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Hace algún tiempo (meses, años) titulé uno de los post del blog con las mismas palabras que uso en el encabezado de hoy, solo que en aquella oportunidad no lo hice en forma de pregunta sino a manera de afirmación.

Por el clima enrarecido que vive la hinchada actualmente, y porque la situación de esa época a la de hoy es bien diferente no estoy tan seguro qué acogida y que respuestas se obtendrían al preguntar a cada uno de los seguidores azules si la salida o la solución a esta crisis de resultados -porque es innegable que sí hay crisis- sea una poda masiva en el equipo, iniciando tal vez por la cabeza misma de Hernán Torres.

Hay una realidad que no se puede ocultar por más que la postura de quien administra este espacio siempre ha sido la de ver el vaso medio lleno, y es que el Millonarios versión 2013 está muy por debajo del nivel de aquel equipo arrollador de inicios de la Liga anterior. Este semestre han sido mucho más notorios, por lo constantes, los picos bajos en el rendimiento del equipo.

La eliminación de Copa a pesar de ser predecible por la calidad de los rivales que nos tocaron en suerte, resultó mucho más lánguida y vergonzosa, de lo que podría uno esperar de un equipo que viene de coronarse campeón del torneo colombiano. Era factible no clasificarse, pero quedar de último en el grupo?, por debajo incluso de un equipo boliviano, era mucho menos de lo que la hinchada esperaba. Además, no fuimos el peor equipo de la Copa, gracias a la participación de Cerro Porteño que tan solo sumó un punto en la fase de grupos del torneo continental.

En Liga la situación no parecía tan apremiante. Desde el inicio del torneo siempre estuvimos en los lugares de vanguardia. Se alcanzó un rendimiento del 100% en los juegos como locales y se pellizcaron algunos puntos importantes en las visitas a otros feudos, aunque el equipo nunca pudo mostrar absoluta suficiencia sobre sus rivales.

No obstante, el ahorro en puntos que ostentamos durante 8 o 9 partidos se fue acabando. Las tres derrotas en línea ante Santafé, Nal e Itagüí, aunadas al repunte de equipos como Junior y Cali que parecían enterrados hace tan solo unas fechas, han llevado a Millos a la más profunda de las crisis de resultados desde que Hernán Torres asumió el mando del equipo. Creo que desde que el tolimense llegó a Millos, nunca habíamos abandonado los puestos de privilegio del torneo.

Se habla de divisiones internas, de celos por las diferencias salariales, de indisciplina de jugadores referentes, y hasta  de que los jugadores ya no se soportan el recio carácter del DT.

Con toda seguridad nosotros, como simples hinchas no podremos tener nunca certeza de lo que en realidad se mueve en la interna del equipo. Lo único de lo que podemos dar fe, por que lo vemos partido a partido, es que el equipo no juega bien.

Se podrían rescatar algunos aportes individuales de jugadores como Robinson Zapata que ha evitado situaciones más vergonzosas.  Pedro Franco y Román Torres, que sin ser todavía los mismos del año pasado, conservan esa fortaleza, temperamento y empuje en la zona defensiva. A pesar de algunas imprecisiones en su juego rescato también el aporte de Otálvaro y Candelo que aunque no siempre con la efectividad esperada intentan darle claridad y generación de fútbol a un equipo que perdió la potencia en ataque, así como aquella dinámica de los delanteros que constantemente propiciaban los espacios y marcaban las diagonales y movimientos requeridos para que los volantes de creación los encontraran y pusieran de cara al arco contrario.

La sensación que hay en entre los hinchas, por lo menos con los que suelo tocar el tema Millonarios, es que los jugadores -tal vez no todos, pero si una buena parte de ellos- no le quieren caminar al DT; que adrede están viniendo a menos en su rendimiento y que todo esto degenerará, como siempre sucede, en una nueva vergüenza para el equipo por culpa de las rencillas, vanidades y caprichos de algunos futbolistas en su afán de propiciar la salida del timonel de turno.

En otras épocas, bajo otras administraciones, con situaciones institucionales apremiantes no dudaría yo en aceptar esa hipótesis. Pero en las actuales circunstancias, me cuesta creer que sea verdad lo que se comenta en los corrillos de hinchas. Son jugadores profesionales, con recorrido, bien pagados, a los que se les cumple sagradamente con sus salarios, que cuentan con todas las comodidades para ejercer su profesión. Bajo mi lógica no tendría sentido ni justificación.

Pero de ser cierta esta situación, espero de corazón que las directivas no dejen avanzar este fenómeno en el equipo y que le den el debido respaldo al cuerpo técnico para que, de ser necesario, efectúe una purga al interior de la plantilla. Que se queden los que quieran jugar, los que quieran corresponder al respaldo de una hinchada que, como todos los años, se destaca por encima de las hinchadas rivales, y que se vayan aquellos que ponen sus caprichos y odios individuales por encima del bien de un equipo y de una hinchada que lo único que ha hecho es acogerlos y respaldarlos a muerte.

Yo por mi parte, quiero aferrarme a la idea de que el bajón del equipo no tiene causas extra futbolísticas sino que corresponde a un normal descenso en la curva de rendimiento de unos deportistas que aún no han logrado la puesta a punto adecuada tras el esfuerzo brindado en pos de la alegría inmensa que nos dieron aquel 16 de diciembre de 2012. Además no hay que dejar de lado que esta crisis de resultados podría deberse también a la mala suerte que ha sufrido el equipo en materia de lesiones y sanciones.

Los hinchas no olvidamos y no olvidaremos el aporte de cada uno de cada uno de los futbolistas que participaron en la obtención de la estrella 14; todos han entrado en la historia y el corazón de la hinchada, pero el fútbol no para, es dinámico, los compromisos son cada día más grandes, y la exigencia de la hinchada crece proporcionalmente al apoyo incondicional que les brindamos.

No faltan obviamente los hinchas desmemoriados, los desagradecidos, los resultadistas, los que se hacen hinchas por moda. Los que se abonaron o se suscribieron a DIRECTV bajo la embriaguez que produjo la alegría del título  y hoy se sienten estafados y con el derecho de ir al estadio, foros virtuales o redes sociales a putear a los que ayer fueron sus héroes.

A pesar de haber salido del grupo de los 8, el equipo aún está muy vivo en la Liga. A un punto del séptimo puesto pero ya a tres del sexto y a cuatro de la punta. Todavía dependemos de nuestros propios resultados, pero para lograrlos habrá que mejorar muchísimo lo que hasta ahora se ha mostrado, pues de los equipos que tenemos por encima no veo cuál podría estar aflojando para ceder su lugar.

Panorama complicado deportivamente, pero para superarlo lo primero es zanjar las deficiencias anímicas que muestra el grupo de jugadores, tomar decisiones correctivas en cuanto a la conformación de las nóminas para cada partido, mandar al banco a quienes no estén rindiendo lo que deben rendir, y, si se quiere, rodear a aquellos futbolistas que sí  muestran vergüenza deportiva con futbolistas juveniles que muy seguramente querrán dejar el pellejo en la cancha por la camiseta que representan.

A pesar de todo orgullosamente azul

Cordial y albiazul saludo

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