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Acojo la frase expresada por el  compañero nubeazul en un comentario del anterior post: «Los muertos que vos matáis gozan de cabal salud».

En efecto, hace una semana los blogs y en general los foros relacionados con nuestro equipo se asemejaban más a un muro de las lamentaciones fusionado con un paredón de fusilamiento, luego de la derrota sufrida en Pasto y que nos dejaba en el fondo de la tabla de nuestro cuadrangular sin puntos en las alforjas.

En contraposición, tres días más tarde, luego de la victoria del equipo alterno ante Tolima, todo fue júbilo y gozo. Hernán Torres era el nuevo Mourinho (o Guardiola, para no herir susceptibilidades) y la nómina utilizada esa noche era un dream team capaz de arrasar con cualquier rival que se le pusiera al frente. Los hinchas del resultado guardaron silencio absoluto.

Tan solo 24 horas después, tras quedar apeados de la final de la Copa Suramericana, nuevamente Hernán Torres pasó de bestial a bestia y la plantilla de futbolistas, esa misma que nos tuvo en la punta de todo el segundo torneo del año, cambió de fenomenal a estar conformada por los peores jugadores de la historia.

Los anteriores párrafos, afortunadamente, no corresponden a la gran mayoría de la fanaticada azul. Es triste admitirlo, pero dentro de la gran masa de hinchas azules, hay algunos que se mueven y orientan su criterio de acuerdo con los resultados obtenidos, sin un mínimo de análisis de los contextos en los que se desarrollan los partidos.

Ayer en la tarde, la actitud de los jugadores y el dispositivo táctico impuesto por Hernán Torres  lograron una nueva victoria en el Campín (convirtiéndolo de paso en el mejor local del campeonato), mantuvieron intactas las posibilidades de acceder a la final pues dependemos de nuestros propios resultados, y revalidaron que lo hecho a lo largo del semestre no ha sido fruto de la casualidad, sino de un trabajo serio y con el total compromiso de los integrantes del equipo con la ilusión de lograr la estrella 14.

El siguiente es mi concepto de la actuación de cada uno de los integrantes del equipo que actuó ayer tarde en el Nemesio:

Luis Delgado: Aunque el rival no llegó con mayor peligro, supo conjurar con acierto las aproximaciones a su arco.

Lewis Ochoa: No está en el pico más alto de su rendimiento, pero mantiene regularidad y equilibrio en las labores de marca y apoyo al ataque.

Pedro Franco: Al lado de Román, ha logrado la mejor expresión de su fútbol. Seguro en el juego aéreo y en los mano a mano con los rivales.

Román Torres: Indiscutiblemente se ha convertido en el mariscal de la zona defensiva del equipo. No es vistoso, pero sí es muy práctico.

Jarold Martínez: Cumplió en marca. Luce muy aparatoso cuando intenta dar salida al equipo por su costado.

Yhonny Ramírez: Anda en buen nivel el paisa. Aunque no es del gusto de algunos hinchas, es indiscutible el equilibrio que aporta en el medio. Casi anota gol apenas iniciando el encuentro.

Rafael Robayo: De lejos, su mejor actuación desde que regresó de la MLS. A pesar del penal desperdiciado, se acercó mucho al nivel estelar que le conocimos hace un año.

Mayer Candelo: El DT manifestó que ante Tigre no lo sacó porque sabía que una genialidad suya podría definir el partido. La genialidad ante los argentinos no llegó, pero ayer un segundo de lucidez le bastó para anotar medio gol al Pasto.

Harrison Otálvaro: Aporta dinámica, claridad, asociación, y opciones de gol. Uno de los mejores de Millos en toda la campaña.

Jorge Perlaza: Aunque no es el goleador que esperábamos, en los últimos partidos ha sido de gran aporte en la labor ofensiva del equipo. Se preocupa más por el juego de conjunto que por su lucimiento personal.

Wilberto Cosme: Si anotara la mitad de oportunidades que él mismo genera, estaríamos ante un verdadero fenómeno del fútbol, y probablemente ni estaría jugando en Colombia. Lo hace casi todo bien: tiene movilidad, hace bien las diagonales, es fuerte, se busca los espacios, pero no siempre define bien. Sin embargo, su gol nos tiene con la ilusión y la fe intactas de cara a lo que viene del torneo.

Hernán Torres: Independiente de cómo se presente el desenlace de la Liga, de mi parte, el DT Torres ya se ha ganado una ovación de pie. Aparte de sus condiciones de estratega ha resultado un excelente motivador. Dos veces ha tenido que trabajar para levantar la moral del grupo: luego del partido en Madrid y después de la eliminación de la Suramericana. Además, a lo largo del torneo, supo cómo explotar y sacar lo mejor de cada uno de los mismos futbolistas que venían de fracasar estruendosamente el semestre pasado.

¿Qué nos queda? Dos verdaderas finales. Si ganamos esos dos partidos estaremos en la final, pero lo importante ahora es sumar en Ibagué, así sea un punto, para no entrar a depender de otros resultados. Si Millos pierde en su visita al Tolima, y Junior vence a Pasto en Barranquilla, nuestro último partido en el cuadrangular servirá unicamente para cumplir con el calendario del campeonato.

Por el contrario si, como todos esperamos, Millos logra sumar en Ibagué, el sábado o domingo, el Nemesio volverá a estar atiborrado de hinchas (los buenos y los de resultado) animando al equipo, dándole ese plus de aliento que nos ha servido para volver a hacer de nuestra cancha el fortín que nunca debió dejar de ser.

La fe sigue intacta, el agradecimiento sigue siendo sincero, y las posibilidades siguen siendo absolutamente reales.

Cordial y albiazul saludo

PD: Se que para algunos son detalles sin importancia, pero es curioso que dos partidos de local de Junior se programaron a la hora en la que más se siente al calor de Barranquilla, y el último se programe después del partido de Millos conociendo ya el resultado de sus rivales

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