al compás del reloj. (Rock Around the Clock, con Bill Haley y sus Cometas). En el estreno hicimos un show. Luego, tomamos sonido de la cinta y con el conjunto del Hotel Europa lanzamos el ritmo en la plaza de toros".

No conozco a fondo la historia de quien inició la movida rock en radio en el país. Habrá que creerle a Don Carlos, aunque un lector comentó la noticia en la edición electrónica de El Tiempo diciendo: “En Cali fue casi destruido el Teatro Aristi por los asistentes histéricos que en 1954 vieron el estreno de la película Rock Around the Clock. Entonces no fue el señor Pinzón quien hizo conocer el rock en Colombia. En Cali ya lo bailaban cuando lo descubrieron los bogotanos.”

Y así aparecerán cientos de historias, pues a la gente de radio (me incluyo allí), le encanta decir: “yo fui el que lancé esa canción”; “Yo fui el primero que puso una canción de Juanes”; “yo pegué ese grupo”;  “yo llené ese concierto”;  “yo fui el primero que puso reggaeton en el país”; etc. Aunque algunas veces tienen razón, lo cierto es que muchas veces son cuentos ya bien sea por impresionar o por que sencillamente alguien estaba tomando la iniciativa en otra ciudad.

Pero ponga a la gente de radio a reconocer sus embarradas o descaches. Nadie anda diciendo: “se la metí toda a ese grupo y resultó un fiasco.” O “la disquera me ofreció una canción que no puse y después fue un verdadero éxito.”

Bueno, y también están los label managers y promotores de las compañías de discos que hablan de sus logros pero nunca de “lo que no se pegó”.

Se me ocurrió contar esto pues los colombianos sufrimos un serio problema con “el que dirán”.  Y con ese complejo, sumado al miedo de equivocarse y quizás de perder el trabajo,  es difícil que la gente de radio se arriesgue con ideas nuevas.

Ensayar formatos, probar nuevos talentos, descubrir nuevas músicos, debería ser parte de la Cultura Organizacional de las cadenas radiales. Pero no.  Todos están agazapados en sus posiciones sin arriesgar mucho, sin buscar un discurso nuevo, sin innovar en absolutamente nada. Una guitarra de mas, una canción de mas de 5 minutos, un concepto inteligente son serias amenazas al formato.

Subestimación de la Audiencia.

“En la radio todo está inventado”, “Hay que ir a la fija… papá”, O “ese man la tiene clara” son algunas de las frases que sustentan la repetición de ideas y las estrategias de programación. Se subestima a una audiencia que está cambiando velozmente, no solo en gustos musicales básicos, sino en la manera de usar y consumir los medios.

Es necesario sin embargo reconocer dos hechos. Uno que hay muchos oyentes despistados y dos que los hábitos y la repetición de canciones y temas hablados refuerzan la familiaridad para mantener audiencias. Pero se ha llegado a un punto donde lo que se dice al aire parece ser un mensaje implícito de subestimación de la audiencia pues para muchos siempre es mejor tomar el atajo de lo fácil, lo burdo, lo obvio.

Lo triste del asunto es que mientras el mundo cambia y aparecen nuevas músicas, nuevas ideas y nuevos recursos tecnológicos, la gente de radio le sigue apostando a aquella manida frase de “ir a la fija”. Este pensamiento oportunista es un capador creativo que está alejando a los oyentes más exigentes y “metiendo en una misma bolsa” a toda la audiencia: la existente y  la potencial.

Aquello de “ir a la fija” no se refiere únicamente a poner la misma música sino a la manera en que se abordan y se ejecutan los programas hablados, las promociones y en general todos los contenidos.

Por “ir a la fija” muchos oyentes han preferido marcharse del todo  -o poco a poco- y saltar a los medios que le brindan una experiencia sonora más enriquecedora que la radio.

Esto me da pie para explicar la última razón, para pensar que la radio está en peligro. La presentaré pronto en este blog. Para no perdérsela, suscríbase aquí.

Compartir post