Algunos casos que hemos visto en los últimos días son simplemente infames.

Hemos sido tan incoherentes al festejar triunfos que hoy tenemos prohibido celebrar con espuma pero sí podemos tomar alcohol. Ojalá Colombia le gane a Chile este miércoles, es más, que gane la Copa América, pero que aprovechemos también para aprender a comportarnos, así sea un poco.

Toca quitarse ya el disfraz. Las celebraciones se han convertido muchas veces en torturas. Por ejemplo, miles de gamines, confesos hinchas de Millonarios, se fueron dizque a celebrar el cumpleaños 70 del equipo y casi matan a un auxiliar de policía, dañaron buses de Transmilenio, atracaron, fumaron, aspiraron y bebieron a sus anchas por Bogotá.

“Que te roben es algo que te da rabia. Que seas atracado y amenazado con cuchillos te produce impotencia, hasta temor. Pero que lo hagan cuando celebras el cumpleaños de tu equipo favorito, mientras intentas hacer una nota mostrando el lado bueno del fanatismo al fútbol, y que un grupo de hampones que llevan tu misma camiseta te rodeen, amenacen, intimiden y esculquen ante la mirada indiferente de cientos de hinchas y policías, es francamente indignante”, escribió uno de los afectados en el portal Kienyke.

Y sí, eso es indignante, además de decepcionante. En Bogotá, en plena Copa América, están prohibidas las celebraciones con espuma, harina y agua, pero lo raro es que sí se permite tomar trago para honrar victorias. ¿No es eso como mínimo sorprendente?

Yo lo decía por aquí hace poco: La Selección Colombia es el bálsamo que este país necesita. Porque de malas noticias no podemos sobrevivir. No más por ir a ver Colombia vs. Perú, unos “padres” en Bogotá dejaron solos en casa a un bebé de tres meses, otro de 9 meses y un niño de 4 años.

Sin embargo, hay que decir sin duda que eso no es culpa del fútbol, sino de nuestra irracionalidad. 

Conociéndonos como nos conocemos, esta noticia fue alentadora: en Medellín se celebró un nuevo título del DIM sin muertos. “Ni antes, ni durante el desarrollo del partido, ni en la celebración de la afición roja, tuvimos que intervenir para controlar manifestaciones de violencia”, dijo el alcalde Federico Gutiérrez Zuluaga.

¡Esa sí es una celebración! Como el recibimiento a la Selección después del Mundial de Brasil. Lo demás son victorias efímeras. Disfrutar un triunfo de la Selección Colombia  y tener que ir luego al hospital o al cementerio es una derrota potenciada, es decir, la tragedia.

Saber ganar y ser capaces de asimilar la derrota. No debería costarnos tanto, ¿cierto?