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El domingo luego del triunfo en el clásico, conversaba con alguien respecto a Millos. Decía yo que mientras el estilo de juego se consolide y mecanice, este Millos de Lillo iba a sufrir con equipos chicos de esos que salen al terreno de juego con la consigna de no perder y de pronto propiciar y aprovechar un error nuestro dados los espacios que deja el equipo en su propuesta de jugar en bloque presionando al rival desde su propio terreno.

Así se sufrió con Equidad, con Once y anoche con Huila.  Sin embargo, ante equipos no chicos, que salen a jugar de frente,  sin miedo, de tú a tú podríamos obtener buenos réditos, como ya sucedió con el verde antioqueño y con el Querido Vecino.

Así las cosas, diametralmente opuesto al equipo que con solvencia hace tres días derrotó en el Campín al “todopoderoso” vecino de patio se vio Millos en el primer tiempo del juego de anoche.

El DT Lillo dejó por fuera de la nómina de convocados a buena parte de las fichas importantes del equipo, creo yo, no tanto para evitarles el desgaste físico como por prevenir que se vieran impedidos de jugar el próximo domingo ante Santafé por culpa de alguna tarjeta amarilla que pudieran haber recibido en el juego de anoche.

Y confió en lo que puso sobre el terreno de juego. Como hincha, yo también creía que la nómina dispuesta  era lo suficientemente capaz de vencer al Huila. Lo imponderable, lo que nadie podía prever era que varios futbolistas se hayan encontrado en un nivel muy por debajo del rendimiento esperado.

Errores individuales, sumados a los aciertos de los jugadores rivales daban al final del primer tiempo una victoria a la visita que con mucha efectividad superaba la mayor tenencia y posesión del balón exhibida por parte del azul.

Quizá el pecado de Lillo fue no haber tocado al equipo en el intermedio del juego. Solo hasta el minuto 10 del complemento ordenó el ingreso de Dayro y M’Bami (de MUY buen debut) que le cambiaron la cara al equipo, lo suficiente para lograr el empate y para ilusionar a los hinchas con la posibilidad de una victoria que a la postre no llego. Al final fue un empate que, como pintaban las cosas en el primer tiempo, no es un resultado del todo malo.

En diferentes medios de comunicación, así como en las redes sociales, fueron muchos los hinchas y periodistas deportivos que se fueron lanza en ristre contra el estratega azul, en razón de las modificaciones hechas a la nómina ganadora y por, otra vez, haber cedido puntos ante un rival de los que no están llamados a pelear el campeonato.

En cuestión de tres días Lillo pasó de ser un DT bestial por haberle ganado a Santafé, a una bestia por haber rotado los jugadores del equipo y no derrotar al Huila. ¡La calentura del resultado!

Yo fui uno de los más descorazonados con la salida del anterior cuerpo técnico, y también fui uno de los más incrédulos con el nombramiento de Lillo como nuevo entrenador. Yo también caí en la tentación de llamarlo “Malillo” y de predisponerme a su llegada por el historial de descensos de equipos que el español dirigió.

No obstante, los buenos partidos jugados y la idea que se ha visto pretende implantar en el equipo le dan al ibérico una carta de credibilidad abierta al trabajo que está desarrollando en Millonarios.

Como todo proceso en consolidación el rendimiento del equipo tendrá sus altas y sus bajas. Muy seguramente vamos a clasificar a los play-offs quizá de manera no muy holgada pero, con toda certeza, en esa fase semifinal los jugadores mostrarán la casta que ya han exhibido ante los grandes compromisos y pondrán a Millonarios como firme aspirante al título de mitad de año.

Cordial y albiazul saludo

@azulhstalatumba

 

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