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Así lo exteriorizó el héroe del sábado. Uribe, el bueno, aún eufórico por la magistral noche que acababa de tener lo manifestó así ante los micrófonos de algunos periodistas: el del sábado fue el inicio de un nuevo torneo para Millonarios.

Un nuevo torneo de seis fechas (siete contando la del sábado en la noche), un nuevo torneo en el que Millonarios tendrá que hacer una campaña casi perfecta para lograr sumar los 27 puntos que, en teoría, aseguran el paso de los equipos del FPC a la fase de cuadrangulares semifinales.

Con la contundente victoria ante Fortaleza, Millos logró salir de una racha tan negativa como inimaginable luego de la operación de recuperación administrativa y deportiva del Club que dirigió el “Mago” Arango.

Fueron dos meses sin obtener una victoria, dos meses en los que el equipo quedó apeado de la Copa Postobón y de la Copa Suramericana, además de quedar muy comprometido en las intenciones de clasificarse entre los ocho mejores equipos de la Liga.

Varias cosas buenas mostró el Millonarios del sábado: la titularidad de los juveniles Díaz y Villareal, con el consecuente bancazo a un inamovible como Lewis Ochoa, que poco o nada hacía para merecer tal regularidad.

La apuesta ofensiva de Lunari que se la jugó con tres defensores centrales y, sobre el papel, con Vargas como único jugador de contención en el mediocampo, conocedor de la actitud especulativa que, seguramente, mostraría el equipo dirigido por Alexis García.

El regreso al gol de Uribe, a quien siempre se le ve corriendo, desmarcándose, buscándose los espacios, pero que poca suerte había tenido al momento de embocar el balón en el arco contrario. Ojalá no haya quemado todos sus cartuchos en una sola noche.

Aunque el rival no era el más poderoso, y lo más lógico era haber obtenido la victoria que se logró, por la época agitada que vive el equipo, el triunfo es un bálsamo reconfortante que, ojalá, permita a los jugadores recuperar la confianza, levantar la autoestima, y los lleve a arrojar los restos de su dignidad y orgullo profesional en pos de luchar por una clasificación, que a la luz de los números aún no parece verse tan descabelladamente lejana.

Tras disputarse la fecha número 12, el octavo lugar se encuentra distanciado a cuatro puntos los cuales pueden ser muchos, o no tantos si se tiene en cuenta las dificultades administrativas y deportivas que ha sufrido la institución a lo largo de este semestre.

La clasificación aun depende de los resultados propios, de los que logre Millos sacar en la cancha sin depender del todo, por ahora, de la calculadora y la camándula.

Patriotas, Cali y Tolima como visitantes; Uniautónoma, Petrolera y el DIM de Hernán Torres (que se acuerde de los favores recibidos) como locales; se constituyen en los escollos que se tendrán que sortear en este “nuevo torneo” que, según las palabras del goleador del equipo, empezó a jugarse desde el sábado anterior. Tarea difícil, es cierto, pero esto es fútbol.

Lunari dijo en una entrevista de televisión ayer en la noche: “peor que quedar eliminados, es quedar eliminados sin luchar”, como dejando entrever que Millos va a vender cara su eliminación.

Como hincha pido eso, que corran a muerte cada balón, que saquen a flote el coraje y la actitud que en tiempos no muy lejanos sirvieron para paliar las limitaciones futbolísticas.

De pronto ya sea tarde para revertir y corregir tantos errores cometidos en el último año en Millonarios, a todo nivel, pero quiero ver a un Millonarios luchador, un Millonarios con enjundia, corajudo, con amor propio y con respeto por esta gloriosa camiseta. En síntesis, quiero ver un Millonarios parecido a lo que fue Ricardo Lunari como jugador.

Cordial y albiazul saludo

@azulhstalatumba

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